Bombardeos rusos en el centro de Ucrania matan a al menos 19 personas
Los ataques se han concentrado en Dnipropetrovsk, la región natal de Zelenski, que estos días estrecha su acercamiento a la OTAN al participar en la cumbre de Países Bajos
T. Nieva
Miércoles, 25 de junio 2025, 17:18
Este miércoles, el día número 1.218 de la guerra de Ucrania, Rusia ha atacado la región de Dnipropetrovsk y ha matado al menos a ... 19 personas y herido a cerca de 300. El gobernador, Serguéi Lisak, ha declarado que en la capital, Dnipro, hay 17 fallecidos y 279 heridos, incluidos niños. Otros dos han perdido la vida en la localidad cercana de Samar. Desde el pasado junio Moscú ha empezado una ofensiva en la provincia y recientemente han conseguido ocupar parte de esta zona industrial del país invadido, la natal del presidente, Volodímir Zelenski.
Si bien Rusia empezó el pasado día 1 su primera ofensiva exitosa contra esta parte de Ucrania, situada en el centro del país y colindante con las disputadas Donetsk y Zaporiyia, previamente se iniciaron en mayo las primeras negociaciones de paz desde 2022. Kiev ha solicitado a Moscú un alto al fuego mientras duren la conversaciones, pero el Kremlin es partidario de seguir luchando.
A pesar de que Dnipropetrovsk es una región mayoritariamente rusófona, ha preferido mantenerse en el lado de Kiev y Rusia no la reconoce como parte de su territorio. El Ministerio de Defensa de Moscú señaló a principios de este mes que una unidad de tanques «llegó al límite de la República Popular de Donetsk y prosiguió la ofensiva en Dnipropetrovsk». En aquel momento el distrito militar sur de Ucrania respondió que el enemigo «no abandonará sus pretensiones a entrar en la región pero las tropas de Kiev están aguantando la presión valientemente y de forma profesional».
En los primeros momentos de la invasión en 2022, el Kremlin creyó que su vecino resistiría semanas su acometida, que empezó tanto por el este junto a los aliados del Donbás (a los que posteriormente se anexionó) y el norte. La incursión desde territorio bielorruso tenía por objetivo alcanzar la capital en pocos días y certificar el control de Rusia sobre el país, imponer un líder títere, algo que finalmente resultó imposible a corto plazo y el país euroasiático desistió. La mayor parte de Ucrania ha sufrido a lo largo de los más de 3 años de guerra bombardeos tanto con misiles como con drones, y algunas de las localidades se han visto obligadas a ser evacuadas conforme el frente avanzaba.
Apoyo occidental
Mientras Zelenski participa estos días en Países Bajos en la cumbre de la OTAN, Rusia reafirma su oposición frontal a cualquier acercamiento de Ucrania a la alianza transatlántica y está en contra de que en el futuro pudiera unirse. Una de las razones que esgrimió Vladímir Putin el 22 de febrero de 2022 cuando declaró el inicio de la 'Operación Militar Especial' (como Moscú ha llamado a la guerra desde su inicio) fue garantizar la neutralidad de su vecino (es decir que no forme parte de ninguna organización internacional castrense) y desmilitarizarlo. La prensa rusa desde 2014 ha buscado demonizar a Kiev y habitualmente lo ha tratado de régimen neonazi y corrupto, tanto de cara a su propio público como ante la audiencia occidental.
Aunque los primeros pronósticos rusos apuntaban a que Kiev resistiría solo algunos días, el apoyo occidental, especialmente de los Estados Unidos y de los países de la UE han sido vitales para que el país eslavo resistiera la invasión de su territorio e incluso consiguió conquistar temporalmente parte de Rusia en la región de Kursk. Tener parte de su país controlado por un Estado extranjero era algo que no sucedía en Rusia desde la Segunda Guerra Mundial. Según el instituto Kiel, desde la invasión, Bruselas ha dado 137.000 millones de euros a Ucrania, de los cuales 50.300 han ido a parar a las Fuerzas Armadas. Por su parte, Washington envió 114.000 millones, el Reino Unido 10.300 y Canadá casi 3.000.
El Kremlin ve con malos ojos tanto el apoyo a Kiev como la expansión de la OTAN hacia el Este, que observa como una amenaza. De Europa Oriental ya entraron a la Alianza países como Polonia, Hungría, Albania, Rumanía, etc. Sin embargo, lo que más disgustó en el seno del poder ruso fue la adhesión de Estonia, Letonia y Lituania por su pasado como repúblicas exsoviéticas. No han sido los únicos que tras estar durante décadas (en algunos casos siglos) bajo control de Moscú quieren formar parte de Occidente, como ocurre también con Georgia, Moldavia y la misma Ucrania.
La dialéctica bélica rusa sin embargo provocó una reacción contraria y dos países que nunca buscaron activamente entrar en el Tratado lo acabaron haciendo, como es el caso de Suecia y Finlandia. Esta última siempre tuvo una política de neutralidad militar desde la época de la Guerra Fría. Ahora el siguiente país ex-URSS que busca cambiar de afiliación y formar parte de Occidente es Armenia, que ya congeló su pertenencia al Tratado de Seguridad Colectiva y empezó su camino para ser candidato a la Unión Europea.
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