Trump ejerce de comandante en jefe
En su 79 cumpleaños, el presidente organiza un desfile militar con motivo del aniversario del ejército en medio de las protestas por su política migratoria
No son habituales los grandes desfiles militares en Estados Unidos. Esos en los que las potencias sacan pecho haciendo rugir a los tanques en una ... coreografía marcial marcada por cazas que surcan el cielo dejando una estela con los colores de la enseña nacional mientras miles de soldados marchan al unísono por las calles. Aunque aún se celebran a pequeña escala en diferentes países europeos, que destinan un espacio creciente a elementos civiles, estos acontecimientos parecen cada vez más relegados a regímenes autoritarios que, innegablemente, organizan los más espectaculares.
El desfile nacional del 1 de octubre en China, el del 9 de mayo con el que Rusia conmemora la victoria sobre los nazis, o los que Corea del Norte organiza cuando Kim Jong-un lo considera conveniente, no tienen rival. Hasta ahora. Porque este sábado Washington acogerá uno de esos eventos que parecían desterrados de la primera potencia mundial. De hecho, el presidente Donald Trump trató de recuperarlos durante su primer mandato y no lo consiguió. Ahora, sin embargo, coincidiendo con su 79 cumpleaños, el republicano ha logrado organizar un gran acontecimiento para celebrar el poderío militar del ejército estadounidense, que fue fundado hace 250 años.
Espectáculo superlativo
Será a lo grande. El desfile arrancará a las 18:30 -00:30 horas del domingo en España- en la confluencia de la Avenida de la Constitución y la calle 23, y concluirá frente a la Casa Blanca una hora después. Será la guinda a una semana de celebraciones y a un día en el que la capital celebrará competiciones y festivales, amenizados por siete bandas de música. Un concierto y un espectáculo pirotécnico pondrán el broche final.
Según han publicado diferentes medios de comunicación, en el desfile final participarán más de 6.700 soldados procedentes de bases de todo el país, y se espera que unos 250.000 ciudadanos asistan como público. Aunque será mejor que lo hagan sin ánimo de protesta, porque Trump ya ha avanzado que cualquier manifestación ilegal, coincidiendo con los disturbios en Los Ángeles, será duramente castigada. No obstante, se han solicitado permisos para nueve marchas de protesta, que, si reciben el visto bueno, tendrán que celebrarse en lugares alejados del evento.
En el centro de la ciudad rugirán unos 150 tanques y vehículos blindados que ya han viajado a bordo de trenes. Destacarán los 28 carros de combate M1 Abrams, que pesan más de 60 toneladas y que requieren recubrir tanto el asfalto como sus orugas con un revestimiento especial para evitar que destrocen el pavimento, las piezas de artillería M-109 Paladin, los helicópteros Apache y Chinook -que recordarán el trágico accidente provocado el pasado enero por la colisión de un Black Hawk contra un avión comercial de American Airlines-, y aeronaves clásicas de combate, como los P-51 Mustang que harán las delicias de los nostálgicos.
Polémico dispendio
No saldrá barato el festival. Entre 25 y 45 millones de dólares, según cálculos de Associated Press. Lógico, teniendo en cuenta el coste en logística y en dietas -cada soldado recibirá un extra de 69 dólares-. «Son cacahuetes en comparación con el valor que tiene esta celebración», ha respondido Trump a quienes critican el dispendio justo cuando su Administración afirma estar concentrada en reducir gastos para las arcas del Estado. «Tenemos los mejores misiles del mundo. Tenemos los mejores submarinos del mundo. Tenemos los mejores tanques del mundo. Tenemos las mejores armas del mundo. Y lo vamos a celebrar», zanjó el presidente.
Algunos no dudan de que Trump quiere sentirse Putin, Xi o Kim durante un día, y en las redes abundan las comparaciones entre los cuatro dirigentes. No en vano, una de las manifestaciones preparadas para el sábado lleva como lema 'Reyes no', y varios congresistas registraron el mes pasado una moción para 'detener todos los desfiles para el cumpleaños del presidente', aunque es evidente que no ha prosperado.
Una ciudad tomada
Para los residentes de Washington, sin embargo, más que una broma o una preocupación política, el desfile es un quebradero de cabeza. Porque la seguridad se ha extremado al máximo y será similar a la de la toma de posesión de Trump. A las fuerzas de seguridad en el río Potomac y en tierra -representadas por todos los cuerpos policiales, cuyas libranzas se han cancelado- se sumará la Guardia Nacional, cuyos efectivos también han sido desplegados en la capital de California para tratar de contener los disturbios por las políticas migratorias del Ejecutivo.
La zona del evento está ya delimitada por casi 30 kilómetros de vallas de metal, y el sábado multitud de objetos estarán prohibidos en el centro, desde los más obvios, como armas o drones, hasta otros aparentemente inofensivos, como globos o 'paloselfis'. Los bolsos tendrán que cumplir también con unas dimensiones máximas, como si del equipaje de cabina se tratase. Y quienes traten de subirse a un avión tendrán que cerciorarse bien de que despegue, porque los vuelos en el aeropuerto Ronald Reagan también serán suspendidos temporalmente entre las 18:30 y las 21 horas, lo cual afectará a unos 115 trayectos.
A pesar de todo, no faltan quienes apoyan esta muestra de fuerza. Al fin y al cabo, el ardor patriótico estadounidense es bien conocido. «¿Por qué tiene que ser polémico mostrar la fuerza de nuestros militares y el apoyo que reciben del pueblo? Trump ha hecho lo correcto», comentaba un usuario de X. «Queremos que sea un evento que pueda celebrar toda la nación», afirmó el portavoz del Ejército, Dave Butler.
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