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I. Ugalde
Martes, 3 de junio 2025, 14:13
Si algo fascina a Donald Trump es el gusto por su imagen. Poses ensayadas, como la que practicó hasta ser inmortalizado en su ficha policial, ... ceños fruncidos y semblantes serios para intimidar a su oponente, peinado cuidado, maquillaje y vestimenta impoluta, con su inconfundible traje azul y corbata roja. Todo con tal de ser fiel a su estilo. Quizá por eso, porque no se sentía a gusto con la imagen retadora y seria de su retrato oficial, muy criticado en su día, ha optado por hacer historia y convertirse en el primer presidente de Estados Unidos que en poco más de cuatro meses de mandato ha optado por cambiarlo radicalmente para mostrarse ahora menos amenazante.
El nuevo retrato oficial del mandatario norteamericano cuelga desde el lunes en los pasillos de la Casa Blanca, cuyo personal, en un vídeo de ocho segundos, se encargó de inmortalizar el momento de su colocación y de compartirlo en las redes sociales. Los contrastes entre una y otra imagen son más que evidentes. A diferencia de la primera, publicada a principios de año por la oficina de transición presidencial, Trump sí lleva puesta esta vez su característica corbata roja. La luz es también mucho más cálida, lo que le aporta una cercanía que se ve acentuada con su semblante menos intimidatorio. De hecho, si algo se comentaba en su instantánea de enero es que ésta guardaba grandes similitudes con su foto policial.
A Trump, en cambio, ahora se le ve con rostro impasible, el ojo derecho entrecerrado y los labios fuertemente apretados sobre un fondo negro que concentra la atención solo en él, en lugar del anterior escenario, en el que podía observarse detrás la bandera estadounidense en lo que parecía ser una sala de Estado. Eso sí, vuelve a lucir en su traje el mismo pin de la enseña nacional y ha recurrido nuevamente al fotógrafo jefe de la Casa Blanca, Daniel Torok, para ser retratado.
NEW OFFICIAL PRESIDENTIAL PORTRAIT JUST DROPPED 🔥🇺🇸 pic.twitter.com/mmDIGRRJNi
— The White House (@WhiteHouse) June 2, 2025
Que Trump haya cambiado su retrato oficial, aunque curioso, no resulta sorprendente. Ya en marzo exigió al gobernador de Colorado, Jared Polis, que «quitara» un retrato suyo que le parecía poco favorecedor al mostrarle algo difuminado, con cara redonda y rostro bonachón. «Está distorsionado a propósito», se quejó el mandatario. «La artista ha perdido talento a medida que se ha hecho vieja», llegó a decir incluso de la autora, Sarah Boardman, una artista local nacida en Inglaterra, a la que le tocó soportar el menosprecio de un presidente estadounidense que no está dispuesto a pasar a la historia de cualquier manera.
El nuevo retrato oficial, que comenzará a extenderse ahora a otras oficinas y edificios federales, sale a la luz también en medio de la polémica que ha suscitado el despido por parte de Trump de la directora de la Galería Nacional de Retratos, Kim Sajet. El motivo: ser una «firme defensora» de la diversidad, la equidad y la inclusión. «Esto es totalmente inapropiado para su cargo», lapidó el mandatario.
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