Trump arranca su fiesta en Washington: fuegos artificiales, Village People y paella con chorizo
El presidente electo da el pistoletazo de salida por todo lo alto los festejos de su regreso a la Casa Blanca
Un regreso triunfal. Donald Trump llegó a Washington para dar el pistoletazo de salida a los festejos de su segunda toma de posesión, mientras apura ... las horas para su vuelta a la Casa Blanca. Hasta el vuelo del avión militar C-32 que trasladó al magnate, su esposa Melania y su hijo Barron desde West Palm (Florida) tenía un nombre simbólico: Misión Aérea Especial 47. Porque al republicano le falta sólo un día para convertirse en el cuadragésimo séptimo presidente de los Estados Unidos.
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La comitiva se dirigió a su campo de golf Trump National Sterling en Virginia, a una hora de la capital, donde ofreció una fiesta privada para 500 personas: su familia, donantes y amigos, la mayoría multimillonarios, como Elon Musk y Jeff Bezos. Allí Trump elogió a su enviado a Oriente Medio, Steve Witkoff, como un «gran negociador» por ser uno de los artífices del acuerdo de alto el fuego entre Hamás e Israel.
«Arranca la era dorada de Estados Unidos»
Poco después, el magnate salió al balcón del club acompañado de su mujer, mientras el resto de invitados se reunió en el patio para disfrutar del espectáculo de fuegos artificiales que iluminó el cielo de Washington al ritmo de una versión de la canción 'Aleluya' a cargo del tenor Christopher Macchio, amigo personal de Trump y que será el encargado de interpretar el himno nacional en la ceremonia de toma de posesión.
«¡La edad de oro de EE.UU. ya comienza!», escribió en X Karoline Leavitt, la futura portavoz de la Casa Blanca, en un mensaje que ilustraba con un vídeo del momento.
Una vez inaugurada la celebración, los asistentes volvieron al interior del edificio de tres plantas, con pantallas celebrando al magnate y un carnaval de actuaciones, incluyendo imitadores de Elvis y óperas a cargo de Macchio. Pero uno de los momentazos de la noche corrió a cuenta de Village People, presentes en la fiesta y que hicieron mover las caderas de los invitados al ritmo de su himno 'YMCA'. Ni el matrimonio Trump ni Elon Musk pudieron resistirse.
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Fiesta hispana
A 40 kilómetros del club de golf, el hotel Omni en el centro de la capital de EE UU acogía la fiesta hispana para celebrar la investidura de Trump y el empuje de uno de los sectores de población clave en su vuelta al Despacho Oval y que cada vez va ganando importancia en la primera potencia mundial. El gran invitado era el cubano Marco Rubio, próximo secretario de Estado e hispano con más poder en un Gobierno en la historia del país. Pero la estrella de la gala fue el presidente argentino, un Javier Milei que se llevó todos los focos. Desató la locura a su llegada, recibido como una estrella del rock. Un enjambre de cámaras seguían a un revoltijo de codazos, empujones, peticiones de fotos, abrazos y gritos de «¡Viva la libertad, carajo!».
El inquilino de la Casa Rosada, que obligado por la etiqueta vestía esmoquin por primera vez, no perdió la ocasión de elogiar a Trump: «Tengo grandes esperanzas de que sea el líder que todos esperamos, luchando contra la basura 'woke' que está contaminando el mundo».
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En las salas del hotel había invitados de postín, como el senador de origen cubano Ted Cruz, el empresario mexicano Carlos Slim, el gobernador de Texas, Greg Abbot, el presidente paraguayo, Santiago Peña, el futuro secretario de Salud Robert F. Kennedy, y hasta se dejó ver el primogénito del presidente, Donald Trump Jr.
No podía faltar en el acto Santiago Abascal, líder de Vox, quien, vestido de gala, se reencontró en la cena con su colega argentino. «Santiago, amigo, qué lindo verte», soltó Milei sin esconder su entusiasmo antes de enfundarse en un efusivo abrazo con el español. El presidente de Argentina, conocido por su motosierra, subió al escenario para recoger el premio 'Titán de la Reforma Económica' de Latino Wall Street a ritmo de rock argentino.
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Tras bajarse de la tarima, volvió la música latina, la salsa pegadiza de 'Ay, por Dios, Donald Trump ganó' y 'Qué mala eres, Kamala'. Hasta un mariachi entonó el 'Volver, volver' de Vicente Fernández, dedicado al magnate. Todo ello mientras los presentes se agolpaban en la barra pidiendo tequilas y los camareros repartían una cuanto menos curiosa paella, que incluía chorizo y cebolla.
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