Donald Trump, presidente de EE UU ERIK S. LESSER
Impeachment a Donald Trump

Diez republicanos se unen a los demócratas en el segundo 'impeachment' a Trump

El miedo a represalias por parte de las turbas del presidente impidió ayer a otros legisladores sumarse al juicio político

mercedes gallego

Corresponsal. Nueva York

Miércoles, 13 de enero 2021

Donald Trump es ya el primer presidente de la historia de EE UU en enfrentar dos juicios de 'impeachment'. Supera así a los únicos dos mandatarios –Andrew Johnson en 1868 y Bill Clinton en 1998– que le acompañaban en el panteón de la Historia por haber sido acusados formalmente de delitos tan graves que ameritaban apartarle del cargo. En su caso, «incitar a la insurrección», una acusación que para la mayor parte de los diputados merece intervenir a una semana de que acabe su mandato. «Tiene que irse», afirmó rotunda la portavoz del Congreso Nancy Pelosi. «Es demasiado peligroso».

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Si en el primer 'impeachment' por la trama rusa que la Cámara de Representantes votó en diciembre de 2019 ningún legislador republicano se unió a los demócratas, después de sentir el peligro en carne propia la semana pasada diez de sus correligionarios votaron en favor de pasarle factura junto a todos los demócratas e independientes hasta dejar el resultado en 232 a 197 a favor de su 'impeachment'.

«El presidente de EE UU convocó a la masa, la organizó y encendió la llama de este ataque. Todo lo que siguió fue producto suyo», le acusó la diputada conservadora Liz Cheney, que por haberle apoyado durante su mandato y ser hija del siniestro vicepresidente de George W. Bush tuvo un enorme peso moral al liderar el cisma. «Nunca ha habido una traición mayor a su cargo de un presidente de EE UU y al juramento que ha hecho de defender la Constitución».

Aun así, cerca de 200 representantes prefirieron dejar correr su papel en la insurrección del Día de Reyes, un acto que la portavoz del Congreso calificó de «terrorismo doméstico». Trump había logrado su propósito: aterrorizar a los posibles políticos desleales con una demostración de fuerza que le hace todavía más poderoso de lo que era.

«¿A qué tenéis miedo?», preguntó a sus colegas la congresista republicana del Estado de Washington Jaime Herrera Beutler. «Nuestro enemigo aquí no es el presidente ni sus seguidores, sino el miedo, que no solo incita a la violencia y al fuego, sino que nos lleva al silencio y la inacción».

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No era solo el miedo a que el poder del 'trumpismo' les cueste el cargo en las próximas elecciones. Bajo la cobertura del 'off de record', muchos legisladores habían confesado estar aterrorizados ante la posibilidad de que las huestes de Trump se vuelvan contra ellos y amenacen su vida o la de sus familiares. Les vieron cargar contra el Capitolio sin temer a la Policía o a las medidas de seguridad. Les oyeron insultar y amenazar al senador Lindsey Graham en el aeropuerto por condenar las acciones del presidente. Y todos podían imaginarse estremecidos lo que les pasaría si ayer votaban en favor de un segundo 'impeachment', un riesgo que consideraban innecesario al quedarle solo una semana en el cargo. De hecho, el FBI ha alertado de que las milicias de ultraderecha planean graves actos de violencia si se le cesa antes del día 20.

«A mí me da miedo lo que digan de mí, pero me da más miedo que mis hijos crezcan en un país que no sea libre», insistió Herrera. «Por eso no voy a basar mi voto en el miedo, sino en la verdad».

La verdad, aseguraron uno tras otro los que creen necesario ponerle freno, es que si bien Trump se cuidó de medir sus palabras a la masa, a la que incitó a «descender sobre el Capitolio» para «defender la Constitución y la democracia», pudo haber hecho un llamamiento a la calma si de verdad hubiera querido frenar la violencia, pero no lo hizo. En lugar de eso, contó la congresista demócrata de Florida Maxine Waters, se quedó viendo por televisión los disturbios que han traumatizado a EE UU, «y dicen que lo disfrutó».

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«Patriotas» atribulados

Algunos de los que le defendieron ayer aseguran que se trataba de «patriotas» atribulados por un colosal fraude electoral que le ha costado a su líder el segundo mandato, pero ningún juez, ni siquiera los que ha nombrado el propio Trump, le ha dado la razón. Y entre los fanáticos destacaban también los que, como el legislador de Louisiana Doug Lamalfa, sostenían que los demócratas «le odian porque está en contra del aborto, a favor de Israel y defiende nuestras fronteras».

Era la hora del patriotismo, que cada uno entendía a su manera. «La verdad te hará libre», replicaban los republicanos que se han atrevido a enfrentarse a Trump. Con su 'impeachment' quedará un registro histórico que defenderá la verdad de esos acontecimientos para la posteridad. Por contra, los más asustados se refugiaban en la necesidad de responder a este momento con un gesto de unidad que calme los ánimos, en lugar de provocarlos más. «Sí, mi hombre completó el robo armado pero ahora vamos a sanar juntos», replicó sarcástico el legislador demócrata de Illinois Mike Quigley.

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Trump no perderá el cargo antes de tiempo porque el Senado no está en sesión y su líder Mitch McConnell ya ha anunciado que no lo convocará antes del 20, pero también ha dado señales de que podría votar a favor de condenarle cuando llegue el momento. Solo así se asegurará de que no vuelve a ocupar un cargo público en el futuro. El Partido Republicano es ya el Partido de Trump, pero su 'impeachment' es la única manera que queda para salvar su alma y su futuro.

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