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l vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence, visita el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén. EFE

¡Defendamos Jerusalén!

Nadie se puede arrogar un 'mandato divino' para justificar sus reivindicaciones territoriales. La Ciudad Santa debería ser compartida y abierta a todos

Miércoles, 24 de enero 2018, 01:28

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Mordejai tiene 32 años y es padre de nueve hijos. Reside en el emblemático asentamiento de Kiryat Arba, fundado tras la guerra de 1967 en ... una colina a las afueras de Hebrón. Dirige un grupo de una treintena de judíos ultraortodoxos e hipernacionalistas que cada día bajan a la mezquita de Abraham para rezar ante las tumbas de los patriarcas (junto a Isaac y Jacob), uno de los lugares santos tanto para el judaísmo como para el islam. La oración comienza de madrugada cuarenta minutos antes de que salga el sol. Los musulmanes palestinos que se encuentran allí rezando les ceden el sitio «porque hemos llegado a un statu quo». La historia la contó en su día Eugenio García Gascón en su libro 'Israel en la encrucijada' (Debate) cuando era corresponsal de EL CORREO. En 'Oriente medio, oriente roto: tras la huella de una herida abierta' (Península), Mikel Ayestaran completa el diagnóstico desde su experiencia, también como corresponsal de este periódico. Ambas obras resultan muy útiles para comprender un poco mejor lo que ocurre en esta zona tan agitada y compleja del mundo.

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