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Se ganan la vida buceando a pulmón libre en busca de erizos de mar, langostas y varios tipos de algas. Son las «ama,» un grupo de pescadoras que trabajan en la ciudad de Toba, en Japón, en una actividad milenaria ahora en declive. En la actualidad sólo quedan alrededor de 2.000 «ama» en el país, frente a las más de 12.000 en la década de los 30. Aunque también hay hombres en este oficio las mujeres son mayoría. Y se enfrentan a la falta de relevo porque buena parte de ellas son personas de edad y temen que el oficio pueda extinguirse.
Se ganan la vida buceando a pulmón libre en busca de erizos de mar, langostas y varios tipos de algas. Son las «ama,» un grupo de pescadoras que trabajan en la ciudad de Toba, en Japón, en una actividad milenaria ahora en declive. En la actualidad sólo quedan alrededor de 2.000 «ama» en el país, frente a las más de 12.000 en la década de los 30. Aunque también hay hombres en este oficio las mujeres son mayoría. Y se enfrentan a la falta de relevo porque buena parte de ellas son personas de edad y temen que el oficio pueda extinguirse.
Se ganan la vida buceando a pulmón libre en busca de erizos de mar, langostas y varios tipos de algas. Son las «ama,» un grupo de pescadoras que trabajan en la ciudad de Toba, en Japón, en una actividad milenaria ahora en declive. En la actualidad sólo quedan alrededor de 2.000 «ama» en el país, frente a las más de 12.000 en la década de los 30. Aunque también hay hombres en este oficio las mujeres son mayoría. Y se enfrentan a la falta de relevo porque buena parte de ellas son personas de edad y temen que el oficio pueda extinguirse.
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