Por qué los palestinos pierden siempre
Análisis ·
Historiador, especialista en el Mundo Islámico contemporáneo
Domingo, 16 de mayo 2021, 05:22
La estrategia militar israelí frente a los árabes depende de la cualificación técnica de las tropas, su maestría en el uso de las armas, la ... perfecta coordinación entre la infantería, artillería, tanques, helicópteros, fuerzas aéreas y navales, pero sobre todo en la fiabilidad en la información, la flexibilidad táctica y la máxima iniciativa a todos los niveles.
En realidad, nada de esto hubiera sido suficiente para obtener la victoria en las guerras de 1948, 1967 y 1973 de no haber sucedido que todos los ejércitos árabes flojeaban de manera recurrente en todos estos apartados. La cualificación técnica solía estar muy por debajo del mínimo imprescindible. Su habilidad operativa era lamentable, incluso en puntería básica. Las diferentes armas y cuerpos casi nunca cooperaban de manera eficaz. Su forma de maniobrar siempre ha sido extremadamente rígida e inflexible, de manera que en cuanto algo se desviaba de los planes previstos, eran incapaces de adaptarse, aunque sus vidas dependiesen de ello. La iniciativa brilla por su ausencia en todos los niveles de la cadena de mando y lo peor de todo: Por orgullo o por vergüenza, oficiales y soldados ocultan siempre las malas noticias, lo que impide a sus compañeros y a sus mandos reaccionar y defenderse con éxito.
En los conflictos más recientes ha sucedido lo mismo. Durante la batalla de Nayaf (Irak, 4 de abril de 2004), los testimonios de los soldados españoles reiteran que los insurgentes iraquíes estaban bastante mal organizados y fallaban sistemáticamente casi todos los disparos. En la presente guerra de Yemen, los saudíes han mostrado las mismas carencias, pese a los prolongados esfuerzos de sus instructores norteamericanos.
Los islamistas de Hamás malgastan su potencia de fuego en ataques a civiles
En Gaza y el sur de Líbano, la estrategia militar israelí ha sido siempre la del Aplastamiento de Zona. Sencillamente, todo aquel que esté al otro lado de la frontera es enemigo, empuñe armas o no. Por lo tanto, la zona de la que parten los ataques debe ser reducida en su totalidad a escombros. Las bajas civiles son irrelevantes. No se trata solo de venganza o de barbarie, sino de aniquilar hasta el fin al enemigo para poder apoderarse del territorio.
Los fanáticos islamistas de Hamás han demostrado indudable coraje y tenacidad, y poseen una verdadera industria de armamento que les permite fabricar miles de cohetes en la propia Gaza, pero su estrategia es deleznable, malgastando toda esa potencia de fuego en ataques de terror contra la población civil. Es cierto que la precisión de sus cohetes es reducida y su potencia explosiva es escasa, pero podrían ser utilizados con éxito en ataques de saturación contra las bases aéreas israelíes, impidiendo que sus aviones despegasen para bombardear la Franja. También servirían contra las columnas de tropas israelíes si se produjera una invasión terrestre, pero aplicar una estrategia militar racional para dañar a las fuerzas armadas enemigas y proteger así a la población propia nunca ha sido una prioridad para Hamás. En cambio, el Hezbolá libanes es más profesional en su forma de combatir.
En Cisjordania, la estrategia israelí ha sido la de Compartimentación de Zona. Tradicionalmente, una guerrilla se dedica a lanzar ataques por sorpresa contra las posiciones enemigas, sus comunicaciones y convoyes de suministros. Los israelíes lo impiden dividiendo el territorio en compartimentos estancos, restringiendo todo lo que pueden la movilidad de la población ocupada. De esta forma, con relativamente pocas fuerzas y muy escasas bajas propias, se van apoderando de pequeñas parcelas de territorio y las vacían de su población autóctona, reemplazándola por sus propios colonos. A partir de ahí tienen una retaguardia segura desde la que pueden ir expandiéndose en mancha de aceite. Los palestinos pueden hostigarles desde el exterior, pero los daños que pueden causar son mínimos. En realidad, están casi indefensos.
Por otra parte, los combatientes palestinos muestran muchas de las carencias que ya hemos mencionado al principio, salvo que su flexibilidad táctica es forzosamente mayor al ser fuerzas irregulares. Lo peor de todo es que su curva de aprendizaje es nula. En 1808, los españoles que decidieron oponerse a Napoleón no poseían ni experiencia, ni organización ni armas, aunque algunos soldados dispersados del ejército regular podían enseñarles lo básico. En 1812, las desorganizadas bandas de 1808 se habían convertido en una fuerza disciplinada que podía luchar en campo abierto con un número similar de soldados napoleónicos y vencerlos. En cambio, la calidad de los fedayines palestinos como grupo de combate apenas ha mejorado en décadas. Por el contrario, los israelíes han aprendido a combatir insurgentes y lo hacen de forma eficiente y despiadada.
Una explicación racista puede resultar atractiva para algunas personas, pero sería falsa porque en el pasado los árabes, siendo la misma raza y con la misma religión que ahora, poseían ejércitos muy eficientes con un alto nivel de organización, tácticas, disciplina, coordinación, flexibilidad operativa, etc. Pero a día de hoy, aunque su causa sea justa, su única opción es morir matando sin posibilidades reales de victoria.
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