El cielo decidirá el destino de los niños atrapados en la cueva tailandesa
Las lluvias del monzón, o su ausencia, determinarán la estrategia de rescate. De momento, ya han comenzado lecciones de natación
El optimismo reina en Playa Pattaya, la cámara abovedada natural de la cueva Tham Luang en la que se encuentran atrapados desde el pasado día 23 el entrenador y los doce niños que componen el equipo de fútbol Jabalí Salvaje. Aunque el final de su odisea es todavía incierto, todos ellos se mostraron especialmente felices en dos nuevos vídeos publicados este miércoles por las fuerzas de élite de Tailandia, encargadas junto a un nutrido número de especialistas extranjeros de la complicada extracción de los chavales.
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'Los trece' se grabaron haciendo una breve introducción de sí mismos en un vídeo lleno de sonrisas que también tuvo una nota hilarante: cuando parecía que habían hablado todos, uno de los pequeños se quejó de que se habían olvidado de él y provocó una carcajada general. Sin duda, es una escena muy diferente a la que se encontraron los dos espeleólogos británicos el lunes, cuando dieron con el grupo: entonces se encontraban cansados, hambrientos, y con atrofia muscular.
Ahora, sin embargo, cuentan con el apoyo médico y psicológico de sanitarios que se han presentado voluntarios para acompañar al equipo de fútbol durante el resto de una odisea que tiene en vilo a Tailandia y que ha dado la vuelta al mundo. Gracias a sus cuidados van recuperando la forma física y curando los pequeños cortes que se habían hecho. Es el primer paso para tratar de iniciar su evacuación. Ese, sin embargo, es un proceso que no provoca ninguna sonrisa fuera de la cueva.
De hecho, después de la euforia inicial tras su localización, las Autoridades se muestran preocupadas por la peligrosa operación que deben llevar a cabo los especialistas para sacar al grupo de adolescentes. Y reconocen que estará determinada por la meteorología. Hasta ahora, ha sido benévola y ha permitido trabajar a los equipos de rescate. No ha llovido a pesar de que ya ha comenzado el monzón en Tailandia, y si las precipitaciones no hacen acto de presencia cabe la posibilidad de que las bombas saquen agua suficiente como para que el grupo sea evacuado andando o flotando. Aunque incluso en ese caso tendrían que bucear algunos trechos breves.
Desafortunadamente, los meteorólogos no dan buenas noticias. Auguran tormentas para el fin de semana, y añaden que las lluvias podrían continuar durante meses. Eso no solo complicaría la evacuación, también podría hacerla completamente inviable. El nivel del agua continuaría aumentando y alargaría el trecho de cueva inundada que hay entre quienes están atrapados y el grupo de rescate hasta casi cinco kilómetros. Si con los dos kilómetros actuales -hay partes en las que todavía hay bolsas de aire- entrar y salir ya es una operación larga y complicada, en ese escenario sería casi imposible incluso llevar suministros.
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Un proceso complejo
De ahí la premura de las autoridades tailandesas, que este miércoles ya han puesto en marcha las primeras lecciones de natación. Los niños -de entre 11 y 16 años- no saben nadar, y lo primero que hicieron los especialistas fue enseñarles a respirar con una máscara. Pero es solo un paso en un proceso que podría llevar dos semanas. Y, si empieza a llover, no hay tanto tiempo. Así que también está en marcha el proyecto para vestir a los futbolistas con trajes de buceo integrales y sacarlos tirando de ellos. Para evitar que les dé un ataque de pánico, porque no hay luz y en ocasiones la visibilidad se reduce a cero, algunos creen que deberían ser sedados y atados de forma que no puedan moverse.
«Tenemos que asegurarnos de que todos los niños puedan salir a la vez. Es posible que algunos estén preparados antes. Pero si no lo están todos, o si es demasiado peligroso, no los sacaremos», ha dicho en una rueda de prensa el gobernador de la provincia de Chiang Rai, Narongsak Osatanakorn. Por su parte el Ejército llevó a cabo un simulacro de evacuación en la entrada de la cueva y el hospital Prachanukroh se mostró preparado para acoger al grupo y tenerlo aislado durante uno o dos días. En total, se estima que tendrán que estar una semana hospitalizados para descartar que hayan adquirido alguna enfermedad.
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En caso de que la extracción se antoje excesivamente peligrosa, las Autoridades también están preparadas para introducir víveres que sirvan para sobrevivir hasta cuatro meses. «Estamos cuidando de los chavales como si fuesen nuestros propios hijos», apostilló Osatanakorn. Lo que no han logrado todavía es conseguir tender una línea telefónica para que los jóvenes futbolistas puedan hablar con sus verdaderos padres. No obstante, parece que podrían hacerlo en breve, y los psicólogos están convencidos de que es importante para mejorar su situación psicológica y darles la fuerza anímica que necesitan para enfrentarse a la que, sin duda, va a ser la mayor aventura de sus vidas.
Ángel o demonio
La cueva de Tham Luang es una de las más largas y profundas de Tailandia. Pero también una de las más turísticas de la provincia de Chiang Rai, hasta donde viajan quienes no están interesados en el sol y playa del reino sino en su naturaleza boscosa. No obstante, una advertencia deja muy claro que no se debe acceder a ella en temporada de lluvias. Por eso, muchos se preguntan si el entrenador de los 12 chicos atrapados en su interior, Ekkapol Chantawong, cometió una grave imprudencia al dejarles acceder y al llevarles tan adentro.
Por qué lo hizo no está claro. Hay quienes sostienen que buscaban resguardarse de la lluvia, pero eso no explica por qué se adentraron varios kilómetros. Otros aseguran que se trataba de un ritual de iniciación para los adolescentes, que tenían que alcanzar Playa Pattaya -donde quedaron atrapados- y escribir allí sus nombres. Que dejasen fuera su calzado parece confirmar que eso fue lo que sucedió. En cualquiera de los casos, es evidente que la idea no fue la mejor. Y, por eso, el Gobierno ya ha dejado caer la posibilidad de iniciar acciones legales contra él.
Sin embargo, otros hacen hincapié en que Chantawong ha logrado lo que parece un milagro: mantener con vida a doce niños y adolescentes en total oscuridad, sin comida y sin agua potable. Su tía, Kham Chantawong, ha reconocido que ya había entrado en la cueva en ocasiones anteriores, y ha subrayado que la seguridad de los niños siempre ha sido su prioridad. Otros conocidos han resaltado que su etapa como monje budista, a la que este joven de 25 años dedicó ocho, le ha permitido mantener la calma en todo momento y ayudar psicológicamente a los chavales haciéndoles meditar.
De todas formas, y aunque parece que este drama invita a todo lo contrario, las Autoridades ya están pensando en cómo promocionar la cueva como destino turístico, porque vaticinan un notable incremento en el número de visitantes cuando la odisea de 'los trece' concluya. El Gobierno ha anunciado que reparará los desperfectos causados por el rescate y que acondicionará mejor Tham Luang para que no vuelvan a suceder percances como este.
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