El ermuarra José Félix Igartua expone 50 años de creación en Lobiano desde el lunes
El artista participó en su primera exposición artística con mayor número de obras en Ermua en 1980 y expone este mes en la villa
Ermua
Sábado, 1 de noviembre 2025, 00:12
Ermua, la cuna que lo vio nacer, se convierte de nuevo en el lienzo y el testigo mudo de la trayectoria vital y artística de José Félix Igartua. El pintor inaugura su tercera exposición en la villa, un recorrido de medio siglo que navega desde lo figurativo de sus inicios hasta la abstracción geométrica que hoy define su obra.
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Hay regresos que son círculos perfectos. José Félix Igartua nació en una casa de Ermua que, en su infancia, marcaba el final del casco urbano, tras décadas de vida itinerante en otros lugares, ha vuelto a habitar esas mismas paredes, en la que ahora es una de las pocas viviendas unifamiliares en el corazón de la villa. Este retorno geográfico es, a la vez, el eje de su última muestra, 'Itsasozko haizeak II', que se instalará en Lobiano durante todo este mes, con su inauguración este mismo lunes a las 18.00 horas.
Igartua no es un recién llegado al mundo de la creación. Sus últimos 50 años han sido una inmersión constante en las artes gráficas, editoriales, la imprenta y el diseño. Una vida dedicada al arte que le ha llevado a ser profesor de dibujo, autor de innumerables portadas y diseños editoriales, y hasta a firmar vidrieras en cemento y cristal. «Por ejemplo en Ermua durante muchos años estuvo instalada una de mis vidrieras en el bar Torrekua», recuerda el artista, con la precisión de quien guarda celosamente la memoria de su obra.
El nexo artístico de Igartua con Ermua se remonta a su juventud. Esta es su tercera exposición en la villa, pero su primera incursión, con su primera exposición de pintura con más número de obras se hizo en la biblioteca de la villa, en 1970, cuando aún era estudiante de arquitectura, «con Iñaki Mirandona y Roberto Izaguirre» recuerda Igartua.
Ahora, suele exponer con el colectivo de artistas de Debabarrena, pero esta vez en solitario presenta 'Itsasozko haizeak II', una colección de más de 40 pinturas –algunas a tamaño real, otras reproducciones digitales de menor tamaño que el original, bocetos que esperan su tela y obras que ya tienen dueño–, tejiendo un tapiz de una vida dedicada a la forma y el color.
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Este túnel del tiempo que comienza en 1966 con el 'Cupido' que realizó estudiando arquitectura, culmina en la abstracción actual, reflejando su elección por estilos como el neoplasticismo holandés, la Bauhaus y la abstracción geométrica.
Cincuenta años de trayectoria
En la muestra el espectador se encuentra con 50 años de experimentación, transitando por la pintura figurativa, la época 'Ibarroliana' e innumerables géneros, como paisajes cercanos y de otros lugares del mundo, bodegones, carteles –entre los que destaca un finalista de los San Fermines–, portadas de libros y discos y diversos collages.
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Cada cuadro tiene su historia y el artista las comparte con la calidez de un narrador. Sobre una de sus obras en Venecia, recuerda la anécdota de un improvisado tráfico humano. «Me puse en una esquina que me pareció tranquila, a las 9 de la mañana, y de repente, pasaba un montón de gente, hasta que me di cuenta de que me había colocado junto a uno de los canales principales de Venecia en el que paraba el vaporetto (transporte público) y se bajaba muchísima gente y pasaba por el espacio que yo estaba pintando». La camaradería artística también está presente. Igartua rinde homenaje a Paulino Larrañaga. «Para nosotros era como un maestro. En los concursos pintaba rápido y bien, e íbamos y nos fijábamos en cómo hacía y aprendíamos. Tratábamos de copiar a los que sabían, por eso en este cuadro tengo su estilo», reconoce señalando una de sus obras.
«Perder el miedo»
La exposición de Igartua es también una plataforma para una defensa encendida de la educación cultural. El artista es un firme defensor de la necesidad de que el público, especialmente los jóvenes, se acerque a las exposiciones. «Cuantas más exposiciones ves, más sabes distinguir entre lo bueno y lo malo. Hay que educar viendo arte, pintura. Es importante que la gente vaya a ver exposiciones, por eso son tan importantes las Casas de Cultura. Falta mucho por hacer, en muchos pequeños pueblos faltan espacios para exposiciones, donde llevar a los niños y niñas desde pequeños para que vean arte e ir creando una educación cultural».
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Su mensaje es una invitación abierta y sin reservas. «Es bonito que la gente no tenga miedo de entrar en las exposiciones. Hay que perder ese miedo». Y es por eso que su muestra es una mezcla de estilos. «He traído mucha variedad, para que la gente vea y si tiene alguna duda pregunte».
Falta de apoyo institucional en la difusión cultural
Sin embargo, Igartua también alza la voz ante la falta de apoyo institucional. Una de sus quejas «es la poca sensibilidad y reconocimiento de algunas administraciones públicas de algunos pueblos frente a la cultura. Se nota cuando pones una sala de exposiciones en el centro del pueblo o en un lugar apartado, o tratas de darle la difusión que necesita o no lo haces. Es una pena que se fomente el fútbol pero no a los jóvenes artistas que están tratando de mostrar sus obras y nosotros vemos esa dejadez».
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Todo el mundo está invitado a este viaje retrospectivo. La muestra 'Itsasozko haizeak II' se puede visitar los días laborables de 18.00 a 20.00 horas y el fin de semana de 12.00 a 14.00 horas. Quienes deseen un encuentro de primera mano con el artista ermuarra podrán hacerlo este lunes, a las 18.00 horas, en la inauguración, donde José Félix Igartua acogerá al público con los brazos abiertos.
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