Tamara Falcó, la responsable de la ruptura entre Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa
Todo se rompió tras las polémicas declaraciones de la noble en un congreso ultracatólico de México
a.m.
Miércoles, 4 de enero 2023, 09:08
La ruptura entre Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa todavía no ha vivido su último capítulo. Los protagonistas, que desde hace días solo piensan en quedar por encima del otro, utilizan todos sus contactos para ofrecer distintas versiones sobre los motivos de la separación. Primero fue la celebrity quien acusó al nobel de «celos infundados» a través de la revista Hola!, y el escritor contestó en una entrevista a El País donde aseguró que su expareja quería casarse y él la rechazó.
El último nombre en salir a la palestra ha sido el de Tamara Falcó, aunque quizás sin intención alguna. Según desvela la revista Lecturas, la marquesa de Griñón es la culpable de la ruptura entre Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. ¿El motivo? Las polémicas declaraciones de la noble en un congreso ultracatólico de México. Allí llegó a afirmar que «estamos viviendo un momento muy complicado para la humanidad, donde hay tantos tipos distintos de sexualidades, así como sitios donde puedes ejercer el mal…» Aquellas declaraciones provocaron una fuerte discusión entre Isabel y Mario. Fue el principio del fin, según relata la revista.
La separación de la pareja era un hecho desde hace semanas, pese a que Tamara aclarase aquellas polémicas declaraciones. Han sido las primeras Navidades que han pasado por separado, y lo han hecho felices. Isabel, junto a Tamara y su novio Iñigo Onieva... (sí, se han reconciliado), y Mario, junto a su hijo, disfrutando de la lectura con la primera edición de Madame Bovary.
Ocho años después de que el Nobel y la celebrity anunciasen su noviazgo, y después de infinidad de rumores sobre una posible boda, a finales de año decidieron poner un punto y final a su relación.
Los últimos meses de Isabel y Mario no han sido fáciles. La última aparición en público de la pareja se remonta a mediados de diciembre, justo antes de que el Nobel abandonase el domicilio familiar, cuando visitaron Toledo.