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El secreto de Carlos Alcaraz en Wimbledon: «Fue un momento jodido»

El secreto de Carlos Alcaraz en Wimbledon: «Fue un momento jodido»

El tenista acudió a 'El Hormiguero' y confesó lo que le ocurrió en la pista de la ciudad del suroeste de Londres: «Ya me había pasado en varios partidos y se pasa mal»

Miércoles, 23 de abril 2025, 23:06

Con apenas 21 años, Carlos Alcaraz ha irrumpido en el circuito ATP con la fuerza de quienes no solo sueñan con hacer historia, sino que ya la están escribiendo. En un deporte hambriento de nuevas leyendas tras la era de Federer, Nadal y Djokovic, el deportista murciano ha demostrado que no teme al peso del legado. Es uno de los grandes tenistas españoles y ganador de cuatro Grand Slams. El jugador acudía a 'El Hormiguero' para presentar 'A mi manera', la serie documental que se estrena en Netflix y que retrata al número uno más joven de la historia del tenis. «No tengo ni idea de los viajes que hago a lo largo de un año, pero son un montón alrededor del mundo», destacaba el invitado. Periplos en los que también procura entretenerse. «Antes jugaba a videojuegos, ya he madurado. Estoy con mi equipo, con mi familia, con mis amigos. Me encanta hacer cosas diferentes. Nos encanta el parchís y jugar a las cartas», descubría. Suele jugar al parchís con Rafa Nadal. «Y le gané. Jugué bien esa partida. Dicen que es suerte, pero al saber le llaman suerte», bromeaba.

Cada jugador tiene su rutina a la hora de calentar, y la del español destaca. «Normalmente empezamos en el gimnasio, donde te activas y sueles coincidir con tu rival a pocos metros. Para mí, ahí ya empieza el partido. El aura que transmites influye mucho. Ahí ya no hablamos, cada uno a lo suyo. Yo, algunas veces, le miro y me entran más ganas de competir», afirmaba. Sobre su documental también opinaba. «Me abrí en canal. Soy yo como persona y cuento un poco lo que siento y lo que tengo en mi cabeza. Como soy cuando estoy en casa con mis padres o con mis amigos, ahí es cuando realmente me pueden conocer como persona. También es mi historia, cómo empecé. Desde niño, mi sueño era ser el número uno, el campeón del mundo. Creo que es una historia bonita», describía. 

«El tenis ha evolucionado mucho y cada vez cuidan más a los que están atrás en el ranking, pero sí que es verdad que, para ganarte la vida con este deporte, tienes que estar entre los 150 primeros. A partir de ahí, es más difícil porque hay muchos gastos entre viajes, entrenador y equipos», se lamentaba. Qué te sigan las cámaras a todas horas no es cómodo. «Yo lo he llevado bien porque ya estaba acostumbrado a tener cámaras a mi alrededor. Pero no en casa. Al principio, eso fue un proceso de adaptación. Pero luego ya era más natural. Era más por mis amigos y mi familia, que no sabía cómo se iban a sentir. Y, al final, ellos lo hicieron hasta mejor que yo», contaba sonriente. 

El verano pasado hizo la proeza de ganar Roland Garros y la plata en los Juegos Olímpicos, que se dice pronto. Wimbledon también se lo llevó, aunque en la semifinal le dieron calambres en las piernas. «Es un momento jodido. Ya me había pasado en varios partidos y se pasa mal. Sobre todo, es por los nervios. Obviamente, es un cúmulo de cosas: la exigencia del partido, el calor influye, la hidratación… pero, sobre todo, los nervios», explicaba Alcaraz. El dolor también hay que gestionarlo. «Aceptas que estás jodido y sigues para adelante. No te quejas, es lo que hay», afirmaba. Con todo, ganó. «Con Ronald Garros venía de un periodo muy malo, de tener muchas dudas y recuerdo los primeros entrenamientos, en los que no sabía si iba a poder golpear la derecha, y poco a poco me iba encontrando mejor. Se juntó el sueño que tenía de niño con esas dudas. Acabar ganándolo fue una maravilla y ahí solo pensaba en pegarme una juerga como Dios manda», desvelaba orgulloso. De ahí que al triunfar se escuche la frase «hoy se cena en vaso». 

De cara a las celebraciones, Alcaraz es fiel a la ginebra con limón. «Pero depende del día, si veo que esa noche toca, lo que me traigan», advertía entre risas. Y aprovechaba para revelar algún que otro secretillo. «Hace bastante tiempo, estaba jugando el Junior en Wimbledon y me llamaron la atención porque jugué con unos calzoncillos de otro color y se me transparentaban. Me dijeron que me los pusiera blancos. Y ya no he vuelto a ponérmelos de otro color», aseguraba. 

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