Daniel Sancho

Rodolfo Sancho regresa a España completamente sobrepasado tras visitar a su hijo en la cárcel de Tailandia

Agotado, seriamente afectado y sin ganas de hablar. Rodolfo Sancho ha regresado este domingo a España después de visitar por primera vez a su hijo en la cárcel de Koh Samui. Un momento muy doloroso que se suma a toda la angustia vivida en las últimas semanas. Desde que Daniel Sancho ingresara en esta prisión tailandesa por confesar haber matado y descuartizado a Edwin Arrieta, el último mes ha sido toda una pesadilla para el actor español. «No quiero hablar, gracias», ha comentado tras poner pie en el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas.

Rodolfo ha llegado acompañado de su abogado Marcos García Montes. Ambos han recorrido la terminal rodeados por una nube de periodistas que preguntaban por cómo había sido ese reencuentro. «No sé por qué insistís si no voy a hablar», zanjaba el actor, que ha esquivado a los medios metiéndose en un ascensor. Aunque la espera hasta que se han abierto las puertas se le ha debido de hacer eterna. Momento en el que se ha podido apreciar su rostro de dolor por todo lo que está viviendo, además de la fatiga reflejada en modo de bostezo.

El reencuentro con su hijo ha estado marcado por tres momentos, uno por cada vis a vis que han tenido. En uno de ellos, agasajó a su hijo, un amante de la gastronomía tailandesa, con un plato muy típico de la cocina local, un arroz tailandés con mango. Y es que el hijo de Rodolfo Sánchez se ha labrado una trayectoria profesional en los fogones y en los últimos tiempos trabajaba en una empresa de catering.

Tras este encuentro, preguntado acerca de si esta iba a ser la última visita, Rodolfo respondió que no lo sabía, que «depende de muchas cosas». Por lo pronto, este domingo ha cogido el avión de vuelta a casa, a la espera de saber si volverá a viajar y cuándo hasta la prisión tailandesa en la que se encuentra su hijo. No hay que olvidar que Marcos García Montes, el abogado de la familia, aseguró que el objetivo es conseguir «una pena de entre 8 y 10 años» y evitar la pena de muerte.

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