Pocholo, al borde del desmayo en 'MasterChef Celebrity', que ya tiene a sus cuatro finalistas

El último capítulo de 'Masterchef Celebrity' arrancaba con una prueba muy emotiva en la que los aspirantes se encontraron con familiares queridos. Inés Hernand ganó el reto de reinterpretar las meriendas de su infancia. Y del plató al País Vasco. Guipuzkoa esperaba a los concursantes para el juego de exteriores que casi acaba con Pocholo. El aristócrata se enfrentaba a una parrilla caliente que casi puede con él. «¿Estás bien?», preguntaba preocupado Pepe al verle sobrepasado ante un pescado a la brasa. «Bebé un poquito de agua, tomate un refresco…», recomendaba el chef Iñaki Cendoya. Y Pocholo torcía el gesto. «Estoy a punto de petar todo mi físico. Hace un calor de muerte. Tengo un poco de mareo, estoy agotado», confesaba agobiado. 

La desazón del XVIII barón de Gotor iba en aumento. «No puedo hacer nada más», se lamentaba ante la caliente rejilla. Francis Lorenzo le arengaba. «Tranquilo, Pocho, que vamos bien», alentaba. «Me estoy muriendo», era la desesperante respuesta de Pocholo que llegó a tumbarse en el césped. «Estoy mareadísimo», asumía. A pesar de la presión, no se rindió. Secándose el sudor, el aspirante seguía su labor. «¿Estás bien, Pochito?», insistía Pepe Rodríguez. «Hermano, tomate algo dulce. Dale un sorbito que el azúcar te va a dar subidón», recomendaba Francis acercándole un vaso. «Estoy machacado», zanjaba el aludido. 

«Pocholo ha hecho un esfuerzo especial», premiaba Pepe en las valoraciones finales. «Yo estaba a punto de desmayarme. Estaba sintiéndome fatal. Estoy orgulloso de lo que hemos hecho los dos», replicaba el empresario sereno abrazándose a Lorenzo. Pepe le preguntó a Francis por qué le había dejado solo en la parrilla. 

«Mi exceso de confianza en él. Me quedé yo solo haciendo otras cosas y es verdad que tenía que haber estado más pendiente. Asumo lo que dices», aceptaba el actor. Y añadía: «Yo no merezco el pase a la final, pero él sí». Ninguno de los dos lo logró. «Si hablamos de esfuerzo y empeño, tenéis un puesto en la final, pero hay que valorar los cocinados», avisaba el de El Bohío apreciando el trabajo de Pocholo. «Has luchado como un titán», piropeaba. Pero la evaluación no fue positiva y el noble, Francis y Marina Rivers fueron los condenados, convirtiendo a Inés Hernand y Pitingo en los primeros finalistas. «Huele a viñedo de txakoli, a éxito. Euskadi me trae esa suerte que merecía», proclamaba Hernand. 

Ya con delantales negros, Lorenzo expresó sus sentimientos. «Si hubiera que separar la pareja, que para mí ya es inseparable, pediría por favor que fuera yo el que se separase, entre otras cosas porque a mí me ha ayudado y me ha salvado varias veces y si puedo compensarlo de alguna manera, hoy sería el día», manifestaba señalando a Pocholo.

Sus deseos no se cumplieron. El trío debía reinterpretar cuadros abstractos y el aristócrata sucumbió. 'Tarjeta roja' se llamaba su postre, vaticinio de su expulsión. «No me esperaba otra cosa porque eres un espíritu libre. Sabía que ibas a hacer una locura. Y no es una crítica, es tu virtud ser como eres», alababa Jordi Cruz antes de eliminar a Martínez Bordiú. «Ahora mismo siento tristeza», admitía Francis Lorenzo, a pesar de que él y Rivers se convertían en finalistas. «Tengo ganas de volver a Ibiza y a ver si puedo hacerme un hueco en las cocinas de Pacha. Me ha encantado cocinar y seguiré cocinando», prometía Pocholo antes de despedirse del concurso.

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