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A veces no se trata tanto de ser el primero en cruzar la línea de meta, como de ir cocinando a fuego lento una prometedora ... carrera. En el caso Paul Thin, ni lo uno ni lo otro. El concursante más singular de la última edición de 'Operación Triunfo' no ganó, pero dejó clase de su carisma. Normal que quiera correr a toda prisa. Como un galgo.
Tocar la gloria lo antes posible. Thin, que antes que Paul Thin fue Pablo Suárez, nació en 2002 en la localidad granadina de Armilla. Es y se siente un verso suelto que vuela libre. Sin ataduras ni complejos de ningún tipo.
Todo resulta singular en este chico que empezó siendo el nombre de un canal de YouTube. Abrió el primero a los 11. Cada año creaba uno en el que subía contenido distinto Apasionado del mundo digital, se ganó la fama de 'friki', además de soportar los insultos de una legión de internautas que no le perdonaron la popularidad. Quizá por ello considera las redes sociales «un campo de minas. No me gusta estar demasiado en ellas», esgrime. De hecho, no tiene prendas en reconocer que en su adolescencia sufrió algo parecido al 'cyberbullying', aunque tampoco le dejó mucha huella, dicho sea de paso.
Muy fan de 'Operación Triunfo', se ha sacudido toda clase de prejuicios. Si algo le molestaba, lo disimula muy bien y parece llevar con gran solvencia la fama, que se ha disparado a raíz de la publicación, el pasado 7 de marzo, de su segundo disco, 'Reboot', tras estrenarse con 'Spawnpoint'
Suena desde hace varias semanas la canción 'El diablo se viste de mí'. Sonará en el concierto que dará este sábado en la Sala Santana. O 'Vértigo', un tema en el que reflexiona sobre la sensación de desorientación que acompaña su «crecimiento» como artista. «¿Qué pasa si me vuelvo esclavo de mi tentación?», se cuestiona en el estribillo. En versos como 'Ahora que veo de cerca la cima, no sé si reconozco a Pablo', el artista expresa sus dudas sobre la identidad en el proceso de ascenso profesional.
«Es una obra conceptual que mezcla géneros, narrativa y experimentación sonora. Es toda una revolución inmersiva para el oyente», cuentan desde su agencia de prensa. En 'Rehboot' no se abandona totalmente a la rumba, que marcó etapas anteriores, pero sí se adelanta a un sonido «más complejo y diverso».
«Quiero crear música retrofuturista», sentencia mienta confiesa su «miedo a perder la voz», como contó en la revista 'Icon'. Pilló un virus, se quedó sin voz y le tocó pasar cuatro meses sin cantar. «A la vez estaba pasando por una crisis de identidad artística. Todas estas cosas de perder la voz creo que vienen ya no solo del miedo a perderla, sino de qué posibilidades hay si ocurre.», relata.
Para ahuyentar los malos augurios, se pone en la piel de Joaquín Sabina. «Perdió su voz y de repente empezó a cantar con una nueva», recuerda, aunque obviamente, prefiere no obsesionarse con esta cuestión un joven al que le va la moda. Como su música, por momentos, parece retrofuturista.
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