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No era la primera vez que acudían a 'El Hormiguero', pero Pablo Motos confundió uno de los nombres. Cayetana Guillén Cuervo y Macarena Gómez acudían al programa encantadas de la vida, pero el presentador presentó a la segunda con el apellido «García». «He empezado metiendo la pata», se disculpaba el comunicador. «Yo te perdono porque sé que estás muy nervioso por estar con dos 'pibones' como nosotras», quitaba hierro la actriz aludida. Motos asintió. «Te voy a ser muy sincero, aparte de estar con dos 'pibones', que lo sois, tú tenías una promesa conmigo, si no recuerdo mal, desde la última visita que nos hiciste. Era sobre tu loro Manolito», recordaba el anfitrión. «Guacamayo Agapita», corregía Macarena. «No doy ni una esta noche», se lamentaba Pablo antes de continuar. «En fin, habías prometido que le ibas a enseñar a tu guacamayo Agapita a decir Pablo Motos», evocaba el presentador. «Y lo he conseguido», aseguraba la intérprete de 'La que se avecina' que llevó un vídeo en el que se escuchaba al pájaro farfullar algo parecido al nombre del showman.
Guillén Cuervo y Gómez acudían al formato para dar a conocer el movimiento The Silver Credit, del que son embajadoras junto a otras actrices españolas de reconocido prestigio. La iniciativa, impulsada por el canal AXN, busca lograr una acción en la industria audiovisual para recordar la necesidad de crear más papeles protagonistas para mujeres mayores de 50 años. «Lanza la reflexión para que la industria se comprometa. Las mujeres de nuestra edad estamos de moda. Es que molamos mucho», brindaba Cayetana. «Ha generado un debate muy chulo porque realmente es una necesidad», apostillaba su compañera.
«No quiero que digan mi edad en las entrevistas porque soy una activista cultural y me tienes que juzgar y recibir por la energía que yo te dé y mi actitud. Si pones mi año, me estás determinando en una forma de ser y con una etiqueta que a mí me jode mucho, Pablo. A mí, júzgame por lo que yo te aporte, no por mi edad», reivindicaba Guillén Cuervo que hablaba luego de cómo la fama afecta a su familia. «A los hijos, madres como nosotras les vienen regular porque en su grupo de pertenencia no quieren ser diferentes. Y madres como nosotras les hacen distintos. Luego lo acabas entendiendo, yo también lo entendí», reflexionaba.
Macarena Gómez desvelaba en la conversación que el año pasado encarnó a un Rey Mago. «Hice de Gaspar. Lo hice con muchísima ilusión. Pero acabé muy triste porque eran cinco horas tirando caramelos y, cuando te quedabas sin ellos, la gente me reñía. Me decían que aprendiera a dosificar», contaba entre risas. Cayetana, por su parte, descubría que su padre, el mítico Fernando Guillén, sigue presente en su vida. «Cuando hablamos de él, suceden fenómenos extraños. Yo tengo en mi casa el Goya de mi padre. Y hay muchas veces que hablamos de él y se mueven sus libros. Está ahí mi papi, protegiéndonos. Mi padre era una presencia maravillosa y ha dejado una ausencia muy gorda. Y lo sentimos por ahí ayudándonos», afirmaba la artista que también confesaba que es un tanto despistada. «Me pierdo en los teatros. Tengo una disfunción o algo así. No me oriento. Y me pierdo por las cajas de los teatros. No voy al Ikea porque me mareo y me pierdo», zanjaba.
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