El empresario que abroncó a Matías Prats: «Su padre sí que era bueno, usted es muy malo»
El periodista acudió a 'El Hormiguero' junto a Susanna Griso para conmemorar los 35 años de Antena 3 y acabaron desvelando jugosas anécdotas
Recordar los mejores momentos de las más de tres décadas de televisión que cumple Antena 3 era el objetivo de la visita de Matías Prats y Susanna Griso a 'El Hormiguero'. 35 años de historias catódicas que arrancaban con una anécdota: era la décima visita al programa de la presentadora y se incorporaba al Club Platino. La pareja comenzó hablando de la cobertura que realizaron de la Dana. «Tal como acabe 'Espejo público', me subí a un coche para irme a Valencia y la travesía fue complicada porque había carreteras cortadas y llegamos a las tres de la madrugada. Cuando llegamos a Picaña, me impresionó la imagen de una señora que iba en bata caminando por el lodo y no era consciente de lo que había pasado. Y me dijo que le acompañara a ver qué había pasado con la casa de su suegra. Habías sido arrasada, por suerte a su suegra no le pasó nada. Y el grito de todo el mundo era 'No ha venido nadie' y nos pedían que denunciásemos lo que había pasado», recordaba Susanna. Matías está en el fin de semana, pero pidió ir a Valencia. «Necesito estar allí, mandarme de reportero. Tratar de contar cómo había podido pasar algo así», evocaba.
Prats y Grisso coincidieron en el primer informativo en 1998. «Me llamo Ernesto Sáenz de Buruaga, que acababa de llegar a Antena 3 desde TVE, y me dijo que me querían fichar para el informativo del mediodía, pero que no me podían contar con quién iba a presentarlo. Me dijo que lo llevaban muy en secreto», explicaba ella. Él apostillaba. «Fue tremendo. Además, he leído una entrevista que le hicieron poco tiempo después y decía que presentar conmigo era un matrimonio que iba a ser muy fructífero y que va a durar muchísimo. Y se piró a los tres meses», bromeaba Prats. «Con Matías he vivido muchas cosas, entre otras mi primer embarazo. Ese niño se crio en el camerino de Matías. Me iba allí con el sacaleches y la nevera», afirmaba.
«La redacción era muy ruidosa, nos pasábamos el informativo pidiendo silencio», comentaba la periodista. Y añadía: «Recuerdo que Matías estaba más nervioso que yo antes de empezar, la presión era toda para él, pero luego empezó con ese vozarrón y ese aplomo y a mí se me ve con un hilo de voz». Su compañero asentía. «Es verdad que había tensión en el ambiente porque me habían fichado y vino Jesús Hermida y me dijo que tenía que hacerles líderes. Esa gente esperaba mucho de mí», declaraba.
Una de las características de Prats son sus coletillas y chistes con los que finaliza algunas noticias. A Griso no le gustaban. «Bueno, depende del día. La verdad es que le río bastante las gracias, con los años más. Hay anécdotas que él cuenta y cuando empieza a contarlas lloro de risa, pero esas improvisaciones que hacía con un patito de goma, un chupete… a mí me dejaban sin palabras», argumentaba. Matías replicaba. «Es verdad que ella era muy tímida y tenía un carácter especial porque yo veía que otras personas que había a mi alrededor si sonreía. Y ella se quedaba seria», manifestaba. «Me decía que, aunque no le hiciera gracia, disimulara. Era su manera de soltarse la melena porque venía muy encorsetado de TVE», apuntaba ella.
«En ese momento no había teléfonos móviles y nos llamaban directamente de centralita. Solían ser quejas o peticiones y, casi todas, para Matías. Y él se inventaba voces para simular que no era él», evocaba Griso certificando que esa leyenda urbana es cierta. Prats narró otra anécdota. «El presidente de Planeta quería verme. Yo llevan un año y medio en Informativos. Y me dijo que su nieto solo comía cuando estaba yo en pantalla. Me dijo que le grabara un vídeo para que se lo pudiera poner constantemente. Y se ha criado el chaval fenomenal», indicaba.
Con los políticos, Matías guarda una distancia prudencial. Solo mantuvo amistad con Adolfo Suárez. Susanna opina lo contrario. «He comido con todos los presidentes del Gobierno. Con quien más, con Rajoy. Normalmente, en las distancias cortas son afables. Me he blindado con los años, no me condiciona comer con ellos», especificaba. Prats recordó un mal trago con un político llamado Ruiz Mateos. «Acabó la entrevista diciéndome en directo: Su padre sí que era bueno, usted es muy malo», remataba.