El Candelabro

Desconcertante

Como si Romeo y Julieta, en lugar de suicidarse, se hubieran puesto los cuernos. Como si los amantes de Teruel se hubieran montado un trío ... con el marido de ella... Así de desconcertante ha sido la noticia de la separación de Almudena Cid y Christian Gálvez para quienes los considerábamos indisociables y más difíciles de dividir que el átomo. A mí me dice Gálvez que se separa de Almudena y que él es una reencarnación de Leonardo da Vinci, y le creo solo lo segundo. «Quien me llame empalagoso es que nunca se ha enamorado», me decía el presentador en una entrevista a finales de febrero para justificar ese perpetuo embeleso en el que aseguraba vivir con su pareja.

Publicidad

Nueve meses después parece que el empalago acabó estomagándoles a los dos, algo que no había ocurrido en los quince años precedentes. ¿Qué hace que una relación tan sólida se desmorone? La pandemia, me dirán. Pues no. «La pandemia nos ha unido más -insistía Gálvez en febrero-. Crisis entre nosotros, ninguna. Mi crisis hubiera sido pasar el confinamiento sin mi mujer. Eso habría sido la hecatombe, el apocalipsis, el juicio final».

Pues bien, la hecatombe, el apocalipsis y el juicio final han llegado, porque hoy la pandemia sigue y Christian ya no está con Almudena. Y todo por la convivencia, un virus para el que no existe vacuna. Es muy triste porque Gálvez & Cid constituían una pareja tan indisoluble como Standard & Poor's, Indíbil y Mandonio, Dean & Deluca o, como diría una Miss Universo, Ramón y Cajal. En fin, una razón menos para creer en el amor romántico, y justo en estas fechas... Así que o Iker y Sara vuelven (hay rumores) o el villancico de 2021 va a ser el de Mariah Carey, pero en versión realista: «Todo lo que quiero por Navidad eres tú... lo más lejos posible».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad