Deja en un contenedor de ropa usada sus zapatillas y alucina al descubrir dónde acaban...
Un joven influencer de Alemania puso un dispositivo de rastreo a su calzado para saber el destino final y ha forzado a la ONG encargada de las prendas a dar explicaciones
A. P.
Sábado, 26 de julio 2025
Un joven influencer se propuso hace unas semanas descubrir a dónde iban a parar un par de zapatillas usadas que dejó en un contenedor de ropa en Alemania. Estos depósitos se pueden encontrar repartidos por las ciudades europeas y ayudan a dar una segunda vida a las prendas que ya no nos ponemos con tanta frecuencia como antes. Las ONG facilitan la economía circular de las mismas y las hacen llegar a quienes las necesitan cuando se encuentran en buen estado.
Sin embargo, esto no es siempre así. La ropa y el calzado tiene más de una vida y es lo que el 'tiktoker' Moe.Haa quiso saber qué viaje realizaban su par de zapatillas y dónde terminaban tras depositarlas en un contenedor de la Cruz Roja alemana. Pero antes de donarlas, el joven hizo una incisión en la suela e introdujo un AirTag. Un dispositivo creado por Apple que permite seguir la señal del objeto al que se adhiera. De forma que Moe.Haa ocultó esta herramienta con la plantilla de las deportivas y esperó para conocer dónde acababan.
Las zapatillas del joven comenzaron su travesía en Múnich y de ahí 'visitaron' Austria, Eslovenia, Croacia y Bosnia. El viaje terminó en la ciudad de Cazin, tras recorrer casi 800 kilómetros. Se detuvieron en un establecimiento que Moe.Haa identificó como una tienda de segunda mano. Y no contento con el resultado, quiso certificarlo él mismo. Así que voló hasta allí.
Al llegar a la tienda, encontró sus deportivas en una estantería y aún tenían insertado el AirTag que le condujo hasta ellas. Le sorprendió que no era un punto de reparto de ropa para personas vulnerables, sino que sus zapatillas estaban a la venta para el público general por 20 marcos. Algo más de diez euros al cambio. El joven las compra y pregunta a la cajera sobre el origen de unas prendas, para saber si están relacionadas con una ONG. Ella responde que no y es entonces cuando el alemán se pregunta en su publicación como es posible que se vendan a 800 kilómetros de distancia un calzado que se depositó en un contenedor benéfico «sin que los empleados informen de que se trata de una donación a la Cruz Roja».
La controversia generada a raíz del video de Moe.Haa forzó a Cruz Roja Alemania a dar explicaciones sobre este caso. Lo hizo también a través de una publicación en TikTok donde apuntaron que anualmente reocogen entre 70.000 y 80.000 toneladas de ropa; la mayoría inservible y que se recicla directamente. En torno a 5.000 toneladas sí pueden aprovecharse y la ONG admite que vende parte para poder continuar con su labor y financiar iniciativas solidarias en el país. También explica que enviar esa ropa a países extranjeros con mayores tasas de población vulnerable es inviable porque los costes derivados del transporte resultan «prohibitivos».