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Volvió la normalidad a 'La Revuelta' tras su programa del martes en «modo avión». Ya con luces y público, le tocó acudir como invitada a «una leyenda» con «cincuenta doctorados 'honoris causa'» de diferentes universidades, la famosa primatóloga Jane Goodall, la mayor eminencia en este campo en el mundo. «Puedo hablar español, pero tú no puedes hablar chimpancé», bromeaba la invitada en perfecto inglés, un idioma en el que David Broncano se defiende.
Goodall, de 91 años, es una reconocida etóloga y Mensajera de la Paz de la ONU. Fue pionera a la hora de arrojar luz sobre el desconocido mundo de los chimpancés gracias a sus investigaciones. Cumplió con la tradición de llevar un regalo. Fue un peluche de un primate que le dedicó y firmó al presentador. También la herramienta, un palo, con la que descubrió que estos animales son capaces de utilizarlas como los humanos. La primera vez que acudió a estudiar a los chimpancés en 1960 nadie había dado antes ese paso en la selva. «Tenía solo dinero para seis meses y 26 años. Era un horizonte complicado. Al principio, me tenían miedo, pero luego conseguí que se me acercara uno».
Gracias a su trabajo, Goodall ha revelado conductas de los chimpancés en una de las investigaciones de campo más prolongadas (más de 60 años) sobre animales en libertad. En el parque nacional Gombe Stream en Tanzania logró demostró que los humanos no son la única especie capaz de fabricar sus propias herramientas. También constató que los chimpancés son omnívoros en lugar de vegetarianos, además de reflejar las brutales guerras primitivas. Esta investigadora británica dejó negro sobre blanco que estos primates son capaces de mantener relaciones duraderas, incluso de por vida, y que llegan a preocuparse los unos de los otros.
De los regalos más increíbles que hemos visto en el programa. Espero que no acabe en el camerino de Broncano junto a la camiseta de Pito Camacho.#LaRevuelta @JaneGoodallEspa pic.twitter.com/91HqS3HBhN
— La Revuelta (@LaRevuelta_TVE) April 30, 2025
«Cuando de niña tenía mucha pasión por los animales, me compré un libro de Tarzán. Yo no era Tarzán, era Jane. Me di cuenta de que quería ir a África, observar los animales y escribir libros sobre ellos hace 80 años. Mucha gente se reía de mí porque las chicas no hacían esas cosas. Mi madre sí me apoyó. Me dijo que no me rindiera, que lo hiciera», rememoró la investigadora, que tuvo que enfrentarse al escepticismo de algunas voces de la ciencia que ponían en duda sus hallazgos. «Darse cuenta de que los animales tienen sentimientos fue un paso muy importante. Cualquiera que tenga un gato, un perro un conejo... ahora lo constata». Como ejemplo, el programa mostró la icónica foto de Goodall, de cuclillas, con el pequeño mono Flint, mientras éste le cogía la mano.
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