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Alberto Chicote ha estado en Bilbao en busca del restaurante que mejor prepara el bacalao al pil pil, uno de los platos estrella de la gastronomía local. En este nuevo programa del chef en La Sexta participaron los cocineros de los restaurantes bilbaínos de Laga y Gu2 y de los los baracaldeses Serendipia y Doyuno. El resultado fue sorprendente: uno lo bordó y otro quedó muy señalado cuando se descubrieron cucharachas en el local.
El nuevo espacio de Chicote, llamado 'Batalla de restaurantes', consiste en enfrentar a cuatro locales especializados en un plato significativo de la gastronomía de una ciudad o alrededores. El concurso, que premia con 10.000 euros al ganador, se desarrolla de una forma curiosa. Los chefs se valoran entre sí y emiten sus propias votaciones y, después, Chicote da sus notas.
La horquilla de puntuación es de 0 al 10 y se valoran seis categorías como el espacio, cocina, comida, servicio y precio. Ayer se emitió la batalla de Bilbao. La ruta empezó en Barakaldo, en el restaurante Serendipia cuyo protagonista fue su jefe de cocina, Luis Pereira; seguido acudieron al bilbaíno Laga, representado por el chef Jon Ander; el tercer encuentro fue en el local Gu2, de Mónica Pujana; y, la ruta, finalizó de nuevo en Barakaldo, en el Doyuno de Javier Muñoz.
Chicote, que tiene la fama de exigente y de no callarse absolutamente nada, fue muy crítico con el restaurante Serendipia de Barakaldo. Afirmó que «le falta alma bilbaína y mano en general». Sobre el producto aseguró que «el bacalao al pil que pasa sin pena ni gloria entre gyozas y tartar».
Tanto la comida como el bacalao del Serendipia suspendieron en las notas de Chicote, que sí valoró con un notable -un 7- el espacio del que dispone el restaurante. La cocina, el servicio y el precio de la comida obtuvieron un aprobado raspado.
Jon Ander Miró, representante del restaurante Laga, no aprobó el examen de Chicote. De hecho, no comenzó la prueba con buen pie. Cuando le preguntaron que buscaba transmitir con el bacalao, el cocinero contestó sin pudor que «con que la gente saque el móvil para hacer una foto» a sus platos se queda «contento». En la mesa no daban crédito a las palabras y su rival, la chef del Gu2, afirmó que «en 35 años ha sido la frase más absurda que he escuchado».
Y lo que mal empieza, mal acaba. Para Chicote solo se salva que el local es espacioso. Calificó la comida como un 2 sobre 10, aunque elevó ligeramente la nota del bacalao al pil pil, eso sí sin llegar al aprobado. El servicio y el precio de los platos también suspenden y la cocina logra un aprobado raspado.
Alberto Chicote salió encantado del restaurante bilbaíno Gu2, ubicado en Rodríguez Arias. Su estancia en el local se resume en una palabra. «Volveré», aseguró nada más terminar su plato. En las notas del chef, el Gu2 es el único que sacó notable en todas las categorías y logra el sobresaliente en el bacalao. De hecho, Chicote lo considera el mejor de todos.
El afamado chef cree que el secreto del éxito de este local está en que es «el sueño de dos personas que aman la cocina y el servicio, y eso, se nota», dijo sobre Mónica Pujana y su marido. Considera que tienen un «buen producto tratado con mucha corrección y servido con atención y cariño». «Cuando sabes que haces las cosas bien, no hacen falta filigranas», aseguró.
La última parada del concurso fue en el restaurante Doyuno, de Barakaldo, y este salió muy mal parado. Y no precisamente por las notas. Sus comensales se quejaron de la presencia de cucarachas por el comedor y Chicote denunció que el bacalao tenía mal olor.
No llevaban muchos minutos comiendo cuando el copropietario del Laga aseguró que «me acaba de pasar una cucaracha a dos centímetros del pie». La mala sensación se apoderó del resto de comensales. La chef del Gu2 pidió «salir de aquí» y Chicote mandó de vuelta el bacalao a la cocina. «Mi bacalao canta», sentenció. El resto de comensales corroboraron su afirmación.
La gestión de Javier Muñoz al frente del Doyuno sorprende a Chicote que decide hablar con él sobre el restaurante y se lleva una sorpresa cuando critica abiertamente a sus empleados. «Cuando adquiero toda la empresa decido quedarme con los empleados, pero a la larga he visto que no es gente buena», afirmó. «Ellos están buscando que les eche para que les indemnice». Chicote, entonces, quiso corrobarar su teoría de que Muñoz se consideraba buen jefe pero que el problema lo tenían los trabajadores y este respondió con un sí rotundo.
Respecto a las notas, el suspenso del Doyuno fue rotundo. Solo aprobó en el servicio y rozó el aprobado en el precio, porque en el resto de categorías obtuvo la peor nota de todos con puntuaciones inferiores a 3. Chicote calificó la cocina con un cero, directamente.
En la clasificación final del concurso, en la que también votaban el resto de chefs de los cuatro restaurantes, el ganador fue el bilbaíno Gu2 de Mónica Pujana. Se llevaron los 10.000 euros y el reconocimiento del propio Chicote, que salió encantado del local. El restaurante Serendipia de Barakaldo finalizó segundo el concurso con una puntuación de 5,1. Últimos y con 4,2 quedaron los locales de Laga y Doyuno.
Las notas de la clasificación son realmente distintas a las otorgadas por Chicote. El chef coincide en que el Serendipia merece un aprobado raspado -5 sobre 10- y que el Laga suspende la prueba -4,3- pero no está de acuerdo con las notas otorgadas al Gu2 y al Doyuno. Al local bilbaíno de Mónica Pujana le da un 8, casi tres puntos más que la valoración de sus compañeros. Mientras que al Doyuno lo baja dos puntos hasta el 2,8.
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