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Chernóbil, una herencia envenenada

Treinta años después de la mayor tragedia ambiental de Europa, se suceden las muestras de solidaridad con los más indefensos: los niños

iñaki izquierdo muxika

Miércoles, 27 de abril 2016

Maya posa en la cocina de su casa, en Malaskovichi, ajena a la sorpresa que le tiene reservada el destino. Una familia de Bilbao la acogió el año pasado, un gesto sencillo que permitió alejarla de la marginalidad y reforzar sus defensas en un entorno marcado por el afecto.

Treinta años después de la mayor tragedia ambiental en Europa, se suceden las muestras de solidaridad para asegurar un futuro a los más indefensos. La última iniciativa de casas de acogida ha surgido en Castro, dirigida a niños bielorrusos

Anton tiene 9 años y su madre, enferma, 28 (Klimovichi).

Treinta años después de la mayor tragedia ambiental en Europa, se suceden las muestras de solidaridad para asegurar un futuro a los más indefensos. La última iniciativa de casas de acogida ha surgido en Castro, dirigida a niños bielorrusos

Treinta años después de la mayor tragedia ambiental en Europa, se suceden las muestras de solidaridad para asegurar un futuro a los más indefensos. La última iniciativa de casas de acogida ha surgido en Castro, dirigida a niños bielorrusos

Treinta años después de la mayor tragedia ambiental en Europa, se suceden las muestras de solidaridad para asegurar un futuro a los más indefensos. La última iniciativa de casas de acogida ha surgido en Castro, dirigida a niños bielorrusos

Treinta años después de la mayor tragedia ambiental en Europa, se suceden las muestras de solidaridad para asegurar un futuro a los más indefensos. La última iniciativa de casas de acogida ha surgido en Castro, dirigida a niños bielorrusos

Treinta años después de la mayor tragedia ambiental en Europa, se suceden las muestras de solidaridad para asegurar un futuro a los más indefensos. La última iniciativa de casas de acogida ha surgido en Castro, dirigida a niños bielorrusos

Treinta años después de la mayor tragedia ambiental en Europa, se suceden las muestras de solidaridad para asegurar un futuro a los más indefensos. La última iniciativa de casas de acogida ha surgido en Castro, dirigida a niños bielorrusos

Vika, en su dormitorio del orfanato de Novogrudo.

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