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Bad Gyal durante su actuación. IGNACIO PÉREZ
Reina de andar por casa

Reina de andar por casa

Bad Gyal tiene descaro sexy y tirón popular pero su directo la reduce a bluff mediático

JOSU OLARTE

Viernes, 13 de julio 2018, 00:36

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Hay que reconocerle a Bad Gyal, alias «yardie» de Alba Farelo el mérito que supone haber derribado los prejuicios habituales del entorno burgués del indie nacional (ese clasismo que demoniza todo lo latino-caribeño y popular) y haberse proyectado, no sólo a festivales del ramo como el BBK Live, sino incluso más allá de los Pirineos, como proclama en su segunda mixtape «Worldwide Angel», cuyo personal batido autotuneado de dancehall, agitado con R&B, trap y sonido urbano-latino-reggaetonero ayer escenificó en Bilbao, en un momento «brutal» de su emergente carrera.

De hecho, lo suyo mas que una emulación de las dancehall divas de anteayer y hoy (Patra, Lady G, Spice o Ce'Cile Shenseea) es un reciclaje del pop urbano internacional que ha asumido su influjo, comandado por una Rihanna, cuya versión catalana de «Work» (Pai), dio hace dos años inicio a su meteórica ascensión Milenial con todas las consecuencias.

La joven catalana (Vilassar de Mar, 1997) dice habar ganado muchas tablas tras viajar el año pasado a Jamaica, donde se empapó de actitudes, estéticas y sobre todo de las coreografías sexuales, Dub sirens incluidas, que ahora reproduce con un mc de apoyo y sus dos bailarinas acrobáticas «la Margary y la Sheila las llamo» Solo faltó la Juani.

Bad Gyal dio «candela» y demostró cierta soltura y morro en el escenario, pero eso no basta para disimilar que en lo musical y, no digamos lo vocal, aún está muy verde. Lo de menos es que lleve su set enlatado (es la norma en lo suyo) abusa del autotuneo, su acento en inglés deja mucho que desear y sus riddims repetitivas de dancehall reggatonero tampoco son para tirar cohetes por mucho que recurra a productores como Jam City o Dubbel Dutch. Pero bueno eso mismo se puede decir de casi todo el pop urbano actual, amén del propio dancehall elevado de los patrones rítmicos del reggae.

Claro que todo eso debe dar igual al ver como el personal que la sigue en vivo y online baila y canta letras de hits virales y politoneros como Mi moto, Dinero, Jacaranda, Fiebre, Internationally, Yo sigo iual , Lo prendo (la de vamos a hacerlo) o Despacio que , para variar, sonó como un acercamiento al dancehall tristón y melódico del convicto Vibz Kartel a cargo de una Bad Gyal que en directo parece más niña traviesa de academia de baile urban que chica mala.

El ruido que la rodea se suma al del boom de la música urbana asociada el reggaetón y el trap, por mucho que ella se desmarque del movimiento. Aún lejos del nicho comercial de latinas tipo Becky G, Bad Gyal puede competir con poderío femenino en la liga de las Nathy Peluso, Ms Nina, Ivy Queen, D' Valentina, Sara Hebe o Tremenda Jauria. Incluso apuntar a estrella «trapero latina» pero, en términos de dancehall peninsular, hay cerca propuestas más validas y con más fuste. Sin ir más lejos la de la arista local Mad Muesel, que lleva ya diez años, y que esta noche se presenta con banda en el Txapel reggae de Armintza.

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