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La magnética vocalista Fenne Kuppens ha capeado el temporal con una buena dosis de oscuridades post-punk. Jesús Andrade
Azkena Rock Festival

Los belgas Whispering Sons funden en negro la tarde bajo el aguacero

El quinteto, encabezado por la magnética vocalista Fenne Kuppens, ha capeado el temporal con una buena dosis de oscuridades post-punk

Jueves, 20 de junio 2024, 22:10

Dicen los publicistas que el 20 de junio es el día más feliz del año, algo que han bautizado como 'yellow day' y que tiene ... que ver con las horas de sol y, seguramente, con las ganas de vender algo. Pues bien, hoy habría estado muy bien traer a todos esos expertos sonrientes al concierto de Whispering Sons en el Azkena, porque la combinación del aguacero con la explosión de negatividad y angustia del quinteto belga habría hecho añicos tanto buenrollismo. Encabezados por Fenne Kuppens -una cantante de voz profundísima, como si condensase la desesperanza de sus letras-, han fundido en negro la tarde con un post-punk que no es nada habitual en el menú del festival.

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Lo suyo son canciones tensas e intensas, a medio camino entre lo meditabundo y lo rabioso, con Fenne como protagonista absoluta. La vocalista, con holgado traje de corte masculino y camisa blanca, es un personaje magnético que capta por completo la atención del público: seguro que ha habido espectadores que ni siquiera han dedicado una mirada al teclista o el batería. Con aire de personaje mefistofélico que ha venido a comprar nuestras almas, Fenne dosifica su gestualidad (extiende una mano, se coloca la otra tras la espalda, camina por la parte frontal del escenario mirando de reojo al público, se alborota el pelo) mientras las canciones van cargándose de tensión y, de pronto..., estalla en estribillos que son más bien frases obsesivas y su cuerpo parece abandonarse a esa liberación repentina y se sacude y se estremece.

Texturas y contrastes

El repertorio ha estado centrado en su último álbum, con 'Standstill', 'Something Good' y 'Dragging' como penumbrosa tanda de bienvenida. Frente a lo habitual en el Azkena, que es algo así como una capital mundial del riff, Whispering Sons prácticamente prescinden de esa herramienta: la guitarra puntúa las canciones con notas o motivos insistentes y crea texturas que enturbian el conjunto, mientras el bajo sostiene la estructura y los versos de Fenne exploran profundidades abisales del alma y también de la voz femenina. Los contrastes han sido particularmente intensos en 'Poor Girl', con pasajes de paz intensa que derivaban en agresivo feedback de guitarra. Era una apuesta arriesgada para el Azkena, y más aún para un Azkena azotado por la lluvia, pero buena parte del público se ha dejado cautivar por la inusual propuesta.

Y eso que la banda belga ha apostado fuerte. «Vamos a tocar algunas más tranquilas», ha anunciado Fenne (que, fuera de las canciones, parece una persona jovial que agradecía con gestos el aguante del público ante el temporal). Y ahí han caído la lentísima 'Cold City' y 'Still Disappearing', con el guitarra reconvertido en segundo teclista y la cantante evocando la vertiente más cercana al mimo de David Bowie. A partir de ahí, han encadenado hits de lo que podríamos llamar su faceta más pop, no por alegre sino por accesible: 'The Talker', 'Walking, Flying' (que empieza diciendo «el tiempo es bueno hoy», aunque el conjuro no ha funcionado), 'Surface', su clásico 'Alone' (más cercano a lo que podría ser el sonido tradicional de lo que en España se llamó afterpunk, con referentes como Siouxsie) y, como remate, una violenta 'Try Me Again' que desde aquí proponemos como himno oficial del 'yellow day' ese.

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