La alineación del Azkena es de ellas

Están en lo alto de las tablas. Esta vez tienen más presencia que nunca. Berrean, articulan sonidos guturales, mascan chicle con actitud, agarran sus guitarras y se arrastran por los suelos. Todo lo hacen igual que ellos. Hace ya un tiempo que componen un tropel que cada vez adquiere más forma, más volumen, más tamaño, más potencia, más reconocimiento, más todo. Y eso que, hasta hace no mucho, decían que sólo formaban el 5% de la escena. En el cartel de esta edición del Azkena Rock Festival brilla una pléyade de rockeras internacionales como Lydia Lunch, Lucinda Williams, Cherie Currie, Ana Popovic, Amanda Shires o Chrissie Hynde. Pero también cabe mencionar a esas artistas femeninas locales que desde la industria nacional reclaman su sitio.

Hace veinte años, cuando la cita arrancó en Mendizabala no fueron más que tres en una programación de veintitrés. Hicieron falta catorce años –y que ese número descendiera a uno con Sally Ann Evans, (la vocalista de Buck and Evans)– para que llegaran las curvas, las reclamaciones y los cambios. Hoy son una quincena y todo esto no se debería ver como una victoria. La conversación tendría que estar oxidada, manida, enterrada. Pero si ni siquiera en los 'top five' de los espectáculos veraniegos brilla la paridad, al menos que esta alineación sirva como referente. Básicamente porque es lo que hace falta. Comprobar cómo ellas pueden triunfar en la tarima como ya hicieron Hayley Williams, Joan Jett, Avril Lavigne, Blondie, Imelda May o Alecia Beth. Con el mismo descaro, la misma rebeldía y toda la seguridad con la que vienen de serie los otros.

EL CORREO, colaborador oficial del festival, dialoga con cuatro mujeres del rock que forman parte de un cartel con más féminas que nunca. Con un aviso: no se las pierdan. Son Nat Simons, Bones of Minerva, Libe (de Pasadena) y Lide Hernando (de Liher). Tienen garra y mucho que contar.

Acaba de publicar 'Queen of Noise'. Su último lanzamiento, que ha llegado de la mano de Cherie Currie, se presenta como la antesala de «un 'show' exclusivo» en el Azkena y de un proyecto personal «para que ellas cuenten lo que hay detrás». Lo cierto es que una cosa se constituye como la sucesión de la otra. Nat Simons (Madrid, 38 años) se propuso hace unos meses reunir a artistas femeninas «con un gran peso en el rock» para elaborar un disco conceptual que verá la luz a finales de año. En él tienen cabida Amanda Shires, Anni B Sweet, Lucinda Williams o Julia Martín-Maestro –de Rufus T. Firefly–. Pero también tenía que tener su espacio una de las pioneras en mostrarse crítica con la misoginia de la década de los 70, la ex Runaways. Después de contactarle, la colaboración se fraguó sola. «Faltan referentes. Mis ídolos, hasta hace no mucho, siempre habían sido hombres. Necesitamos más historias para animar a otras chicas a coger la guitarra», puntualiza Simons.

Para preparar su pase (que será el sábado a las 19.20 horas) la madrileña está en plena inmersión del repertorio de The Runaways. 'Take It or Leave It', 'Cherry Bomb' o 'You Drive Me Wild'. Y viceversa. Currie repasa 'Another Coffee and a Cigarette Day', 'Ley Animal' o 'Macabro Plan'. «No será un concierto más. Es un reto y un hito», asegura esta artista que ya participó en el festival en el homenaje a Tom Petty. «En el mismo escenario que vamos a estar este año, justo después de Joan Jett», apostilla risueña, antes de recordar su experiencia como público hace trece años viendo a Bob Dylan. «Fue muy inspirador. Yo quise dedicarme a la música gracias a un cruce con su documental», relata. «Fue un click».

El poderoso dúo explotará un registro musical que navega en español y en inglés entre el folk-americano y el rock alternativo. «Subirme a los escenarios fue un flechazo, una revelación. Esto que siento no lo he sentido con nada». Y «si hoy las bandas son nuestras es gracias a los referentes». «Es importante tener un espejo en el que mirarse y liberarse. Que cada vez seamos más, motiva», concluye.

Contesta enérgica al teléfono. Queda menos de una semana para que Lide Hernando (Donosti, 32 años) recorra con su banda Liher los 100 kilómetros que separan San Sebastián de Vitoria y abra con su voz de potencia soul las actuaciones del escenario 'Respect' del Azkena Rock Festival este jueves. «Traemos un 'setlist' (junto con Iñigo Etxarri, Joshka Natke y Ander Berzosa) muy cañero. 45 minutos, en plena tarde, de mucho rock», afirma. No parece casualidad que el espacio que se le ha asignado sea homónimo de ese éxito eléctrico de Aretha Franklin. Y es que, si habla de ella y de aquellas que le han marcado menciona a Withney Houston, Janis Joplin o a la gran dama del blues Franklin. «Me llamaba mucho la atención su virtuosismo vocal. No sé cómo explicarlo. Su voz», ataja. «En la adolescencia descubrí el punk-rock y llegaron otras. De ellas me gustaban sus movimientos, cómo dentro de su feminidad eran bruscas, no se recataban». Así, Hernando ha ido formando su figura artística. Durante las primeras veces –en los conciertos de salas pequeñas y poco público– era plenamente consciente de si movía un pie, una mano o un brazo, de si abría, cerraba los ojos o daba un porrazo al suelo. «Ahora son cosas que me salen de forma natural. Soy bastante más libre», asegura.

Hernando tiene ahora menos reticencias consigo misma pero también cuenta con una red de mujeres en la que apoyarse. No hace falta que se reúnan a menudo ni que propongan acciones de manera constante. Junto a otras seis músicas vascas dirige la Asociación de Músicos Musikari, que está capitaneada por Eneritz Dueso, Idoia Hernández, Miren Narbaiza, Izaro Andrés, Olatz Salvador, Naiara Egimendia y Myriam Miranda. Al fijarse en la alineación que resonará en Mendizabala se siente «orgullosa». También «responsable» por dejar el listón alto. «Y, otra cosa. Está bien cantar victoria pero no es para estar felices porque en el rock todavía existen unas diferencias abismales. No está todo el trabajo hecho», subraya esta 'frontwoman' que comenzó a cantar en la calle con un proyecto de soul y blues llamado 'Moon Fields'. Su banda, con la que ya ha grabado cuatro álbumes, echó a andar en 2015.

Cuatro bases forman la agrupación stoner de 'Bones of Minerva'. En el micro Blue Rodríguez, con la guitarra Ruth O'Leary, en las baquetas Nerea Platero y en el constante bajo Chloé Gautier. Esta última hace de portavoz del cuarteto madrileño en la conversación que mantiene con este periódico. Lo hace por tiempo –como es lógico– y porque ha estado ahí desde los orígenes, cuando tenían veinte años y se propusieron alcanzar ese sueño adolescente de profesionalizarse con una banda de metal. O de rock. Todavía no lo tienen muy claro. «Estamos buscando una etiqueta para definirnos. Nos está resultando imposible», confiesa risueña Gautier. Eso sí, esta agrupación no siempre ha sido exclusivamente femenina. No fue hasta hace cinco años que se produjo esa sustitución. «Fue una casualidad pero en cuanto dejamos de ser una formación de tres tías y un tío (que estaba en la batería) se notó muchísimo un cambio en cómo te perciben y tratan. El mismo machismo que está en la escena, se replica en la sociedad», protesta. La bajista aún recuerda el comentario que les hizo un espectador tras su primer concierto: «Habéis tocado muy bien, pero vais muy tapadas, nos dijo».

– ¿Cuál es la forma de actuar en ese momento?

– Con el primer comentario, te quedas descolocada. Después, vas haciéndote una coraza. Y ahora mismo, a menos que sea en un contexto de trabajo, los mando a la mierda. Normalmente no nos callamos ni una (dice reivindicativa). Hacemos música y punto.

No obstante, el componente feminista está presente en esta agrupación. Principalmente porque, por lo general, los protagonistas del género que tratan «son todo señores». En su caso, ellas llevan el carácter guerrero desde su denominación. Su nombre hace referencia a la canción de Deftones 'Minerva', pero también a la diosa romana de la sabiduría. Los huesos conforman, por su parte, «la esencia de todo», explica. En el Azkena presentarán temas de 'Blue Mountains' y 'Embers', sus dos únicos álbumes. «Vamos con muchas ganas. Es un festival muy reconocido en España y da gusto que sea tan diverso», finaliza.

Libe García de Cortázar (Vitoria, 41 años) es la cantante del grupo alavés Pasadena. Lleva más de veinte años en la industria musical. Empezó como teclista en Neubat y ha formado parte de agrupaciones como Ekon o Izaki gardenak. «Van pasando los años y no te das cuenta de todo lo que has hecho», apunta al repasar su trayectoria. De ese tiempo ha borrado muchos detalles, buenas y malas experiencias. Pero hay situaciones de la que es incapaz de olvidarse. «En las crónicas se han llegado a referir a mí como 'gogó'. Y no he sido la única. Recuerdo que a PJ Harvey (cantautora inglesa) la definieron como 'la degaldita minifaldera'. O pienso en ocasiones en las que me han invisibilizado, no se han dado cuenta de que era parte del grupo porque ni me han mirado», menciona. «Te cuestionan sólo por ser chica. Tienes que justificar todo lo que haces y asegurarles que de verdad eres tú quién estás haciendo la composición, la producción, todo», critica. Lo dice porque es consciente de que «el rock siempre se ha caracterizado por ser machista». Pero también con la certeza de que «desde hace diez años se ha empezado a generar un movimiento constante, aunque lento, que está empezando a cambiar las cosas».

Esa transformación ha encontrado este año su eco en el Azkena, que «ha agrupado a mujeres de diferentes estilos y géneros». García de Cortázar, que actúa con Jon Basaguren y también tiene su proyecto en solitario, tiene como referentes a muchas que tocarán en esta edición. «Me fijo en que tengan las ideas claras y sean originales», dice. Aunque también echa en falta una mayor representación femenina de la escena vasca como Anari, Miren Narbaiza o Sorkun, con las que ha colaborado. «Lo que han conseguido se tiene que valorar. Porque para nosotras cuesta mucho llegar ahí. Es necesario resaltar la fuerza de otras compañeras. Y, de momento, vamos por buen camino», dice. «El cambio es educacional. Las etiquetas son las que provocan que luego tengamos esta formas de actuar con los demás. Tiene que haber una evolución», sentencia.

Con todo, la cantante se siente cómoda de cara al viernes. «Tocar en casa es un aliciente. Y más en un festival al que siempre hemos ido. Tengo una ilusión tranquila. Lo que busco es que comunicarme con mi música para que llegue a la gente», expresa. Pasadena, referencia del pop-rock euskaldún, abrirá las actuaciones del escenario 'Love' a las 18.00 horas. En su repertorio, además de sencillos, coleccionan el EP 'Izpia' y un disco con el mismo nombre del dúo. En él han registrado toques de rock y folk crepuscular, guitarras tanto eléctricas como acústicas, ritmos de batería y una sólida capa de teclados. Tras ellos, será el turno de 'Matchbox', 'The Guapos', 'The Undertones' y 'Gwar'.

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