Sonia López Iglesias, psicopedagoga: «A veces olvidamos que los hijos no necesitan perfección, sino presencia y coherencia»
Tanto progenitores como adolescentes «fallamos» porque «dejamos de dialogar, cuando el miedo reemplaza a la confianza y la exigencia sustituye a la empatía», reconoce la autora de 'Cuando la adolescencia duele'
Leire Larrazabal
Martes, 4 de noviembre 2025
Nadie dijo que criar fuese una tarea fácil, nada más lejos. Probablemente todo lo contrario: criar es tremendamente difícil y desafiante. Y hay una etapa muy sinuosa, con muchas curvas: la adolescencia. En un mundo en el que la tecnología y las nuevas formas de interacción social tienen un impacto directo en la vida, a menudo los adolescentes se sienten abrumados e incapaces de atender a todo lo que se espera de ellos. Un estrés psíquico, emocional y físico que puede desencadenar problemas de salud mental. Sonia López Iglesias, psicopedagoga y maestra, ha publicado 'Cuando la adolescencia duele. Claves para cuidar la salud mental de tu adolescente', un libro «que ayuda a las familias a entender esta etapa tan compleja y da estrategias prácticas para dar respuesta a las nuevas necesidades del adolescente y cuidar de su salud mental», describe la autora.
- ¿La adolescencia qué edad abarca?
La adolescencia abarca aproximadamente de los 10 a los 21 años, según la OMS. Es una etapa de profundos cambios físicos, cognitivos, emocionales y sociales, en la que la persona transita de la niñez a la vida adulta, construyendo su nueva identidad y su manera de enteder el mundo.
- ¿Diría que es la etapa más complicada de la vida? ¿Tanto para el adolescente como para los padres?
Pienso que todas las etapas de la vida tienen su complejidad. Los cambios que atraviesa el adolescente le generan mucha inestabilidad e incertidumbre, y su cerebro, aún en desarrollo y proceso de transformación, puede llevarlo a actuar a veces de manera impulsiva o desajustada. Para los padres es complicado entender estos cambios de comportamiento tan bruscos y encontrar la distancia adecuada para acompañar correctamente esta etapa.
- ¿Y por qué duele la adolescencia?
Porque es una etapa de búsqueda y de transformación. El cuerpo cambia, las emociones se intensifican y la identidad se redefine. El adolescente deja atrás la seguridad de la niñez, pero aún no alcanza la autonomía del adulto. Esa transición, repleta de dudas, contradicciones y descubrimientos, genera una mezcla de dolor, confusión y crecimiento que forma parte natural del proceso madurativo.
- ¿Qué se le puede achacar al adolescente y qué a los progenitores? ¿En qué diría que fallamos unos y otros?
A los adolescentes se les puede reprochar, en ocasiones, su impulsividad, falta de autocontrol o resistencia a escuchar. Pero detrás de esas actitudes suele haber una búsqueda legítima de identidad y autonomía.
A los progenitores, por su parte, se les puede achacar la impaciencia, la falta de escucha o la tendencia a imponer en lugar de acompañar. A veces olvidamos que los hijos no necesitan perfección, sino presencia y coherencia. En el fondo, fallamos unos y otros cuando dejamos de dialogar, cuando el miedo reemplaza a la confianza y la exigencia sustituye a la empatía. La adolescencia no se trata de ganar una batalla, sino de aprender a encontrarse en medio del cambio.
- A lo largo del libro, en distintos capítulos, precede con frases de adolescentes. Si tuviera que destacar un par de ellos...
Creo que no podría elegir ninguna en concreto. Todas tienen en común la necesidad de los adolescentes de que sus progenitores les comprendan, les apoyen y les acepten tal y como son.
- Y quiere dejar claro que no se debe dejar solo al adolescente pero tampoco sobreprotegerlo.
Es importante no dejar solo al adolescente, pero tampoco sobreprotegerlo. Necesita sentir que sus padres están cerca, disponiblese y atentos, sin invadir su espacio ni resolverle todo. Acompañar no es controlar: es ofrecer un punto de apoyo mientras aprende a sostenerse por sí mismo.
- ¿Qué es la pedagogía del querer?
Es una pedagogía basada en el acompañamiento consciente y afectivo, en la que las familias están presentes y disponibles en la vida de su hijo adolescente, ofreciéndole afecto, apoyo, empatía y comprensión en esta etapa tan decisiva. Una pedagogía que establece límites claros, fomenta la responsabilidad y busca el equilibrio entre la libertad y la guía.
- Dice en el libro que la salud mental es crucial en la adolescencia.
Porque es una etapa de intensos cambios. Durante estos años, el cerebro aún está en desarrollo y las experiencias vividas dejan una huella profunda en la forma de pensar, sentir y relacionarse.
Cuidar la salud mental en esta etapa ayuda a que los adolescentes formen una identidad equilibrada, aprendan a gestionar sus emociones, construyan relaciones sanas y desarrollen confianza en sí mismos. Cuando no se atiende, pueden aparecer problemas de ansiedad, depresión, baja autoestima o conductas de riesgo que impactan sus presente y su futuro. Por eso, acompañar, escuchar y ofrecer apoyo emocional es tan importante como cuidar su salud física.
- ¿Las redes sociales qué papel juegan en la salud mental?
Las redes sociales juegan un papel doble en la salud mental de los adolescentes: pueden ser una herramienta valiosa o un factor de riesgo, según cómo se usen. Por un lado, favorecen la conexión, la expresión personal y el sentido de pertenencia, permitiendo compartir intereses y encontrar apoyo emocional. Pero, por otro, pueden generar dependencia, comparación constante, ansiedad, baja autoestima o exposición a contenidos dañinos. El reto no está en prohibirlos, sino en educar para un uso consciente y equilibrado: enseñar a distinguir lo real de lo aparente, a poner límites y a no medir el propio valor en 'me gusta'.