Regalos a los profesores a final de curso, ¿sí o no?
La profesora Carmen Martínez Conde, coordinadora académica del Máster en Orientación Educativa Familiar de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) aporta su punto de vista a un debate que se ha instaurado en la sociedad de forma anual
Walter Lerch
Lunes, 16 de junio 2025, 23:32
Hoy en día es muy difícil diferenciar cuándo se puede ser detallista o si se excede con los regalos hacia quienes consideramos que se los puedan merecer, o no. Ese es un debate que se ha instaurado en el mundo de la educación y curso tras curso, al final de éste, los padres tienen la misma pregunta, ¿debemos hacer un regalo a los profesores?
Una cuestión que no tiene una sola respuesta y que tiene difícil solución. La profesora, Carmen Martínez Conde, coordinadora académica del Máster en Orientación Educativa Familiar de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) arroja un poco de luz a este debate infinito, «es necesario que exista gratitud hacia los profesores. Los maestros han estado durante todo el curso asistiendo a los alumnos en el horario escolar, labor que trasciende las aulas». Eso sí, la docente también añade que «no es necesario que este detalle sea representado por un objeto material. Culturalmente asociamos el gesto del regalo como gratitud e incluso por pensamiento. Esto es algo que ha existido desde hace mucho tiempo e igual que damos regalos materiales, también se puede expresar de manera inmaterial».
Muchas familias, cuando llega el final del curso, comienzan a debatir al respecto y los grupos de whatsapp echan humo, pero ¿cómo se ha llegado a este punto? Para ello es necesario, lógicamente, analizar el momento generacional y social en el estamos. «Por un lado, está el hecho de vivir en una sociedad consumista, en la que se generan muchas necesidades de manera muy estudiada. Por otro lado, estamos en un momento de accesibilidad a medios materiales muy marcado por la inmediatez», comenta Carmen que compara el pasado con el presente, «si en décadas anteriores se deseaba un bien, había que esperar y tener paciencia, porque conseguirlo podría ser costoso. También era necesario acudir al comercio físico para adquirirlo. Esto suponía una inversión de tiempo mayor, así como una oportunidad de pensar bien en qué se estaba gastando el dinero. Además, los padres de hoy pertenecen, en su gran mayoría, a una generación en la que el hecho de regalar era algo más usual. Es decir, tienen un hábito adquirido de considerar los regalos como parte normal de la vida y una visión de estos, muchas veces, por compromiso».
En cualquier caso, la docente tiene claro que este debate «es una costumbre que viene de lejos, ya que también es una generación que ha visto cómo sus abuelos consideraban el regalo al profesional como algo necesario. Era una forma de manifestación de respeto y agradecimiento».
La profesora de la UNIR no deja pasar la oportunidad para advertir que esta situación puede acarrear ciertos peligros, «en la adquisición de bienes materiales puede darse algo que los especialistas en mercadotecnia conocen bien, y es que el consumo llama al consumo. Es decir, si no se hace una compra responsable, el consumidor puede caer en la trampa de perder rápidamente el interés por el objeto que acaba de adquirir y poner su foco de interés en el siguiente que le llama más la atención».
Es más, la docente avisa que «esto puede suponer una pérdida de control, puesto que provocaría el inicio de un ciclo sin límite. Con la búsqueda de regalos de fin de curso esto se puede manifestar en el hecho de gastar progresivamente más, olvidarse del verdadero valor del regalo e, incluso, quedar insatisfecho por ver que siempre se podría haber regalado algo mejor». Por otro lado, no se debe olvidar que no todas las familias son iguales ni que todas tienen el mismo poder adquisitivo, y por eso mismo, «hay que respetar a quien no quiera formar parte del regalo, entendiendo que no siempre se puede realizar un esfuerzo económico o bien que, por principios, no es partidario de este tipo de acciones», comenta la profesora.
Enfrentamiento entre familias
Muchas veces este debate puede acabar en enfrentamientos entre las propias familias, «cuando se piensa en un regalo grupal entran en juego muchas variables: la psicología de cada persona, su contexto y sus medios económicos. En grupos grandes las características de sus miembros varían, al igual que su modo de elegir y priorizar es diferente. Aquí nos podemos encontrar ante conflictos que, de no resolverse satisfactoriamente, pueden dar lugar a enfrentamientos», advierte Carmen.
Por eso mismo, la profesora comenta que «entre muchas de las virtudes que tienen los buenos maestros está el estar unidos y saber hacer equipo. Cuando se distingue a un miembro del claustro se suele secundar, puesto que son los propios docentes quienes saben apreciar el esfuerzo reconocido». Eso sí, la profesora también añade que «sí que sería recomendable que las familias tengan en cuenta una necesaria sensibilidad hacia todos los docentes de una misma aula».
Ante este debate, no existe una respuesta sencilla ni el punto intermedio es fácil de alcanzar. Aunque Carmen sí que indica la importancia de la virtud de la gente, «el fin de curso es una época intensa, tanto para los docentes como para las familias. El tiempo parece acelerarse, se pueden tomar decisiones de manera precipitada y el cansancio se intensifica. Y si en este contexto se está buscando un regalo a toda prisa, probablemente la selección se complique o no sea acertada». Entonces es cuando las consecuencias pueden ser «regalos caros, innecesarios o desproporcionados», añade la docente que también comenta que «un punto medio estaría en realizar un detalle hecho con cariño y no necesariamente material».
Para terminar y en relación a lo anterior, Carmen comenta que es muy importante personalizar, porque «cada contexto y situación es única. También lo es el tipo de centros educativos, así como la implicación y medios disponibles que tienen los docentes y familias».
En cuanto a la mejora personal, «este debate puede enriquecerse con un ejercicio de reflexión sobre el sentido del agradecimiento. El darse es algo propio del ser humano, si bien es cierto que esto es algo que puede ser aprendido y moldeado. El desprendimiento ha de ejercitarse desde bien pequeños, ya que es base de una sana evolución de la familia», finaliza Carmen sin antes comentar que «el sentido del regalo puede asociarse a esto: a la generosidad. También es útil tener presente el sentido común».
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