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¿Por qué es importante la música para los niños?

¿Por qué es importante la música para los niños?

Fomenta su creatividad e imaginación, despierta sus sentidos, fortalece su escucha atenta… La psicóloga Eva Sánchez de la Morena nos lo explica

NAHIKARI CAYADO

Sábado, 5 de junio 2021, 23:55

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¿Cuántas veces te han enseñado algún vídeo de niños o niñas bailando salsa, hip hop o flamenco?, ¿O videos de pequeños artistas cantando sin desafinar, e incluso rapeando? Pues sí, estos videos suelen convertirse en virales porque nos fascina ese tipo de dominio del ritmo y cante en los más pequeños, y es que la música es un estímulo esencial en ellos. Les transforma, les divierte y les enseña muchas cosas. ¿Quieres saber cuáles son los beneficios de la música en los más txikis? Para ello contamos con la colaboración de Eva Sánchez de la Morena, psicóloga de la fundación Diagrama.

Esta experta lo tiene claro. El hecho de que los niños, ya desde bebés, una etapa en las que se sientan las bases del desarrollo neuronal, jueguen y experimenten con la música, «les va a servir para despertar sus sentidos, fortalecer la escucha atenta, fomentar la creatividad y la imaginación y contribuir al desarrollo del lenguaje y la comunicación». Pero además, explica que también les ayuda a ampliar su capacidad de razonamiento y resolución de problemas, así como en la memoria, en la atención y en la concentración. Todas estas son capacidades ejecutivas del cerebro que tienen lugar, en gran medida, en la corteza prefrontal.

Y es que escuchar música hace que el niño centre su atención en los diferentes sonidos y tonos de la canción, potenciando su concentración. Instrumentos como la guitarra, piano y violín son unas de las mejores opciones a partir de los 5 años, su práctica constante hará que desarrollen una mayor capacidad de memoria, concentración y coordinación. Todo esto se verá reflejado en un aumento de su amor propio y autoestima, ya que conseguirán grandes logros, por ejemplo, llegar a tocar su canción favorita, mientras que por el camino llegan a comprender la importancia de ser perseverantes.

En cuanto a la creatividad, la música estimula la zona derecha del cerebro que está especializada en sentimientos y habilidades especiales visuales y sonoras, como es el caso del arte o la música. Ésta última hace que la imaginación del niño viaje por diversidad de mundos diferentes, que viva experiencias y emociones que hacen que enriquezca su mente.

Pero los beneficios de la música van más allá, y también influyen en su desarrollo psicomotor. Según informa Sánchez de la Morena, la exposición a la música mejora el ritmo, el equilibrio y el medio de expresión, «convirtiéndose en un fantástico vehículo para expresar sus emociones».

Cuando los niños bailan, por otro lado, lo hacen siguiendo el ritmo de la música, encontrando una nueva forma de expresarse a través de su cuerpo. Brazos y piernas empiezan a moverse de forma armónica, coordinando sus movimientos -o por lo menos, intentándolo- y mejorando su desarrollo psicomotriz. Tanto baile y movimiento aumentará su rendimiento físico, facilitando el sueño y reduciendo el estrés. Vamos, lo que necesitamos los padres y madres para que caigan rendidos en la cama.

Tampoco hay que pasar por alto que la música fomenta la sociabilidad. Tocar, bailar o cantar en grupo puede hacer que un niño o niña pierda su timidez, y además favorece su interacción con otros infantes y con adultos, lo cual le ayuda a socializar. La música propicia que trabaje en equipo, fortalezca y establezca nuevos vínculos y comunique sus ideas con fluidez. En definitiva, los niños son seres emotivos y el sonido tiene una poderosa acción sobre la afectividad.

La música ayuda también a coordinar la respiración y a relajar el pulso, consiguiendo así que los pequeños y pequeñas se relajen y aprendan a controlar sus emociones. Además, el poder de evocación de la música hace que al escuchar canciones alegres los niños y niñas mejoren su estado de ánimo y se sientan más felices.

El sistema inmunológico

En este sentido, esta psicóloga añade que la música también tiene un efecto en el sistema inmunológico. «Distintos estudios científicos apuntan a que reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés que debilita el sistema inmune y aumenta la producción de plaquetas, estimula los linfocitos y la protección celular ante determinadas enfermedades», aclara.

Nos cuenta que ya en el útero materno, el oído del futuro bebé empieza a escuchar a partir de la semana 20 después de la concepción. Un estudio realizado por la Universidad de Leicester demostró que los bebés de un año de edad reconocen la música a la que fueron expuestos tres meses antes del nacimiento. Además, otro estudio ha puesto de manifiesto que los bebés pueden recordar y preferir la música que escucharon antes de nacer, hasta 12 meses después. «Esto, a nivel neurocognitivo, demuestra que el cerebro en desarrollo de un bebé es capaz de almacenar y recuperar recuerdos después de un largo período», agrega Sánchez de la Morena.

Hay que señalar que la diversidad de diferentes tipos de música es esencial y puede ser útil en el proceso futuro de habilidades y capacidades en los niños. Pero no es solo lo que entendemos por música al uso lo que puede estimular al feto, al bebé o al niño. La voz, a través de los cantos del padre o la madre durante el cambio de pañales, la comida, el paseo, el juego, el lavado de manos o dientes, la hora de dormir o recoger los juguetes, por ejemplo, también realizan su contribución «reforzando el vínculo del apego mientras se viven momentos lúdicos, de alegría, placer y aprendizaje».

De hecho, hablamos a los bebes de una forma especial, musicando las frases. Ni siquiera nos damos cuenta, lo hacemos de forma espontánea. Imprimimos una melodía, un tono y un ritmo especial cuando nos comunicamos con ellos. Nuestros hijos no conocen el significado de nuestras palabras, pero aprenden a escuchar los sonidos musicales del lenguaje, escuchan la música del habla y, al hacerlo, poco a poco van entendiendo y construyendo el lenguaje.

Por otro lado, también las maestras y maestros de los niños realizan su contribución en este sentido. ¿Cómo? Utilizando a menudo canciones para facilitar en el aprendizaje de rutinas o contenidos del currículo. Otras veces, simplemente, lo hace para hacer más agradable y tranquila la estancia en clase.

«En definitiva, la música, que existe desde que el hombre es hombre, forma parte de nuestra cultura y enriquece nuestras vidas. Es un excelente medio para disfrutar, compartir, expresarse y va a tener influencia en todo nuestro desarrollo vital», matiza por su parte la psicóloga de fundación Diagrama.

Hace hincapié además en que nunca es tarde para acercar a los niños a la música, si bien es cierto que escucharla en la primera etapa de la vida conlleva beneficios que no solo se centran en el desarrollo de la inteligencia musical, tal y como ha quedado reflejado en el texto.

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