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Las expertas recomiendan crear un ambiente agradable a la hora de la comida PIXABAY
¡Mi hijo no come!: Siete consejos para no perder la paciencia con niños que no comen

¡Mi hijo no come!: Siete consejos para no perder la paciencia con niños que no comen

La doctora Ana Elbusto y la psicóloga Eva Pereda nos dan las claves para afrontar esta etapa de la mejor manera posible

NAHIKARI CAYADO

Miércoles, 21 de abril 2021, 20:47

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Enfrentarse a la hora de la comida puede convertirse en un auténtico suplicio para los padres de los niños que no quieren comer. Muchos de ellos no saben cómo enfrentar la situación, y es ahí cuando empiezan a atormentarse agotados y sin saber qué hacer. ¿Debemos obligarlo a comer?, ¿sobornarlo con promesas y regalos?, ¿distraerlo con el móvil?, ¿dejarle que coma cuando y lo que él quiera? Para responder a todas estas dudas hablamos con Ana Elbusto, licenciada en medicina y cirugía por la UPV, especialista en nutrición por la universidad de Barcelona y tutora asociada de prácticas de la Facultad de Farmacia y Nutrición de la UNAV, y con la psicóloga Eva Pereda, profesora de la Facultad de Psicología de la UPV.

Nos explican que esta situación depende de la etapa evolutiva de cada uno. Es decir, es muy importante tener en cuenta que la alimentación debe estar relacionada con cubrir necesidades nutritivas y que el patrón alimentario de los niños y niñas debe ir ajustado a ellas. De hecho, durante el primer año el comer no suele suponer un problema, es más, los bebés comen mucho, pero a partir de esa edad hay varios momentos en los que los niños y niñas no quieren hacerlo, y puede ser algo normal. Según aclaran, «desde el año a los tres años se produce un enlentecimiento del crecimiento, por ello disminuye el requerimiento energético y por ende, el apetito».

Y es que es en esta etapa cuando comienzan a andar, quieren descubrir el entorno y parece que la comida pasa a un segundo plano. Asimismo, se produce un salto sustancial en la presentación de los alimentos, ya que de botepronto aparecen los alimentos sólidos y enteros. Los txikis tienen que adaptarse a la nueva situación, empiezan a utilizar los cubiertos y necesitan tiempo para aprender. A algunos les cuesta más que a otros, por lo que a veces es recomendable usar la regla 'cucharada por año' para poder alcanzar así pequeños objetivos. Ese método consiste en, como dice su nombre, darle una cuchada por año de edad para que así vaya acostumbrándose poco a poco y sin forzar.

En el caso de los niños algo más mayores, aquellos que se encuentran en la etapa preescolar, el crecimiento se da de manera irregular. Esto es, los pequeños atraviesan dos fases que son por un lado la de crecimiento, y por otro la de meseta. «El apetito estará más presente en las fases de crecimiento que en las de meseta, es por ello que en estas últimas no hay que forzarles ni preocuparse, ya que es parte del desarrollo normal en la infancia», señalan Elbusto y Pereda.

A partir de los seis años las preferencias y las aversiones se hacen más evidentes. Tienen mayor capacidad de decisión y pueden rechazar uno o varios alimentos. También debemos tener en cuenta la saciedad de los mismos, ya que algunos llenan más que otros, por lo que una dieta rica y variada, como la dieta mediterránea, les ayudará a crecer de manera saludable.

Es importante que los padres hagamos el ejercicio de intentar comprender a nuestro hijo, y no tomarnos su falta de apetito o rechazo a comer como algo personal. Para ello, es aconsejable ponernos en su lugar y pensar que si a nosotros, como adultos, hay rachas en las que tenemos más apetito que otras, y alimentos que nos gustan más que otros, ¿por qué no les va a ocurrir lo mismo a los niños?

Puede que no suene fácil, es por eso que la doctora Ana Elbusto y la psicóloga Eva Pereda nos dan siete consejos para afrontar esta etapa de la mejor manera posible:

1. La preocupación por la falta de apetito de nuestros hijos nos puede llevar a intentar que coman a toda costa, y eso no es, ni de lejos, lo más correcto para estas dos expertas en nutrición. «El rechazo hacia los alimentos a veces no lo produce el alimento en sí, si no lo que conlleva», apuntan refiriéndose a las tensiones emocionales o al cansancio. En su lugar, recomiendan crear un ambiente agradable a la hora de la comida. De hecho, Compartir la mesa en familia es fundamental para inculcar buenos hábitos alimentarios. El ejemplo de los padres y la educación nutricional que se realiza en la mesa juega un papel muy importante y crea un ambiente positivo. Así, debemos dejar de lado las frases del estilo «si no comes no vas al parque», «hasta que no comas tres cucharadas más, no te levantas de la mesa» o «tienes que comer para que Olentzero te traigan muchos regalos».

2. Dejar que los niños participen en la preparación y elaboración de los platos. Hacerles participar aumentará su satisfacción y creará vínculos positivos con la comida. Es importante también que padres e hijos vayan juntos a la compra para que los pequeños ayuden y se involucren a la hora de hacer la comida. De este modo, podemos pedir a nuestro hijo que nos aporte alguna sugerencia para el menú. Dejémosle que, por ejemplo, elija las verduras que desea tomar, las pese en la báscula y las meta dentro del cesto.

3. Ambas consideran que es muy positivo darles un tiempo para cada comida, y si no han comido, retirarles el plato. En efecto, las expertas nos aconsejan que dejemos que los niños asuman las consecuencias de no querer comer. «No es necesario que las comidas se conviertan en una batalla», expresan. De hecho, y en este sentido, si no quiere comer, debemos evitar convertir el momento de sentarnos a la mesa en un problema. Dejemos el estrés y la ansiedad a un lado, y no caigamos en los gritos, llantos y discusiones, que lo único que conseguiremos será agobiarles aún más.

4. Debemos animarlos a probar alimentos nuevos, introduciéndolos en pequeñas cantidades y no asociar el rechazo al fracaso. Al hacerlo de esta manera se evita que el niño se agobie pensando que no será capaz de enfrentarse a ese plato. Después, con el tiempo, se pueden ir aumentado las cantidades.

5. Algo muy importante también para las expertas es utilizar el refuerzo positivo cuando logren nuevas metas. Cuando, por ejemplo, prueben nuevos alimentos, coman en el tiempo establecido o utilice de manera correcta los cubiertos.

6. Un móvil o una tablet interfiriendo a la hora de comer es contraproducente para los más pequeños, por más divertido que sea lo que proyecte. Así lo aseguran la doctora Elbusto y la psicóloga Pereda, que aconsejan no utilizarlos para que los niños sean conscientes de lo que están comiendo en cada momento.

7. También tienen claro que el alimento nunca debe ser un premio ni un castigo, es decir, no debemos premiar con chucherías que haya comido pescado, por ejemplo, ni obligar al niño a tomarse un plato de brócoli si no nos ha obedecido en otros aspectos. Haciendo esto, el niño asociará inconscientemente la ingesta de determinados alimentos a algo sacrificado, feo y desagradable.

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