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Educar con cuentos: historias que enseñan valores

Las historias como puente hacia los valores familiares de empatía, igualdad, resiliencia y respeto

Jueves, 23 de octubre 2025, 12:23

Los cuentos han sido, desde siempre, una de las herramientas más poderosas que tenemos para educar. A través de las historias, nuestros hijos e hijas viajan a mundos lejanos, conocen a personajes fascinantes y, casi sin darse cuenta, aprenden lecciones valiosas sobre la vida. Un cuento puede ser el punto de partida para hablar de emociones complejas, para entender la importancia de la amistad o para descubrir el valor de la generosidad.

En un mundo cada vez más digital, sentarnos a leer un cuento con nuestros txikis es un acto revolucionario. Es una invitación a la calma, a la escucha y a la conexión emocional. Es un momento mágico en el que, por un rato, el mundo se detiene y solo importan la historia y la compañía.

Un cuento para cada valor, una historia para cada edad

La literatura infantil es un universo inmenso y maravilloso. Existen cuentos para hablar de prácticamente cualquier tema que nos preocupe o que queramos trabajar en familia. Desde la gestión de la frustración hasta la importancia de cuidar el medio ambiente, siempre encontraremos una historia que nos ayude a abordar el tema de forma sensible y cercana.

Es importante escoger cuentos adecuados a la edad de nuestros hijos e hijas, pero también al valor que queremos transmitir. Libros como 'El monstruo de colores' (Flamboyant), de Anna Llenas, nos ayudan a hablar de las emociones, mientras que el clásico de Antoine de Saint-Exupéry 'El Principito' nos invita a reflexionar sobre la amistad y el sentido de la vida. Si necesitáis más recomendaciones, este artículo ofrece una selección de cuentos que nunca fallan.

La lectura compartida: un diálogo entre páginas

Leer un cuento no es solo una actividad unidireccional. Es una oportunidad para conversar, para hacer pausas y preguntar a nuestros hijos e hijas qué piensan de la historia, cómo creen que se sienten los personajes o qué harían ellos en su lugar. Estas conversaciones enriquecen la experiencia y nos permiten conocer mejor su mundo interior.

Podemos ir más allá y proponerles crear finales alternativos, inventar nuevos personajes o incluso escenificar el cuento, poniendo voces y movimiento a los protagonistas. Convertir la lectura en un juego interactivo fomenta su creatividad y su implicación en la historia.

Tesoros literarios de nuestra tierra

En Euskadi tenemos la suerte de contar con una literatura infantil rica y de gran calidad. Un ejemplo reciente es el de la escritora de Ondarroa Leire Bilbao, que acaba de ganar el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil con 'Klera' (Elkar), un libro que, en palabras del jurado, «presenta una propuesta con el compromiso implícito por la cultura, la paz y la convivencia, abordando temas tan crudos como el conflicto, la guerra y la muerte haciendo que sean comprensibles para el público infantil». Acercar a nuestros hijos e hijas a los autores y autoras de nuestra tierra es una forma de conectarles con nuestra cultura y la realidad social en la que están creciendo, además de poner en valor el talento local.

Más allá de la lectura: compartir y reutilizar

Fomentar el amor por la lectura también implica enseñarles a valorar los libros como objetos preciosos que se pueden compartir. Intercambiar cuentos con amigos o primos, donar los que ya no leemos a una biblioteca o a una asociación, o simplemente crear una pequeña biblioteca familiar donde cada libro tenga su lugar, son gestos que les enseñan valores como la generosidad y la sostenibilidad.

Porque un cuento no es solo una historia. Es un puente que nos conecta con nuestros hijos e hijas, una ventana que nos abre a nuevos mundos y una herramienta poderosa para educar en valores y construir, entre todos, un futuro más empático, más justo y más humano.

Crear rutinas de lectura que perduren

Establecer rutinas de lectura en casa es una de las mejores inversiones que podemos hacer en el futuro de nuestros hijos e hijas. Puede ser el cuento antes de dormir, la historia del domingo por la mañana o el momento de lectura después de la merienda. Lo importante es que sea un momento especial, sin prisas y sin distracciones.

Crear un rincón de lectura acogedor en casa, con cojines, buena luz y una pequeña biblioteca a su altura, les invita a coger un libro por iniciativa propia. Que vean que nosotros también leemos, que nos ven disfrutar con un libro entre las manos, es el mejor ejemplo que podemos darles. Porque educar con cuentos es mucho más que leer historias: es sembrar semillas de imaginación, de empatía y de sabiduría que crecerán con ellos y les acompañarán toda la vida.

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