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Cuidar de quien nos cuida

Cuidar de los demás puede ser una tarea muy gratificante, pero si la situación se prolonga en el tiempo, también puede acabar por invadir todos los espacios de la vida de la persona que adquiere esa responsabilidad

Domingo, 25 de mayo 2025

Según un estudio de del Departamento de Acción social de la Diputación Foral de Bizkaia, «las tres dimensiones del malestar psicológico más frecuentes entre las personas cuidadoras son las somatizaciones, la depresión y la ansiedad.» Además, los cuidados de personas dependientes en el entorno familiar han sido durante décadas un trabajo invisibilizado y menospreciado –por supuesto no remunerado– y que recae hasta en un 89% de los casos en las mujeres. Ellas se ocupan de todo tipo de labores para que la persona a su cargo tenga una existencia digna y todas las atenciones que garanticen su supervivencia física, su salud mental, su educación y sus necesidades afectivas.

Aunque la dignificación de los cuidados y de quienes los ejercen ha empezado a formar parte de una conversación necesaria en nuestra sociedad, no todo el mundo tiene un fácil acceso a la información que le es necesaria. Esta mini guía pretende recoger algunos de las opciones que las administraciones públicas y algunas instituciones ponen a disposición de las personas cuidadoras. También podrás encontrar las direcciones físicas o webs donde dirigirte para solicitarlas.

Ayudas económicas directas

Si has reducido tu jornada o estás en excedencia, o si has tenido que contratar a alguien que cuide a las personas dependientes mientras tú trabajas a tu cargo puedes consultar, puedes tener derecho a la Prestación económica para cuidados en el entorno familiar (PECEF). También existe el concepto de la Renta de Garantía de Ingresos que es compatible con el Ingreso Mínimo Universal estatal, si por la razón que fuera no pudieras tener acceso la PECEF.

Si necesitas un respiro…

Puede que en lugar de dinero, lo que necesites sea ayuda para situaciones concretas y que te sustituyan unas horas o en ciertas tareas, como en el momento del aseo de la persona dependiente o para ir a algún sitio. Para ello existen los programas Respiro Familiar, que buscan aliviar la carga de las personas cuidadoras y les permite disponer de tiempo libre y descanso. También existe la opción de que la persona dependiente pueda beneficiarse de estancias temporales en centros de día, residencias o centros de atención especializados. Además de hacer posible este momento de descanso para quien proporciona los cuidados, estos centros y ofrecen orientación y acompañamiento psicológico o legal.

Aprender a cuidar

Aprender a cuidar mejor, también debería ser primordial, para evitar el síndrome del burnout y mantener una salud mental adecuada. Existen talleres y formaciones que capacitan en habilidades específicas y mejoran el bienestar personal de las personas que cuidan. También existen bonificaciones laborales, reducciones de jornada por cuidados, derechos a excedencias y permisos especiales si te ves en la obligación de combinar los cuidados con tu profesión, o simplemente no quieres renunciar a ella. Incluso existen guías prácticas, con recursos y consejos, que pueden ayudarte a reconocer situaciones de fragilidad en las que hayas entrado sin darte cuenta.

Dónde solicitar las ayudas

Puedes solicitar las ayudas en las webs de cada administración, desde las municipales hasta la de la Diputación Foral o el Gobierno vasco o con los enlaces que te hemos facilitado. Se trata de ir siguiendo los pasos que se indican en cada formulario, pero si lo prefieres también podrás presentar las solicitudes presencialmente y entregarlas en las delegaciones del Gobierno, el registro de tu ayuntamiento o en la oficina de correos. El único requisito siempre indispensable es ser una persona empadronada en Euskadi. Además, las instituciones podrán pedirte que presentes documentación sobre tu situación económica y tu «unidad convivencial», que es el grupo de personas que viven habitualmente en tu mismo domicilio y con quien compartes recursos económicos y cotidianos. De tu situación económica puede depender la cuantía o la frecuencia de las ayudas y prestaciones sociales que se te concedan. En cualquier caso, lo importante es tener claro que existen recursos a los que puedes acceder si lo necesitas. La generosidad de quien cuida debe de verse correspondida por la sociedad, que tiene la obligación de proporcionar a estas personas el apoyo y el reconocimiento que muchas veces se les niega.

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