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«Es crucial evitar depositar en nuestros hijos expectativas desproporcionadas solo por tener altas capacidades»

«Es crucial evitar depositar en nuestros hijos expectativas desproporcionadas solo por tener altas capacidades»

«Tener una alta inteligencia es algo bueno, aunque algunos de ellos todavía no lo vean así», aseguran los autores del libro 'Hijos con altas capacidades. Educarlos felices'

Leire Larrazabal

Domingo, 9 de marzo 2025, 22:11

Beatriz Belinchón, Mario Belda y Maider Belda han publicado 'Hijos con altas capacidades. Educarlos felices'. Saben de lo que hablan, ya que ellos primero han sido niños con altas capacidades y ahora, ya como adultos, son padres y madres de hijos también neurodivergentes. ¿Y cómo son? «Tienen una manera de ver el mundo diferente, su alta inteligencia les permite pensar de una forma muy ágil, llegan a soluciones creativas o nos hacen preguntas poco usuales para la edad que tienen, con una forma de sentir muy profunda y suelen ser emocionalmente intensos», los definen.

El libro es una guía y una ayuda muy útil para padres, familiares y educadores, que contextualiza la alta capacidad intelectual en entornos como el hogar o la escuela, y que además ofrece consejos y pautas para conectar emocionalmente con los menores.

Los tres autores pertenecen a la Fundación Jasón, donde «tratamos de ofrecerles un espacio seguro donde puedan ser ellos mismos, crecer y descubrir que su diferencia es su mayor fortaleza. El verdadero regalo de la alta capacidad no reside solo en el potencial intelectual, sino en la oportunidad de vivir con profundidad y sensibilidad, abrazando cada experiencia con autenticidad», añaden.

- ¿Y entonces por qué está afirmación? 'Yo quiero un hijo normal, como el de mi vecina'.

- En más de una ocasión nos han llegado familias con esta frase, cargada de angustia e incluso lágrimas. Para nosotros, refleja el temor de muchos padres a 'no estar a la altura', a no saber cómo acompañar a sus hijos o al miedo de que, por ser diferentes, no puedan ser felices.

Entendemos que, en un primer momento, los padres puedan pensar que, si su hijo fuera 'normal', tendría más probabilidades de ser feliz. Sin embargo, estamos convencidos de que la felicidad no depende solo de encajar en un sistema o grupo, sino de construir experiencias y oportunidades de crecimiento personal. La verdadera felicidad surge cuando el niño puede conocerse a sí mismo, comprender sus fortalezas y desafíos, y sentirse aceptado tal como es.

Si acompañamos a nuestros hijos en el autoconocimiento, les enseñamos a potenciar aquello que les hace únicos y a trabajar en lo que les resulta difícil, les estamos dando herramientas valiosas para su felicidad. Al ofrecerles un espacio donde puedan ser y expresar lo que sienten sin juicio y ayudándoles a encontrar referentes con quienes se identifiquen, estamos fortaleciendo su autoestima y aceptación personal. Cuando la familia aprende a responder a las necesidades de su hijo, a poner límites y a guiarlo en el camino del autoconomiento, 'raro' se transforma en 'excepcional', y la familia comienza a ver las altas capacidades como un verdadero don.

- Y en el lado opuesto está lo de 'este crío nos va a sacar de pobres'.

- Es cierto que las altas capacidades pueden representar una ventaja en muchos ámbitos, y podrían facilitar el éxito profesional o económico. Sin embargo, es crucial evitar depositar en nuestros hijos expectativas desproporcionadas solo por tener altas capacidades. Cuando un niño escucha comentarios como 'No está mal, pero puedes hacerlo mucho mejor' o '¿Un 9? Deberías haber sacado un 10', estamos añadiendo una carga emocional que puede afectar profundamente su bienestar.

Recordemos que el hecho de tener potencial no implica que la autoestima sea siempre alta; al contrario, la presión por cumplir expectativas ajenas puede generar altos niveles de estrés y ansiedad. Es fundamental entender que, aunque un niño con altas capacidades puede hacer grandes cosas, no tiene la obligación de hacerlo. Nuestra misión como padres y educadores es acompañarlo, ofrecerle oportunidades de enriquecimiento a su medida, y respetar su propio ritmo. Enriquecer su vida no significa exigirle que rinda más que los demás simplemente por ser diferente, sino ayudarlo a crecer de manera equilibrada y acorde a sus demandas.

- Hay que tener muy claro que la inteligencia es un don, no una maldición. No es un castigo, no es una tragedia.

- Desde nuestro punto de vista y es lo que tratamos de explicar y trabajar en nuestros grupos de inteligencia emocional de niños y adolescentes de Jasón, es que tener una alta inteligencia es algo bueno, aunque algunos de ellos todavía no lo vean así, porque desde temprana edad es bonito que ellos hagan un trabajo de aceptación y autoconocimiento. Esto les puede da a veces miedo, sentirse diferentes al resto, pero también ofrece la oportunidad de conseguir ciertos objetivos con una mayor facilidad (siempre acompañado del esfuerzo), lo que les puede ofrecer unas bonitas oportunidades en la vida, sin ir más lejos, en nuestro caso, nos permite ayudar diariamente a personas con situaciones similares que necesitan sentirse arropadas y comprendidas.

«La inteligencia puede ser una herramienta sumamente poderosa cuando se utiliza bien»

- La parte intelectual de una persona es un arma y herramienta poderosa.

- La inteligencia, entendida como la capacidad de adaptación a diferentes entornos a través de habilidades cognitivas y conductuales, puede ser una herramienta sumamente poderosa cuando se utiliza bien. Sin embargo, su potencial solo se manifiesta si va acompañado de una buena autoestima y de una adecuada gestión emocional. Todos, independientemente de nuestra inteligencia, podemos tomar malas decisiones si nos dejamos llevar por impulsos de enfado, decepción o frustración, pero en el caso de los niños con altas capacidades, esta complejidad de amplifica: la inteligencia les ofrece un abanico de posibles respuestas, y cuando se mezcla con la intensidad emocional que suelen experimentar, puede dar lugar a situaciones difíciles y desafiantes. En estos casos, la capacidad intelectual actúa como un amplificador de sus reacciones, sean estas adecuadas o no. Por ello, el trabajo en la gestión emocional es especialmente importante para los niños de altas capacidades, ayudándoles a enfrentar los retos con equilibrio.

- ¿Conviene que esos niños conozcan que son más inteligentes para entender que son diferentes, no raros?

- Es fundamental que los niños de AA CC conozcan lo que implica ser altas capacidades, que se trata de un perfil que incluye a una parte intelectual, una forma de relacionarse socialmente diferente, una forma de sentir y de recibir estímulos de una forma mucho más profunda. Nuestra experiencia nos indica que los niños que son de altas capacidades desde una edad muy temprana ya lo saben o al menos son conscientes de que no son iguales que sus compañeros, por el tipo de juego, intereses, respuestas... por lo que explicárselo suele suponer para ellos un alivio al encontrar respuestas, se siente que efectivamente sus sospechas eran ciertas y que no hay nada malo en ello, y aquí también es muy importante que los padres se lo expliquemos desde la naturalidad para que ellos se sientan comprendidos y sostenidos emocionalmente por su círculo más cercano.

- ¿Los niños con altas capacidades son más sensibles?

- Tienen una forma más intensa y completa de recibir los estímulos del entorno, una misma situación les afecta más que al resto, reciben más inputs. Pero no tienen más estrategias que los demás para gestionar toda esta información, así que muchas veces van sobrecargados (con el vaso casi lleno a nivel sensorial y emocional) y por eso puede parecer que son más exagerados, o que reaccionan de una forma que nos sorprende.

Si les enseñamos a comprender cómo sienten y qué hacer para poder expresarlo de una forma regulada, esta sensibilidad es un regalo porque les permite disfrutar más de cada experiencia, aprender con mayor profundidad. Vivir la vida exprimiendo cada experiencia.

- Y tenemos que dejar claro que son niños felices...

- Hace poco lanzaba esta pregunta a los adolescentes, y me contestaron ellos que tenían la misma probabilidad de ser felices que el resto de la población, y con ello me quedo... son niños que por supuesto pueden tener amigos, ser felices, aprender a identificar y gestionar sus emociones, para ello, es fundamental el apoyo de su entorno más cercano y rodearse de personas que les entiendan y les quieran tal y como son.

- ¿En las escuelas estos niños reciben la atención educativa adecuada?

- Cada vez los colegios están más sensibilizados en la identificación del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, y cada vez se está haciendo más visible la necesidad de adecuar la respuesta educativa a cada perfil, pero también es cierto que nos quedan unos años de trabajo por delante, para que los que van ahora abriendo el camino vayan sembrando en las siguientes generaciones, pero estamos en el camino de hacerlo posible.

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