«El uso excesivo de las tecnologías es una adicción como cualquier otra»

La doctora Carmen López alerta sobre los peligros que acarrean los usos prolongados de los dispositivos digitales

Nina Araluze

Viernes, 31 de octubre 2025

Mediante su proyecto 'Hijos con éxito', la doctora en pedagogía Carmen López Suárez realiza la importante labor de ayudar a las familias en la crianza. Está especializada en diversas áreas sociales como la educación sexual o las estrategias de comunicación familiar, en consonancia con los paradigmas contemporáneos . En su libro 'Pon límites, no pantallas' trata de encaminar a los progenitores hacia una educación libre de interminables sesiones tecnológicas en aras de un desarrollo cognitivo integral.

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-¿Cómo fue la respuesta que recibió por parte de los lectores?

Según me cuentan, les encantó. Comentan que es ameno, fácil de leer y que está escrito con rigor. De modo que estoy feliz, ya me costó enormemente escribirlo, acostumbrada como estaba, a escribir artículos científicos y no divulgativos. En mi perfil de Instagram he creado un destacado con los mensajes que obtengo sobre el libro. 

Carmen López Suárez.

-Menciona en sus textos que en ocasiones los padres permiten un uso excesivamente prolongado de los teléfonos móviles, por ser lo 'sencillo'. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias subyacentes?

Educar en tiempos de internet representa un gran reto para las familias. No es de recibo que tantos menores pasen horas y horas delante del móvil o la televisión, sin supervisión parental. Y más, cuando de todos es sabido que durante la infancia y la adolescencia el cerebro aún está inmaduro y no tiene capacidad de autocontrol.

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Cabe señalar, de manera ineludible, que en el caso de las chicas se observan más situaciones de abuso digital que en los chicos ('grooming', envío no consentido de contenido sexualizado o presión para compartir imágenes íntimas) debido a que su identidad y autopercepción corporal están aún inmaduras. 

Un trabajo empírico recientemente publicado confirma que cuanto antes reciba un dispositivo un menor, peores serán sus indicadores de salud mental en la juventud y la adultez. En la disertación se analizó el cociente de salud mental de más de cien jóvenes con el fin de evaluar aspectos positivos y negativos de las funciones emocionales, cognitivas y sociales necesarias para afrontar las adversidades. Los datos muestran que los jóvenes que recibieron su primer móvil durante la primera infancia presentan un bajísimo coeficiente de salud mental, en comparación con aquellos que lo recibieron durante la adolescencia.

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- ¿De qué forma sería posible concienciar a los padres de que presten mayor atención al contenido que visualizan sus hijos?

Los menores educados en la permisividad suelen buscar ávidamente emociones agradables. Se muestran más vulnerables y tienen, a su vez, más dificultades para aceptar jerarquías y tolerar el fracaso. Propongo un estilo de crianza respetuoso donde se mantenga una relación cálida, afectuosa, razonada y comunicativa.

Las investigaciones han mostrado que estas pautas favorecen en mayor medida a la estabilidad emocional de los jóvenes, debido a que se genera un contexto de diálogo, respeto y ejemplo. Asimismo, se potencian las capacidades del menor de forma constante y coherente, en el estilo 'respetuoso', es sabido por ellos que pueden expresar sus emociones, sus desacuerdos y sus temores, porque serán escuchados y no reprendidos.

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Y es mediante esto, que comienzan a respetar a los demás sin miedo. Con este tipo de valores se presentan niveles más altos de autoestima y de desarrollo moral, por ende, manifiestan un mayor interés hacia la escuela y un mejor rendimiento académico, así como una mayor motivación. A su vez, consumen con menor frecuencia alcohol y otras drogas, son menos influenciables por el grupo de iguales y presentan menos problemas de conducta.

-¿Cree que la adicción a las pantallas puede asemejarse a la sensación de dependencia hacia, por ejemplo, el tabaco en un adulto?

El uso excesivo del móvil es una adicción como cualquier otra, la única diferencia es que es un vicio socialmente aceptado. Los circuitos neuronales por los que transita la información son los mismos: dejar una pantalla sin control repetidamente se acerca, más de lo que pensamos, a dar un cigarro para calmar la ansiedad o el nerviosismo.

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-En su libro sugiere que la 'multi-tarea' es un mito.

Los datos aseguran que la 'multi-tarea' reduce la productividad y la concentración. En un reciente estudio llevado a cabo en la Universidad de California, se pidió a diferentes estudiantes que memorizaran ciertas listas de palabras que más adelante intentarían recordar. Para comprobar si la distracción afectaba a su capacidad, les encomendaron que realizasen de forma simultánea otra tarea (tenían que clasificar con el teclado del ordenador una serie de letras, basándose en su color).

Se descubrió que las tareas llevadas a cabo al mismo tiempo afectaban a la memorización y al recuerdo. Las implicaciones de estos resultados son indudables durante la adolescencia, cuando con frecuencia, los jóvenes se encierran en su dormitorio para hacer los deberes con los auriculares puestos, el móvil cerca y la televisión y el ordenador encendidos.

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Opino que la 'multi-tarea' no existe, no es posible prestar demasiada atención a dos cosas a la vez. Al menos, en aquellas actividades que impliquen redes neuronales ejecutivas comunes. El concepto es un mito pues nuestro cerebro no lo permite, debido a que este se concentra en los conceptos secuencialmente, de uno en uno, por lo que realizar varias tareas a la vez dificulta la actividad cerebral. Además, se corre el riesgo de olvidar una de las tareas o dejarlas incompletas, por ende, es conveniente mantener el foco en una sola actividad hasta que se finalice, para posteriormente, continuar con una nueva.

-¿Por qué cree que las técnicas como 'Pomodoro' no se terminan de implementar en escuelas?

Creo que donde más se debería implementar es en el trabajo individual. En relación al trabajo autónomo, es una herramienta que ha demostrado ser muy eficaz, aunque interiorizarla y aprenderla bien exige aprendizaje, entrenamiento y esfuerzo. Quizás por ello, no sea tan utilizada.

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Fue creada por el italiano Francesco Cirillo para alternar el tiempo de estudio con el de descanso. Consiste en realizar periodos de estudio de veinticinco minutos sin distracciones (a cada uno de los ciclos se le denomina un 'pomodoro'). Pasado ese tiempo, se efectúa una pausa de diez minutos, y luego, se continúa el estudio por otros veinticinco minutos, hasta completar cuatro 'pomodoros', tras los cuales se puede hacer una pausa de quince minutos y repetir el proceso otra vez.

Para calcular los tiempos, se emplea una alarma de reloj (o por ejemplo, un temporizador de cocina), nunca el móvil. Estos periodos no son estáticos, ya que hay personas cuyo flujo de concentración es superior a veinticinco minutos; por tanto, podemos adaptarlos a nuestras capacidades, incluso, mantenerlos por una hora o dos.

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- Los primeros padres que tuvieron hijos poseedores de móviles tal vez no fueron tan conscientes del mundo accesible a través de las pantallas. ¿Cómo se podría trabajar por una regularización que prohíba de forma definitiva los contenidos perjudiciales o inapropiados?

Muchas asociaciones están luchando a nivel mundial para que las administraciones regulen todas las plataformas que fomentan contenidos inapropiados y/o explícitos. Algunos países, de hecho, ya lo han legislado.

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Existe un grandísimo problema de cara a los jóvenes y adolescentes que se debe abordar de forma urgente, y es que por ejemplo, las investigaciones revisadas alertan de que los primeros contactos con la pornografía empiezan en torno a los ocho años. Este consumo se hace frecuente y relativamente estable desde el teléfono móvil, a los trece años en varones y quince en las mujeres.

¿Cómo es posible que una niña o un niño accedan a estos contenidos a tan corta edad? Muy simple. En primer lugar, un menor no necesita verificar su identidad ni estar registrado, y además, el contenido es gratuito. Por otra parte, se intercambian entre ellos palabras clave, las cuales, evitarían las restricciones de control parental. O con frecuencia, aparecen ventanas emergentes que contienen publicidad sobre sexo explícito.

La tecnología no ha generado los contenidos pornográficos, pero sí que los ha hecho más accesibles; casi ilimitados, anónimos e interactivos, convirtiéndolos en una escuela de sexualidad para niñas y niños; algo que derivará con bastante probabilidad en conductas de riesgo. Se tiene constancia de que seis de cada diez adolescentes duermen con el móvil en su mesita de noche y uno de cada cinco se conecta a espacios de este tipo después de apagar la luz.

La solución no debe recaer solo en las familias ni en las decisiones individuales (aunque no podemos olvidar nuestra labor de supervisión y control). Los algoritmos están muy bien diseñados para saltárselos, además, los más pequeños no tienen la suficiente madurez para autocontrolarse. Es necesaria y urgente la implicación de los poderes públicos, se debe implementar una formación para toda la familia en el ámbito de un uso adecuado de las tecnologías, así como exigir responsabilidad legal a las plataformas que incumplan las restricciones de la edad mínima. Por último, como pedagoga recomendaría una prohibición real de redes sociales a los niños en pos de su propia protección.

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