Si no estuviese en política estaría en la plaza de enfrente"Si no estuviese en política estaría en la plaza de enfrente"Aintzane Ezenarro
SOCIEDAD

¿El mayo español?

ISABEL URRUTIA
No confían en los políticos. Miles de universitarios, mileuristas, parados y padres de familia volvieron ayer a tomar las calles de 50 ciudades, convocados por las redes sociales«Aglutinamos el descontento. Esto no es cosa de jóvenes y nada más», advierte Democracia Real Ya, la plataforma que ha torpedeado la campaña electoral

Los partidos políticos se tiran de los pelos, los sociólogos piden calma, pero la bola de nieve sigue rodando. Tranquilamente, pero sin pausa. Varios miles de personas volvieron a concentrarse ayer, en más de 50 ciudades españolas, para dejar claro que el 15-M no fue una anécdota.

De pie, acurrucados, en silencio o entonando cánticos -cualquier cosa menos montar tiendas de campaña, que está prohibido-, se niegan a quedarse de brazos cruzados. En Madrid, al grito de «No nos representan», un tumulto colapsó la Puerta del Sol, convertida en símbolo de la protesta. Centro de todas las miradas.

Detrás de este movimiento civil, que ha ido a más gracias a las redes sociales, se encuentra la plataforma Democracia Real Ya, un fenómeno que logró el pasado domingo convocar a más de 130.000 personas a lo largo y ancho del país. ¿En serio? De acuerdo, maticemos: es la cifra que baraja -con mucho optimismo- la propia organización, que concentra colectivos como No les votes, Afectados por la Hipoteca, Intermón-Oxfam y Ecologistas en Acción. Muy probablemente no habrán sido tantos, pero solo en Madrid consiguieron atraer a más de 25.000 simpatizantes. Son estimaciones de la Policía Nacional, que no admiten vuelta de hoja.

«Dicho lo cual, yo estimo, según mis fuentes y cálculos, que llegaron a las 50.000 a nivel nacional, una cantidad muy, pero que muy respetable», subraya Ramón Adell Argiles, sociólogo de la UNED y experto en Movilizaciones Sociales. Lleva 35 años asistiendo a manifestaciones con una libreta en el bolsillo -desde antes de la Transición, cuando los 'grises' iban a caballo- y hacía tiempo que no veía «tanto cabreo y euforia entre la gente; esto tiene futuro, no se quedará en flor de un día». Así pues, queda claro que no todo eran batucadas, bailongo y bocadillos de chorizo. El 15-M no fue un domingo cualquiera. Veamos por qué.

¿Quiénes vociferan la consigna 'No somos mercancía en manos de políticos y banqueros'? Pues un poco de todo: jóvenes universitarios, trabajadores autónomos que no llegan a fin de mes, padres de familia que han perdido la casa y tienen embargada la cuenta corriente, jubilados con ganas de recordar viejos tiempos o, sencillamente, ciudadanos con un espíritu cívico que les impide caer en la resignación. Gente como Gala Pin, una licenciada en Filosofía que se parte el pecho por sacar adelante a sus vecinos de la Barceloneta. «He trabajado como técnico de intervención social en mi barrio, aplicando programas del Ayuntamiento y la Generalitat. Y, de verdad, todo eso lo hacía por auténtica vocación; ahora sigo como miembro de una asociación vecinal. ¿Qué me mueve? Algo tan sencillo como 'construir presente'. No podemos dejarlo todo en manos de los políticos», explica esta catalana de 30 años, actualmente en paro pero capaz de salir adelante saltando de 'curro' en 'curro'. Su mayor interés es contribuir a despertar «el sentido colectivo de la vida, si no arrimamos el hombro y ponemos los puntos sobre las 'íes', mal andamos».

Un talante compartido por decenas de miles de 'cabreados' -muchos con la lectura todavía reciente del panfleto 'Indignaos', del francés Stéphane Hessel-, que tomaron las calles, al rebufo de una serie de acontecimientos que han actuado como fichas de dominó. El 'órdago' de Islandia, que ha llevado a la nacionalización de los bancos en bancarrota, las protestas estudiantiles en Portugal, las revueltas en el norte de África..., todo esto ha propiciado una eclosión en España que, advierte el sociólogo Ramón Adell Argiles, «no afectará a los resultados de las próximas elecciones municipales y autonómicas, pero dejará un poso duradero». Esa euforia, que él pudo percibir en la manifestación de Madrid, es la mejor garantía de que se ha tomado carrerilla. «Esto no se va a parar fácilmente; otra cosas es cómo se vaya gestionando y cómo respondan los interpelados. Ya sabe, Gobierno y poder financiero. Pues bien, si todos se cierran en banda, surgirán liderazgos naturales y puede que esto derive en un movimiento político... En fin, todo está por ver. No perdamos la pista». O sea, da la impresión de que la bola de nieve parece imparable.

Para empezar, ahora resulta que las 'sentadas' han empezado a proliferar en media España, lo mismo en la plaza Arriaga de Bilbao que en la del Ayuntamiento de Valencia, sin necesidad de levantar acta o pedir permiso a nadie. ¡La espontaneidad al poder! Las decisiones se toman a golpe de 'ratón' mandando un 'SMS' a tutiplén. Democracia Real Ya no impulsa directamente las 'sentadas' de marras, pero sí que las apoya con entusiasmo, y critica cualquier acto de vandalismo.

La llamada política 2.0 (propuestas que aparecen en las redes sociales, ya sean facebook, twitter o blogs) nació el 13 de marzo de 2004, con motivo de los atentados de Al-Qaida en Atocha y la mala gestión de la tragedia llevada a cabo por el Ejecutivo. Aquello marcó un hito sin vuelta atrás. Las redes sociales se han convertido en una correa de transmisión que, a la chita callando, mantienen vivas las inquietudes y profundo malestar de un colectivo -entre 25 a 35 años- que se empeña en ir por libre. De momento.

'Bestias negras'

Tanto el PSOE como el PP han tomado buena nota; y más les vale porque son ellos los que están en el punto de mira. Una de sus 'bestias negras' es el bipartidismo, como efecto perverso de una ley electoral que «no garantiza un sistema auténticamente representativo». Entre quienes piensan que esto les favorece se encuentra Izquierda Unida -algunos de sus representantes se dejaron ver en las concentraciones de Murcia, Cáceres, Jaén...- pero Democracia Real Ya se resiste a pronunciarse a favor o en contra.

Les arrastra «el descreimiento y una desconfianza muy honda» hacia los gestores de la 'cosa pública'. Tienen un punto libertario que se hizo muy notorio el pasado fin de semana. El posible abstencionismo que alientan puede favorecer al PP, «pero seguiremos en la brecha, salga quien salga», alerta Toni Parrilla, portavoz valenciano de la plataforma.

Sea como fuere, ellos recalcan el carácter constructivo de su proyecto: «Nuestra función es aglutinar el descontento. No se crean que esto es cosa de jóvenes y nada más», insiste Natalia Muñoz, miembro de la plataforma en Madrid y licenciada en Derecho. Tiene 35 años y esta preparando oposiciones. Vive en casa de sus padres, en la localidad de Tres Cantos, y «ni muchísimo menos» se considera una 'antisistema'. Ahora está hincando los codos en la biblioteca y se ríe ante las declaraciones de la presidenta de su comunidad, Esperanza Aguirre, que sospecha que el objetivo final es dinamitar las reglas del juego democrático. «Mire, los destrozos que hubo al final de la protesta en Madrid fueron obra de incontrolados... Que todo esto no nos confunda. Los verdaderos 'antisistema' son los políticos corruptos y el poder financiero que han hecho posible la crisis. ¡Esos sí que son 'antisistema' y 'antitodo'!».

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