Borrar
E. Moreno Esquibel

«Hubo algo religioso en el primer viaje»

Como un pasajero más. Así quiso vivir el arquitecto Norman Foster el arranque inaugural del metro, en busca de una «experiencia auténtica»

Martes, 10 de noviembre 2020

Comenta

Una de las imágenes inolvidables de aquel 11 de noviembre de 1995 fue la de Norman Foster como un pasajero más, codeándose con los demás viajeros en el trayecto inaugural. Hace unos días, desde Suiza, evocaba aquella jornada para EL CORREO.

– ¿Recuerda la inauguración del metro?

– Fue una celebración, el final de un proceso y el comienzo de la vida del metro. Recuerdo con mucha claridad el primer viaje en el metro de Bilbao. Hubo algo casi religioso en aquella experiencia, porque uno se hace consciente de las fuerzas de la naturaleza y de la dinámica del cambio al bajar a la estación y recorrer los túneles. El proyecto se basa en la idea de que un túnel excavado a través de tierra y roca es un lugar muy especial, y en la convicción de que la forma y la textura de su construcción tienen características que deberían respetarse y no ocultarse. Parte de esta filosofía tiene que ver con la poesía y la excitación del viaje, pero es también una filosofía de la razón, tanto práctica como estética. Era nuestra intención que el metro sirviese como un símbolo para la ciudad. El hecho de que las entradas a las estaciones sean conocidas por todos cariñosamente como 'fosteritos' es un motivo particular de orgullo para el equipo y para mí mismo.

– En aquel primer viaje, usted no fue con las autoridades, sino mezclado con la gente. ¿Por qué lo prefirió así?

– El día de inauguración de un proyecto, especialmente un gran proyecto urbano como el metro de Bilbao, marca la culminación de años y años de trabajo duro. Hasta ese momento, lo que se va a sentir al habitar ese espacio pertenece al ámbito de la especulación. Supongo que, para mí, era importante tener una experiencia auténtica del viaje, parecida a la de un pasajero normal. Y, mientras pasaba por aquellas estaciones, era como si los numerosos modelos y dibujos que habíamos hecho a través del proceso fuesen cobrando vida. Fue también un recordatorio de la importancia que las infraestructuras tienen en las vidas de todos nosotros y del rol de un liderazgo cívico con mente abierta.

– ¿Cómo se le ocurrió la idea de los 'fosteritos'?

– Estaba sentado en la sección de diseño del estudio con un gran amigo que, por desgracia, ya no está aquí. Él venía de la tradición geométrica de la Bauhaus y pensó que las entradas a las estaciones debían tener forma de cubo. Le dije que en Bilbao solía llover y que deberían transmitir una sensación de protección, y que la forma debería anticipar que vas a ir hacia abajo, algo que fuese como una burbuja y que siguiese la corriente de la gente. También queríamos aprovechar las posibilidades técnicas para moldear el cristal que había en ese momento. Y al final acabas con algo que no verás en ningún otro sitio. Solo en Bilbao. Estoy asombrado del respeto con que la gente trata estos elementos, lo que, sin duda, contribuye en general al buen mantenimiento del metro; y el respeto a todos aquellos que lo construyeron físicamente.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcorreo «Hubo algo religioso en el primer viaje»

25 años de Metro Bilbao: entrevista a Norman Foster