Podemos acelera su derrumbe

La coalición morada se deja casi la mitad de su representación y solo se puede aferrar a la opción del tripartito al repetirse la mayoría de izquierdas

Lunes, 13 de julio 2020, 00:17

Ni la peor de sus previsiones internas alertaba de un escenario tan fatídico. Elkarrekin Podemos-IU aceleró este domingo la sangría de apoyos que ... lleva sufriendo en Euskadi desde que su victoria en las generales de 2015 y 2016 encumbró su proyecto en una comunidad tan políticamente atomizada como la vasca. La coalición morada perdió la confianza de 85.000 ciudadanos y casi la mitad de su representación parlamentaria: de once escaños a seis. Un batacazo en el que la candidatura de Miren Gorrotxategi solo puede aferrarse a un clavo ardiendo. La izquierda sigue sumando mayoría absoluta en la Cámara autonómica, por lo que la opción del tripartito es matemáticamente viable. Otra cosa bien distinta es la puesta en práctica de un acuerdo que ni EH Bildu ni PSE quieren explorar.

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La caída era ciertamente esperada, pero no hasta tal punto. Sus cálculos más realistas pasaban por obtener entre siete y ocho escaños, una meta que no se alcanzó en ningún momento a lo largo del renqueante escrutinio. Aún más lejos quedó la posibilidad de reeditar los once parlamentarios de 2016 o incluso mejorar aquel resultado, algo que solo alimentó un CIS completamente fallido. El contexto político de estas elecciones resultaba bien diferente al de hace cuatro años, cuando Podemos estaba en la cresta de la ola. Pablo Iglesias venía de rozar el 'sorpasso' al PSOE, circunstancia que sí se consumó en Euskadi, aunque con una cosecha menor a las expectativas que generó la plancha de Pili Zabala.

De hecho, esta vez la marca Iglesias parece haber castigado a la alianza morada. El recuento de papeletas desactivó la aspiración de rentabilizar su entrada en el Gobierno central y revertió el adelanto al PSE. Aunque la candidatura de Gorrotxategi ha reivindicado de forma incansable logros como el Ingreso Mínimo Vital, el electorado vasco no ha querido premiar la conformación del primer Ejecutivo de coalición en Moncloa. El «sí se puede» no ha surtido efecto. Y tampoco es que el vicepresidente segundo se haya volcado en la campaña, a diferencia del importante respaldo de Pedro Sánchez al PSE y, sobre todo, de Pablo Casado a la coalición PP+Cs.

Trasvase a EH Bildu

Envuelto en la polémica del 'caso Dina', Iglesias pisó suelo vasco solamente en dos ocasiones durante ese periodo. Sus intervenciones respaldaron el objetivo de gobernar con abertzales y socialistas, aunque de una forma un tanto tibia. El secretario general de Podemos trató de surfear la contradicción de querer desbancar de la Lehendakaritza al PNV, al mismo tiempo su socio más estable en el Congreso. Mientras los dirigentes de Elkarrekin Podemos-IU denunciaban el modelo «precarizador y privatizador» de los jeltzales, Iglesias solo encontraba un argumento en la «renovación» que necesita «de vez en cuando» la democracia.

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Y aunque Euskadi volvió a configurar este domingo una mayoría de izquierdas, no deja de ser curioso que otorgara mayor confianza a EH Bildu y PSE, contrarios al tripartito, y se la quitara a Elkarrekin Podemos-IU, su máximo valedor. En la alianza morada se declaran víctimas de la alta abstención, que en su opinión desmoviliza al electorado de izquierdas y beneficia a los partidos del Gobierno. Realmente a quien impulsó el retroceso de la coalición fue a EH Bildu, que no cumple ninguno de esos dos supuestos.

Resulta difícil cuantificar realmente qué influencia ha tenido la figura de Gorrotxategi en la debacle de este domingo porque los pronósticos ya eran malos cuando resultó elegida candidata contra todo pronóstico. Lo que sí queda claro es que el cambio de rumbo, alejado del pragmatismo de antaño para recuperar el eje social, no ha sido capaz de remontar el vuelo. También hizo mella la marcha de Equo Berdeak, que acaparó 11.600 votos. Perdida ya la barrera del 10% de los apoyos −se quedó con el 8,03%−, Elkarrekin Podemos-IU se enfrenta a una legislatura con escasa influencia en el Parlamento y cuantitativamente se acerca al reducido espacio que solía ocupar Ezker Batua en la política vasca.

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Las claves

  • Cálculos Las previsiones internas pasaban por cosechar siete u ocho escaños, conscientes del diferente contexto respecto a 2016

  • Sin efecto El electorado vasco no ha querido premiar su entrada en el Gobierno central pese a medidas como el Ingreso Mínimo

  • Trayectorias Entre las tres fuerzas de un eventual tripartito, los votantes premiaron a quienes lo rechazan y castigaron a su impulsor

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