El PNV gana en votos, empata con Bildu a escaños y tiene mayoría absoluta con el PSE
Los jeltzales son la lista más votada y la coalición abertzale logra un resultado histórico con un PSE y un PP al alza
Casi, pero no. EH Bildu se quedó rozando con las yemas de los dedos el anhelado 'sorpasso' y no pudo pasar del empate, a 27 ... escaños, con un PNV que salva así los muebles por la mínima y tras un recuento de infarto en el que, por momentos, Sabin Etxea se vio por detrás de su eterno rival por la hegemonía abertzale. La candidatura que encabezaba Imanol Pradales, gracias a su inquebrantable fortaleza en su feudo vizcaíno, pudo, eso sí, ganar con claridad en votos desde el inicio de la noche, lo que, consumado el empate entre siglas nacionalistas, ayuda a enjugar lo que a punto estuvo de interpretarse como una dolorosa derrota.
La pujanza de sus socios del PSE-EE, que ganan dos escaños y rentabilizan al máximo la estrategia peleona de Eneko Andueza y su simbiosis con Pedro Sánchez, garantiza además una cómoda mayoría absoluta de 39 parlamentarios, dos menos que en la actual Cámara vasca. Una cifra que libera de presión al PNV para afrontar con ciertas garantías una legislatura que arranca con una certeza indubitada, que los de Arnaldo Otegi se presentan ya como una alternativa plausible para poder tomar, a medio plazo, las riendas del país. Ya no son perseguidores, sino aspirantes a disputar la 'foto finish'. Basta un dato para ilustrarlo: si en 2016 la distancia en papeletas a favor del PNV fue superior a las 170.000 y en 2020 se redujo a 100.000, ayer los jeltzales apenas si aventajaron a sus rivales en algo menos de 30.000.
Los de Otegi pueden seguir clamando además por una Euskadi gobernada desde la izquierda: ayer, pese a la debacle autoinflingida del espacio confederal de Sumar y Podemos -la clave del subidón de seis escaños de Bildu-, las opciones de izquierda sumaron 40 representantes, tres más que los que tenían. El dominio del nacionalismo en la Euskadi menos soberanista de los últimos lustros es también aplastante, el mayor de la historia: PNV y EH Bildu suman 54 de los 75 escaños del Parlamento, dos tercios de los parlamentarios que tendrán que marcar posiciones si, como parece probable, los de Otegi presionan para abrir el melón del nuevo estatus esta legislatura.
Incluso aunque el escrutinio del voto CERA, el próximo viernes, diera a EH Bildu el último escaño que la coalición abertzale se disputa en Gipuzkoa con los de Andueza, la mágica cifra de 38 escaños estaría garantizada para la actual coalición de gobierno que, casi con total certeza, convertirá a Pradales en el sexto lehendakari de la democracia vasca. Eso sí, la barrera psicológica entre los 27 escaños actuales y los 28 que les permitirían proclamar que finalmente han adelantado por la izquierda al PNV es abismal en términos políticos. Las opciones existen: los de Otxandiano se quedaron finalmente a 1.360 votos de sacar el escaño y en 2020, con una participación 6,5 puntos menor de los residentes permanentes en el extranjero, Bildu aventajó al PSE en Gipuzkoa en 259 papeletas.
El empate, aunque escuece en Sabin Etxea pese a las celebraciones y las sonrisas de anoche, permite a los de Andoni Ortuzar mantener la vitola de ganadores y tomar aire para acometer la negociación del próximo Gobierno vasco, la convulsa etapa en la que se adentra el Ejecutivo de Pedro Sánchez en Madrid, en manos de lo que suceda el 12 de mayo en Cataluña, y, sobre todo, la renovación del actual EBB encabezado por Andoni Ortuzar, pendiente para los próximos meses. La apuesta por relevar a Urkullu contra su voluntad y elegir un candidato prácticamente desconocido en el momento de su nombramiento era arriesgadísima.
Aval raspado
El aval de las urnas ha sido más bien raspado y escasamente entusiasta: el líder del PNV había pedido expresamente una participación superior al 65% para batir con claridad a Bildu y la cifra se quedó en un ramplón 62,50, algo menor en Álava. El resultado en ese territorio era clave para dirimir el empate de una sigla intratable en Bizkaia, el PNV, y otra clarísima ganadora en Gipuzkoa, EH Bildu, y fue la coalición abertzale la que acabó llevándose el gato al agua por primera vez, 4.000 votos por encima del PNV, un escaño arriba y triunfante en Vitoria. Fue, además de la acreditada resistencia del PNV, la fortaleza del PSE la que impidió el 'sorpasso', lo que hace augurar que los socialistas, eufóricos, buscarán aumentar el peso y la representatividad de la sigla en el futuro Gobierno de Pradales, está por ver si con Andueza de vicelehendakari.
La gran noche de Bildu, que desde ayer se apresura a incluir a Navarra en la foto final, para dar la impresión de un PNV cada vez más arrinconado en su bastión de Bizkaia, tuvo, con todo, un regusto agridulce. Porque, pese a los históricos 340.000 votos, no estuvo a la altura de las expectativas alentadas por las encuestas, que llegaron a vaticinar un triunfo en escaños pero también en votos, y porque seguirá planeando la duda de si fue el tropezón de Pello Otxandiano al negarse a aceptar que ETA fue una banda terrorista el que acabó por frustrar el 'sorpasso'. De cara a 2027, la otra gran meta volante de esta carrera de fondo, cabe albergar la duda de si Bildu se plantearía dar el paso de despojarse de su pasado para estar en condiciones de alentar un acuerdo con el PSE.
En una cita en la que casi todos -excepto, claro, Podemos, desaparecida del mapa por la decisión suicida de concurrir en listas distintas a las de Sumar- se proclamaron ganadores, también el PP lo hizo. Javier de Andrés logró mejorar los resultados de Carlos Iturgaiz, al sumar un escaño más por Álava, pero se quedó lejos de sus otros dos objetivos en esta cita. No logró volver a ser decisivo e influyente -la mayoría absoluta lo impide- y tampoco 'comerse' a Vox, un trofeo apetecible para Alberto Núñez Feijóo, que habría podido presumir así de otro Parlamento, como el de Galicia, sin la extrema derecha. La candidatura de Amaia Martínez puede darse por satisfecha: revalidó su escaño, mejoró el porcentaje en Álava y obtuvo casi tantos votos como Podemos.
Los morados pasaron de ganar las elecciones generales en Euskadi en 2015 y 2016 a desaparecer arrasados por las luchas intestinas de la izquierda a la izquierda del PSOE. La otra lista - la de Sumar, la plataforma de la vicepresidenta Yolanda Díaz-, maquilló el fracaso al obtener un escaño por Álava. Ni siquiera lo ocupará su candidata, Alba García, que se presentaba por Bizkaia, sino el representante de Ezker Anitza-IU, Jon Hernández.
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