Las sociedades en tiempos de incertidumbre buscan, más que nunca, seguridad y certezas. Así, los actores políticos que juegan en este tablero electoral del 12- ... J deben también resituarse. Es el caso del PP, en el que, después de la salida de Alfonso Alonso y la pérdida de un valor como Borja Sémper, la llegada de Carlos Iturgaiz suena a 'repesca. Malo, a pesar de su entente con Cs, para un partido lastrado por ciertos comportamientos en el resto de España, que no consigue zafarse de la proximidad tóxica de Vox, o de imágenes tan negativas como las que ofrece Cayetana Álvarez de Toledo.
Publicidad
El PSE-EE, liderado por Idoia Mendia, ha perdido peso específico en el escenario vasco (9 escaños) pero por el contrario ha revalorizado su papel institucional y de gestión al aceptar participar en el gobierno de coalición. Pero cuidado, porque el informe de la CIA relativo a la X de los GAL puede intervenir como un factor desestabilizador. En este sentido, el proceder de algunos barones a nivel estatal, además de resultar decepcionante para cualquiera que crea que los DDHH son un valor universal, podría condicionar los resultados del socialismo vasco. Urge dejar muy claro que posturas como las de Rodríguez Ibarra no pueden tener cabida en una sociedad vasca que avanza, aunque lentamente, por caminos de reconciliación.
Elkarrekin Podemos, aunque Miren Gorrotxategi apueste por la unión de las fuerzas de izquierda, no ha encontrado su momento. A pesar de la frescura que ha introducido en la política vasca no ha conseguido mantener su porcentaje de voto. Quizás la intranquilidad que generan líderes como Pablo Iglesias actúe, también aquí, en su contra.
Los resultados de EH Bildu fueron buenos en 2016 y si bien su perfil democrático se ha visto revalidado en el Congreso de los Diputados por el propio presidente Sánchez, sus dificultades para condenar de forma taxativa las acciones organizadas por ese inquietante grupo denominado ATA dejan abiertos no pocos interrogantes éticos. El pasado sigue lastrando el presente de esta fuerza, ese pasado que no se borra con acetona.
Publicidad
Es el PNV quien con mayor tranquilidad afronta la cita. Aitor Esteban ha conseguido que toda España lo observe como un partido de orden, de buena gestión y de pragmatismo. En Euskadi, a pesar de la mancha de Zaldibar, lo cierto es que la apuesta integradora de Iñigo Urkullu y Andoni Ortuzar le puede aportar votos desde todas las fuerzas políticas de nuestro espectro. Y esto, guste o no, es una gran virtud en política.
Y es que, en época de fuertes incertidumbres, insertos en esa «sociedad de la decepción» que describiera Gilles Lipovetski, estamos esperando que nos ofrezcan, por encima de cualquier otra cosa, certezas. Allí irán nuestros votos.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión