Con la lección aprendida
Tras el bronco debate de hace seis meses, los candidatos al Congreso por Álava han optado por mantener la cordialidad pese a las repetidas pullas lanzadas por Ruiz de Pinedo a Mari Mar Blanco
«Ha sido mucho más tranquilo que la otra vez». Juantxo López de Uralde ha resumido a la perfección el sentir general de los candidatos alaveses que esta mañana han participado en el debate electoral organizado por EL CORREO. Después de una hora de respetuoso intercambio de ideas y propuestas políticas, al que sólo pequeños y entendibles rifirrafes han logrado alterar el biorritmo, los cinco participantes se han levantado de sus asientos con la tranquilidad de haber dejado atrás el 'espectáculo' que se vivió en este mismo foro en la campaña de abril.
El descarnado enfrentamiento que en aquella ocasión mantuvieron Javier Maroto (PP) e Iñaki Ruiz de Pinedo (EH Bildu) estaba en la mente de todos los presentes. El eco de los 'calificativos' que se cruzaron ese día –«ignorante, manipulador, cobarde, indecente, miserable...» aún resonaba. Era el gran elefante en la habitación que nadie se ha atrevido a citar pero que estaba en la mente de todos.
Pero en los minutos previos al debate todo ha sido cordialidad. Puntuales y con buen ánimo, los cinco candidatos –acompañados de sus respectivos asesores– han ido llegando al edificio de las oficinas municipales en San Martín de forma escalonada. Primero Mikel Legarda (PNV), seguido de Mari Mar Blanco (PP), la ministra Isabel Celaá (PSE), Ruiz de Pinedo y, por último, López de Uralde. Eso sí, el expresidente de Equo, procedente de una entrevista electoral previa, con el tiempo justo para cambiarse el jersey que vestía por una protocolaria americana.
Varios estudios internos de los partidos certificaron que lo sucedido en el bronco debate de hace siete meses de EL CORREO fue decisivo para que Javier Maroto perdiera su escaño en beneficio de Ruiz de Pinedo. Así que cada candidato se ha aplicado desde el primer minuto en seguir a rajatabla su estrategia, conscientes de que uno de los cinco se quedará el domingo fuera del Congreso –Álava sólo elige cuatro diputados–.
Sólo con observar el arranque del debate, moderado por las periodistas Olatz Barriuso y Marta Madruga, se ha podido comprobar que los aspirantes acudían con la lección aprendida. Sobre todo Mari Mar Blanco e Iñaki Ruiz de Pinedo. La primera, soslayando a conciencia las constantes interpelaciones del representante de EH Bildu, y éste, atacando una y otra vez a la diputada popular por el entendimiento de su partido con Vox.
Esa táctica le dio buenos resultados en abril y ha tratado de replicarla hoy. Desde el primer bloque del debate, dedicado al bloqueo institucional. Ahí Ruiz de Pinedo ha culpado, dirigiendo su mirada a Blanco, a la «derecha reaccionaria del PP y Vox»; segunda intervención del de EH Bildu y nuevo recado a Blanco por la «irresponsabilidad de la derecha que va con Vox». Tercer turno de palabra del político soberanista y pregunta directa a la popular sobre futuros pactos con Vox. Tres de tres.
Hasta ese momento, Mari Mar Blanco había hecho oídos sordos a los ataques, pero ahí se ha revuelto y ha acusado Ruiz de Pinedo de «estar haciendo la campaña» a la extrema derecha. Ése ha sido el único instante en el que la candidata del PP se ha salido del profuso guion que traía escrito y ha contestado al de EH Bildu. «Veo que le encanta Vox», le ha replicado en un segundo destello de hartazgo.
El resto del debate, como alumna bien aplicada, se ha centrado en arremeter contra Celaá. Esa era su premisa, apuntalar la idea de una lucha bipartidista entre PSOE y PP. En su minuto final lo ha dejado claro: «Si dividimos el voto (de centro derecha constitucionalista), Sánchez se queda y Bildu gana)».
Saludo educado
¿Y el resto de candidatos? Pues como las moderadores, contenían el aliento ante el temor de un nuevo enfrentamiento entre EH Bildu y PP. Alejada la tormenta, se han dedicado a seguir la senda marcada desde las direcciones de campaña. Legarda –siempre con tono amable y tal vez demasiado apagado para un debate–, poniendo en valor el trabajo del PNV en Madrid y su compromiso con la llamada 'agenda vasca'. Y Celaá y López de Uralde intercambiándose reproches por la fallida investidura.
Terminado el debate y apagados los focos, los cinco candidatos han seguido mostrando cordialidad, todos felicitándose por el tono mostrado durante la hora precedente. Aunque eso sí, algunos más que otros. El saludo entre Blanco y Ruiz de Pinedo ha sido, digamos, que educado. Sólo educado.