Reformar una vivienda: ¿mejor para venderla o para alquilarla?

En todo portal inmobiliario existe una tipología de inmuebles, ya sea en venta o en alquiler, que se vuelven invisibles con el paso del tiempo: aquellos en un mal estado de conservación que no llaman la atención de los usuarios y que más interés pierden cuanto mayor es el tiempo que llevan publicados.

En ubicaciones con una importante oferta inmobiliaria, la conservación de la vivienda en venta o en alquiler va a influir notablemente tanto en el interés de quienes buscan casa como en el precio que se puede pedir por ella. Hasta tal punto que un mal estado del inmueble puede convertir en una tarea difícil su salida al mercado, especialmente su venta, ya que la oferta disponible y por tanto la competencia suele ser mayor que en el caso del alquiler.

Mantener durante mucho tiempo un inmueble en venta o alquiler supone además el riesgo de perder dinero, ya que habitualmente implica tener que bajar el precio tarde o temprano. Reformar la vivienda puede ser una solución a la alternativa de rebajar la renta o el precio de venta, que en ocasiones el propietario no considera cuando el inmueble no va a ser para su propio uso.

Reformar una casa antes de venderla puede incrementar su valor en torno a un 20%. En el caso del alquiler la renta se puede revalorizar en un 30%.

En un mercado como el del alquiler, que se caracteriza en la actualidad por una escasa oferta y una amplia demanda, un buen estado de conservación de la vivienda puede suponer la diferencia entre encontrar inquilino o no.

Mientras que quien adquiere una casa puede realizar obras de reforma en cualquier momento, el arrendatario que entra a vivir en un inmueble de alquiler tiene que conformarse con el estado en que se encuentra la casa. De ahí que se pueda afirmar que en el caso del alquiler una buena conservación de la vivienda es fundamental para cumplir con las expectativas de los inquilinos, más aún que en la venta.

Además de permitir cobrar una renta más alta, un inmueble reformado es una garantía de que el arrendatario se encuentra cómodo en la vivienda, por lo que es menor el riesgo de que busque otra casa a la que trasladarse, lo que se traduce en una menor rotación de los inquilinos, con el ahorro de dinero y esfuerzo que esto supone para el propietario. Una renta más elevada permite asimismo hacer una selección más exhaustiva de los inquilinos, y ofrece más opciones de encontrar un arrendatario solvente.

Junto a otros factores como la iluminación y la amplitud del inmueble, existen dos estancias de la vivienda a las que los inquilinos prestan especial atención: la cocina y el baño. Son las dos partes de la casa que más sufren el paso de los años, y además son dos de los factores que más decantan la elección de los posibles arrendatarios.

Al margen de los factores estéticos, el buen estado de elementos como la caldera o la calefacción son fundamentales para garantizar la satisfacción de los inquilinos.

En el caso de los inmuebles en venta, el buen estado de conservación de la vivienda también facilita su puesta en el mercado y permite elevar el precio. Además, puede reducir notablemente el tiempo que el propietario tarda en vender el inmueble. Sin embargo, en el caso de la venta existe una buena proporción de compradores que prefieren adquirir una casa sin reformar a un precio más bajo y ser ellos mismos quienes realicen la reforma.

Aunque pueda parecer que reformar siempre es buena opción, tanto para vender como para alquilar, hay que tener en cuenta el alto coste que puede suponer la rehabilitación. En función de las obras a realizar el coste de una reforma puede oscilar entre los 400 y los 900 euros por metro cuadrado.

Factores como los ya señalados de la iluminación y el estado del baño y la cocina, junto con aquellas actuaciones que pueden permitir una mejor distribución de la vivienda y una mayor eficiencia energética, son las recomendaciones a la hora de priorizar la reforma en la vivienda.

Si no se está dispuesto a afrontar el coste que supone una reforma, otra opción para vender o alquilar un inmueble con mayores garantías es recurrir al home staging, que consiste en realizar mejoras en la casa destinadas a resaltar sus puntos fuertes y disimular sus debilidades, también con el objetivo de despersonalizar la vivienda y hacerla así atractiva para todo tipo de público.