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La semana laboral de cuatro días en Euskadi, una propuesta que la vicelehendakari Idoia Mendia ha trasladado a la mesa de diálogo social y que ... ya ha sido rechazada de plano por la patronal vasca, Confebask, ha puesto en guardia al Gobierno de coalición PNV-PSE, al que se le van viendo cada vez más las costuras ideológicas conforme se acercan las elecciones del 28-M. De hecho, el lehendakari Urkullu ha aprovechado hoy su participación en un acto sobre autoabastecimiento energético para enviar un mensaje tranquilizador a los empresarios y dejar claro que «no se trata de imponer nada» sino de abrir la puerta a «experimentar» con una jornada más reducida, siempre que haya acuerdo, eso sí, entre la empresa y los trabajadores y que la adopción de esta medida sea totalmente «voluntaria».
Las palabras de Urkullu pretendían, según fuentes de Lehendakaritza, aplacar cualquier posible «tensión» en los consejos de dirección y entre patronal y sindicatos en un momento de abultados beneficios para algunas empresas pero de grandes dificultades para otras, tras la propuesta que lanzó la también consejera de Trabajo y Empleo en este sentido en el pleno de control del pasado viernes. Una cuestión que, para el ala jeltzale del Gobierno, puede resultar resbaladiza y generar «expectativas» imposibles de cumplir, teniendo en cuenta, sobre todo que gran parte de los trabajadores vascos, sobre todo en el sector servicios, en comercio y hostelería, siguen trabajando «seis días» a la semana, sin perspectivas reales de que la jornada pueda recortarse a medio plazo. «Es una cuestión muy delicada de gestionar», ha admitido el lehendakari, que ha recomendado «mucho tiento» a la hora de ponerla en práctica, tomando como referencia «experiencias internacionales» y siempre que sea posible «mantener la productividad y los salarios» con menos días de trabajo.
Mendia, que cuenta con el respaldo de CC OO y UGT (ELA y LAB se mantienen al margen del diálogo social), propuso «ensayar» la semana laboral de cuatro días sin reducción de salario y sin incremento de horas para así «estudiar sus efectos» en la productividad y la conciliación, una medida que se completaría con el teletrabajo y la «codeterminación», es decir, arbitrar fórmulas de participación de los trabajadores en la empresa que tengan efectos positivos sobre el empleo.
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Un paquete de iniciativas que buscaría atraer «talento» en un momento «crucial» y de «transición» en el que Euskadi necesita prepararse para los retos futuros y afrontar la sequía de perfiles profesionales colocando la pelota en el tejado de los empresarios. «No solo gestionamos, también transformamos», abundan en Trabajo y Empleo. En el Departamento de Mendia ven «impecables», en cualquier caso, las declaraciones de Urkullu y alineadas con sus intenciones, que, según recuerdan, pasan por poner en marcha un programa piloto «de manera muy acotada y monitorizada» y solo con empresas que de forma «voluntaria» quieran acogerse al proyecto.
Quien sí ha hablado claro al respecto y ha enfriado abiertamente la iniciativa es el consejero de Economía y Hacienda, Pedro Azpiazu, que ha insinuado incluso que «puede sonar electoralista». «A todos nos gustaría trabajar menos e incluso cobrar más. Pero, ¿es posible?», se ha preguntado en Radio Euskadi. La respuesta, a su juicio, pasa por plantear esa hipótesis «con mucha reflexión y consenso» y sólo «si el avance de la productividad lo permite». De lo contrario, ha advertido, se plantearía «un problema grave de productividad para el país y la economía».
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