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Vascos en la carrera del motor eléctrico para aviones

Empresas y centros tecnológicos de Euskadi participan en un proyecto europeo para reducir las emisiones contaminantes de la aviación comercial

Lunes, 19 de julio 2021

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El transporte constituye una de las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Sobre todo el que origina el tráfico rodado, aunque tampoco es desdeñable la contribución de los aviones al calentamiento global. De hecho, según datos del Parlamento Europeo, el transporte aéreo ha aumentado sus emisiones un 128% entre 1990 y 2017. Y ya representa un 3,42% del total, debido fundamentalmente al fuerte impulso del comercio internacional.

Como sucede en otros medios de transporte, la vía escogida para reducir las emisiones de gases consiste en electrificar la propulsión de los aviones, que actualmente utilizan queroseno como combustible. Hoy día ya existen aeronaves que montan motores eléctricos, pero se trata de aparatos de pequeño tamaño con menos potencia que la requerida en los vuelos comerciales.

La Unión Europea, dentro de su programa Clean Sky, viene impulsando en los últimos años una serie de proyectos con un objetivo común: que los aviones puedan funcionar con electricidad en el plazo de tiempo más breve posible. Uno de ellos, denominado Hivomot (High power and voltage operation of electric motors in aeronautics) está liderado por el Ceit, centro tecnológico vasco que impulsa proyectos industriales de investigación en colaboración con los departamentos de I+D de las empresas.

El Ceit, miembro del Basque Research& Technology Alliance (BRTA), trabaja de forma conjunta con otras tres empresas vascas para «desarrollar un motor eléctrico experimental más pequeño y ligero que las actuales turbinas». Según explica Marcos Satrústegui, investigador de la división de Transporte y Energía del Ceit, este motor funciona con tecnología High Temperature Superconducting (HTS), «basada en materiales superconductores, y que debería ofrecer las mismas prestaciones que las turbinas de gas que emplean los aviones comerciales de más de 50 pasajeros».

Los motores eléctricos utilizados en los vehículos de transporte urbano, la generación eólica o la industria se basan en un sistema de imanes de neodimio situados en el rotor. Una tecnología que, en opinión de Satústregui, está ya «muy al límite de sus capacidades» y que requiere soluciones que ofrezcan un mayor rendimiento. La tecnología HTS que investiga el consorcio vasco aportaría una mayor potencia de propulsión con menor peso para obtener unas prestaciones muy parecidas a las de las turbinas de gas que montan los actuales aviones.

Uno de los mayores retos a los que se enfrenta el proyecto Hivomot es conseguir una mayor capacidad de refrigeración para los motores, puesto que la tecnología HTS necesita unas temperaturas muy bajas (de -200 grados centígrados) para operar de forma eficaz. Es en ese ambiente de frío extremo donde los materiales superconductores «explotan todo su potencial y evitan pérdidas».

Cada una de las empresas del consorcio cumple con su papel en el proyecto. Alconza Berango, del Grupo Irizar, realizará los ensayos del prototipo que se fabrique. Además, analizará el comportamiento del motor en condiciones de baja presión para simular la altitud. Ante Magnets, de Portugalete, aporta su experiencia en la fabricación de electroimanes, mientras que otra compañía vizcaína, Suprasys, está especializada en el desarrollo de todo tipo de soluciones tecnológicas avanzadas.

Por su parte, Ceit lleva casi 25 años investigando el potencial de los motores eléctricos, y hace dos decidieron volcarse en proyectos del sector aeronáutico, donde «se están abriendo muchas oportunidades. Por eso estamos atentos a todas las convocatorias. Así fue cómo tuvimos conocimiento del programa. Después contactamos con el resto de empresas y lanzamos la propuesta», cuenta Satrústegui.

Investigación en baterías

El de Hivomot es, no obstante, «un pequeño grano de arena» en la búsqueda global de un motor eléctrico eficiente para los aviones. Otras líneas de investigación se centran, por ejemplo, en desarrollar una batería lo suficientemente potente para permitir vuelos de larga distancia. Pero que al mismo tiempo sea lo más ligera posible.

El investigador del Ceit cree que la electrificación de los aviones está aún en sus pasos iniciales, «como sucedía con los coches hace ya dos décadas». Sostiene que para 2030 o 2035 la tecnología «puede estar ya lista». El problema viene «cuando después hay que pasar el filtro de un montón de normativas, que hace que todo se ralentice mucho».

De momento el siguiente paso de Hivomot es comprobar si uno de los prototipos de motor eléctrico que se están desarrollando «podría ser implantado en un avión real». Mientras, los grandes agentes de la industria europea asisten «con un notable interés» a todas estas investigaciones. De hecho, el consejo asesor del proyecto -creado a instancias de la Unión Europea- integra a representantes de Airbus, ITP, Indra, Safran y Egile.

Hivomot, que arrancó a principios de este año y de desarrollará hasta junio de 2023, cuenta con la financiación de los fondos de la Unión Europea en el marco del programa Horizonte 2020.

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