Sectores de actividad con miedo al futuro
Econfidencial ·
Apenas si acabamos de digerir el día a día y el mes de confinamiento y que llevamos encima, cuando todo el mundo está pensando ya ... en la vuelta a normalidad, la desescalada controlada, progresiva y poco a poco, que se puede producir a finales de abril. Quizá más bien a mediados de mayo. Lo está haciendo el Gobierno –así lo han reconocido varios ministros- y también lo están haciendo las empresas, con mayor o menor pesimismo en el análisis. Optimismos, que se sepa, no hay muchos precisamente.
Así las cosas, superado el primer impacto, hay algunos sectores de actividad que ya descartan una recuperación rápida, en V y piensan que pueden atravesar una larga travesía del desierto. Solo son capaces de ver una L. En el mejor de los casos, el signo de la raíz cuadrada. Son meras especulaciones, razonamientos lógicos que no necesariamente tienen que cumplirse, pero que están ahí.
Es el caso, por ejemplo, del sector aeronáutico. El anuncio de Airbus de recorte de la producción en algunos de sus aviones de mayor éxito comercial ha sido la señal que ha encendido la alarma. Nadie es capaz de adivinar ahora cuando se relejará el cierre de fronteras, la restricción de movimientos de las personas y también el temor individual a entrar en la cabina de un avión. Un lugar pequeño en el que la proximidad de otras personas es inevitable. El sector –y en el País Vasco tenemos un buen número de empresas y empleos en él- teme ya una reducción prolongada de la actividad de las compañías aéreas, la quiebra de un buen número de ellas y la cancelación masiva de pedidos de nuevos aviones. La sensación de esas empresas es similar a la que se instaló tras el atentado del 11-S en Nueva York.
En el automóvil hay una sensación también pesimista de cara al medio plazo. «La compra de un vehículo nuevo va a pasar a ser la octava o novena prioridad de los ciudadanos», asegura un empresario del sector. Quedará relegado hasta que los ciudadanos vean asentado de nuevo su empleo y su renta. Menos adquisiciones de vehículos en Europa durante un periodo prolongado de tiempo, quizá un par de años, significa menos piezas a producir. Nuestro PIB industrial, el vasco, puede quedar herido durante ese periodo.
Tenemos pocos huevos puestos en la cesta del turismo pero hay una parte del empleo de la comunidad autónoma que depende de él –hoteles, agencias de viajes, restauración, parte del comercio, etc.- que también se muestra incapaz de visualizar una recuperación sostenida para esta actividad.
Del cine en salas, teatro, conciertos y otras actividades que impliquen concentración masiva de personas… mejor ni hablamos.
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