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«No se puede consentir que bajo el paraguas de la tecnología y los nuevos modelos nos saltemos las reglas»

«No se puede consentir que bajo el paraguas de la tecnología y los nuevos modelos nos saltemos las reglas»

Iker Barricat, director general de Adecco España, advierte de que «no se pueden confundir las plataformas, es decir, los medios, con los modelos contractuales»

iratxe bernal

Sábado, 5 de octubre 2019

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El mercado laboral afronta hoy un reto de mayor calado que la ralentización económica o la inestabilidad política: los cambios que la digitalización y algunos de los negocios disruptivos que han nacido con ella aportan a los modelos de contratación. Muchas voces ya alertan de la precarización que sustentan muchos de estos negocios, que, como advierte Iker Barricat, director general de Adecco España, «crean trabajadores de primera y trabajadores de segunda». «Ya hay una serie de figuras reguladas (como el autónomo o el 'trade') a las que acudir. El hecho de que se trabaje para una plataforma o una empresa física no tiene por qué implicar ninguna diferencia», subraya este baracaldés licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto.

-¿Se nota ya en la contratación el cambio de ciclo económico?

-Es cierto que estamos viendo una cierta ralentización en los principales indicadores económicos, entre ellos la creación de empleo, pero creo que también hay que tener un poco de perspectiva. España venía creciendo a un ritmo del 3%, que es muy fuerte, el doble que los países de la Unión. De modo que aunque una desaceleración no es una buena noticia, tampoco debemos ser alarmistas y pensar que vamos a entrar en una crisis como la de 2007. Lo que tenemos que hacer es ponernos a trabajar para hacer las reformas que ya son necesarias, porque lo importante no es cómo estamos sino qué hacemos para cambiarlo.

-¿Cómo va a complicar la situación el momento político que vive España?

-No tener gobierno es una malísima noticia. Lo complica todo. Una de las principales necesidades de las empresas, y los inversores en general, es la estabilidad y si no hay gobierno tenemos justo lo contrario; incertidumbre ante lo que pueda ocurrir. Por no hablar de las reformas que no se emprenden. Pensar que estar parados, que no hacer nada tampoco es tan malo, es un gran error que puedede hacer que cuando llegue una situación complicada nos pille con los deberes sin hacer. Los políticos tienen que poner encima de los intereses personales o partidistas.

-¿Cuáles serían esas reformas que deberá afrontar el próximo gobierno en el ámbito laboral?

-Tenemos muchísimas cosas sobre las que actuar. El mercado de trabajo español tiene una serie de problemas intrínsecos desde hace muchos años, independientemente del color del gobierno. Fundamentalmente, hay que intentar mejorar nuestra tasa de paro, que duplica la media europea especialmente entre los jóvenes, y la fuerte temporalidad, que impide que las personas puedan construir un proyecto vital. Para atacar el problema del paro hay que trabajar las políticas activas de empleo y avanzar en reformas que faciliten la colaboración público-privada para dar mayor efectividad a los servicios de empleo. En el caso concreto del desempleo juvenil creo que hay que implantar fórmulas de contratación que les permitan empezar a trabajar sin dejar de formarse. Hay que dar una vuelta al contrato de formación y evolucionar hacía la formación dual que, por cierto, en el País Vasco está dando muy buenos resultados creando el talento que necesitan las empresas. En cualquier caso, estamos sometidos a un proceso de cambio continuo y hay que garantizar a todos los trabajadores, no sólo a los jóvenes, que podrán formarse de forma continua para no perder sus puestos de trabajo y quedar ya fuera del mercado en la era de la digitalización.

-¿Y con respecto a la temporalidad?

-Por un lado hay que tener máxima determinación para exigir que se cumpla la legalidad y atacar esí los casos de fraude que pueda haber en muchas contrataciones. Pero hay otra parte de la temporalidad que es imprescindible por el peso en nuestra economía de sectores muy estacionales, como el turismo. Creo que las empresas de trabajo temporal tendríamos que jugar un papel más protagonista en la gestión de este trabajo estacional para que las contrataciones sean más eficientes y garantista con los derechos de los trabajadores. Nosotros podemos reubicar a las personas que enlazan contratos temporales en diferentes empresas porque tenemos un gran conocimiento del tejido productivo y sus necesidades.

-¿Estamos hablando de ser contratado de manera fija por la ETT y que está te envíe a una u otra empresa cliente según la demanda de cada momento?

-En algún país como Francia e Italia ya se han creado modelos específicos de contratación de duración indeterminada donde podemos contar con personal propio y ponerlo a disposición de diferentes clientes. Es algo bueno para el trabajador porque el paso por distintas empresas le permite adquirir nuevos conocimientos y habilidades, y porque así le damos continuidad en el mercado laboral. Y también es bueno para la empresa, porque la fórmula permite una gran flexibilidad para disponer de personal según los momentos de actividad. Deberíamos ira analizando el encaje que algo así tiene en nuestra legislación.

-¿Cómo afrontan los cambios que los nuevos negocios digitales están introduciendo en el mercado laboral y los modelos de contratación?

-Hay una cosa fundamental desde mi punto de vista: no se pueden confundir las plataformas (es decir, los medios) con los modelos contractuales. Los modelos ya están legislados; ya existe la figura del autónomo y del 'trade'. Y si de verdad estamos ante un modelo nuevo, habrá que marcar unas nuevas normas de juego para todos. Es verdad que las sentencias dispares y la ausencia de una legislación clara, tanto a nivel europeo como local, generan incertidumbre y quizá tengamos que decidir si el Estatuto de los Trabajadores necesita algún tipo de adecuación. Pero eso es una cosa y otra muy diferente que bajo el paraguas de la tecnología y los nuevos modelos de economía que surjan nos saltemos las reglas del juego y se generen modelos conlleven la precarización del trabajo con trabajadores de primera y de segunda.

-Precisamente a las ETT se las ha acusado siempre de servir para precarizar el empleo. ¿Cómo cree que ha cambiado (si es que lo ha hecho) la imagen que la sociedad tiene de la empresas de trabajo temporal después de 25 años de actividad regulada? ¿Y cómo ha cambiado el papel de éstas en este tiempo?

-Yo creo que ya se nos ve como un actor clave en la inserción laboral y en la garantía de derechos laborales. Nadie puede ya tener ningún tipo de duda respeto a nuestro cumplimiento de la legalidad. Quienes trabajan nosotros, de los que el 25% acaba logrando un empleo indefinido gracias a contrataciones hechas inicialmente a través de nuestra gestión, saben cómo hacemos las cosas independientemente de que en algunos foros se perpetúen mensajes fuera de la realidad. Por otra parte, hemos pasado de ser intermediadores a ser un socio estratégico para nuestros clientes y para los trabajadores. A las empresas las ayudamos a gestionar sus recursos humanos, su flexibilidad, la búsqueda de talento, la formación y la capacitación incluso de cara a las necesidades futuros. Y, finalmente si por desgracia hay que reducir plantilla, ayudamos también las ayudamos a recolocar a estas personas y a ellas les asesoramos para redefinir su carrera profesional ayudándoles a adquirir competencias que les ayuden a seguir trabajando. Ya no somos empresas de trabajo temporal sino consultoras.

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