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Dead Kennedys.
'Kill The Poor': contra la pobreza, bomba de neutrones
Música económica

'Kill The Poor': contra la pobreza, bomba de neutrones

En su corrosiva sátira punk de 1980, Dead Kennedys examinaban desde el punto de vista de una élite inhumana las ventajas de masacrar a las clases más desfavorecidas: «Los antiestéticos suburbios se han ido con un fogonazo», cantaban

CARLOS BENITO

Domingo, 3 de febrero 2019, 04:29

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Jello Biafra, el cáustico vocalista e ideólogo de los Dead Kennedys, se dio cuenta muy pronto de que sus canciones ganaban impacto y efecto corrosivo si escribía las letras en primera persona, asumiendo el papel de algún representante del sistema que pretendía derribar. En la discografía de la banda punk californiana abundan los ejemplos: ahí está, por ejemplo, 'California Über Alles', en la que Biafra se transforma en el gobernador Jerry Brown y anuncia su propósito de convertirse en 'führer', o 'Kinky Sex Makes The World Go 'Round', donde adopta el papel de secretario de Defensa en conversación con el primer ministro británico. Él achacaba esa tendencia suya a su formación como actor en el instituto: «Influyó en la manera en que escribo letras que vienen de alguien que no soy yo. Puedes gimotear hasta el final de los tiempos sobre las maldades de las bombas y las plantas nucleares y demás, pero por qué no escribirlo desde el punto de vista a lo doctor Strangelove del Pentágono», ha reflexionado.

Precisamente de ahí sale 'Kill The Poor', que fue su tercer sencillo y, regrabado, sirvió como tema de apertura de su primer álbum. En la letra, usando un 'nosotros' que representa a una abstracta élite socioeconómica, Biafra propone un novedoso sistema para acabar con la miseria en el país: «La eficiencia y el progreso son nuestros de nuevo / ahora que tenemos la bomba de neutrones, / que es agradable y rápida y limpia y soluciona las cosas», plantea la primera estrofa. El proyecto, cómo no, consiste en utilizar ese armamento (muy de moda en los últimos 70 y los primeros 80) para erradicar en cuestión de segundos a las clases más humildes. «No más impuestos para bienestar social. / Los antiestéticos suburbios se han ido con un fogonazo. / Millones de parados han sido barridos. / Por fin tenemos más sitio para jugar, / todos los sistemas están dedicados a matar a los pobres esta noche», describe con su insolente tono punk, con una melodía y un fondo instrumental que no ocultan su vínculo con la música surf y el pop de los 60. En la siguiente estrofa se felicitará también por la reducción de la tasa de criminalidad y animará a sus iguales a celebrarlo bailando toda la noche.

De Juvenal a Swift

La canción entronca el punk con el género clásico de la sátira juvenaliana, tan hiperbólica y tan sarcástica, y tiene un ilustre precedente en aquel ensayo de título interminable que escribió Jonathan Swift ('Una modesta propuesta para evitar que los hijos de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o su país y para hacerlos útiles al público') para sugerir que los terratenientes ricos se comiesen a la descendencia de los campesinos sin propiedades. Algunas crónicas aseguran que hubo punks fascistas (de aquellos a los que Dead Kennedys dedicaban su tema 'Nazi Punks Fuck Off') que se tomaron la canción al pie de la letra, sin detectar su salvaje humor negro, pero lo cierto es que resulta difícil de creer incluso en ese colectivo poco dado a sutilezas intelectuales.

Jello Biafra no tuvo suficiente con investirse de político en sus canciones y se presentó como candidato a alcalde de San Francisco e incluso a presidente de Estados Unidos, aunque sus campañas sobrecargadas de ironía no se sitúan tan lejos de su música: el objetivo también era señalar con el dedo todo aquello que le parecía detestable o ridículo. Entre sus propuestas para la alcaldía figuraba, por ejemplo, la de obligar a los hombres de negocios a vestir traje de payaso dentro de los límites de la ciudad, aunque a él le ha hartado que siempre se destaque esa parte de su programa. Sus ideas para la presidencia tampoco estaban mal: proponía implantar un salario máximo, abolir el Ejército, bajar a 5 años la edad para votar y enseñar en las escuelas el uso de los estupefacientes, utilizando para ello drogas de verdad. «Aquellos que han visto mi candidatura como un truco publicitario o un chiste -dijo- deberían tener claro que no es ni más ni menos chiste que la de cualquier otro que me puedan citar».

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