La guerra eléctrica entre dos importantes compañías vascas ha comenzado. La industrial y comercial, se entiende, en un terreno muy concreto: la venta de autobuses ... eléctricos urbanos a los ayuntamientos del País Vasco. Dos competidores en un mismo territorio. Una batalla de esta guerra se desarrolló hace casi un año en el Ayuntamiento de Vitoria, con la adjudicación de 13 unidades de autobús eléctrico, que entrarán en servicio en los próximos meses para el transporte dentro de la ciudad. El contrato fue adjudicado a Irizar.
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La pugna entre las dos compañías vascas se va a extender en los próximos años en los principales ayuntamientos de Euskadi, ya que la incorporación de unidades de este tipo parece una apuesta segura. En el caso de la capital alavesa el proyecto ha sido bautizado como BEI –Bus Eléctrico Inteligente- ha supuesto un desembolso cercano a los 43 millones de euros, ya que su implantación ha obligado a realizar también obras de adaptación en algunas calles de la ciudad.
Mientras que Irizar siempre ha estado centrada en la producción de autobuses, CAF alternaba el corazón de su negocio –la producción de trenes- con este otro mercado. Al menos desde el año 2013 cuando creó la filial Vectia para poner un pie en los autobuses eléctricos e híbridos. Pero a finales de 2018 CAF decidió entrar incrementar su apuesta en el mercado de los autobuses con la adquisición de la compañía polaca Solaris, con el objetivo de ampliar su oferta en eso que ya se define como «la movilidad urbana». Solaris, además, tenía el atractivo de ser la plataforma de aterrizaje en el mercado europeo del autobús eléctrico, que poco a poco comienza a ganar peso en las compras destinadas al transporte público.
Lo vivido hasta ahora no pasa de ser un pequeño «anuncio» de la competencia que van a protagonizar estas dos empresas guipuzcoanas en el futuro. Todo muy eléctrico.
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