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En la fila de arriba: Elena González, María Lázaro, Maitane Valdecantos, Maider Tomasera, Mercedes Gallego y Nerea Ariztoy. Abajo: Marta Fernández, Ana Santos, Clara Ávila, Ana Aldea, Cristina Juesas e Iruri Knörr.
«Si te invitan como ponente a una mesa redonda en la que sólo hay hombres, ve»

«Si te invitan como ponente a una mesa redonda en la que sólo hay hombres, ve»

El primer encuentro 'Mujeres digitales' de Iberdrola reúne a once profesionales de éxito en Internet, que subrayan la necesidad de «erradicar la desconfianza en nuestros propios méritos»

iratxe bernaL

Jueves, 14 de noviembre 2019, 23:29

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Algunos psicólogos aseguran que cada vez más mujeres sufren lo que han bautizado como 'el síndrome de la impostora'. Es decir, sienten una gran desconfianza hacia sus propias habilidades y ese pensamiento las inclina a creer que sus logros son más atribuibles a cuestiones externas, como la suerte, que a sus propios méritos. Este convencimiento hace que vean su posible éxito como un fraude y teman quedar en evidencia en cualquier momento. Es decir, viven con la presión de no poder permitirse un solo fallo. «Todas tenemos una impostora dentro, pero hay que dejarla donde no podamos oírla», coincidían en subrayar las invitadas del primer encuentro 'Mujeres digitales' de Iberdrola, en Bilbao, ante un aforo casi completamente femenino.

El evento reunió a once profesionales de éxito que de entrada sólo tenían dos puntos en común; desarrollan gran parte de su actividad en el entorno digital y son mujeres, por lo que junto a las cuestiones puramente técnicas sobre cómo lograr mayor atención del público hacia los contenidos que publican en las redes y medios digitales, la conversación inevitablemente también abordó cuestiones como por qué cuesta tanto librarse de esa impostora.

«Lo primero que tenemos que hacer es librarnos de cualquier sentimiento de inferioridad. Sólo nos sirve para rechazar oportunidades», subrayó Clara Ávila, responsable de estrategia digital de márketing de producto y contenidos en GoDaddy en España. «A veces nos ofrecen cosas, como un ascenso o una presentación en un acto como este, y somos nosotras mismas las que decimos que no estamos preparadas. En vez de pensar que a igual talento igual reconocimiento, nos quedamos en el 'pero cómo voy a ir yo si no sé tanto como los demás'», lamentó Elena González, directora del área digital y social media en Iberdrola.

Si no estás a la mesa es porque estás en el menú

«Eso un hombre no lo hace. Yo he tenido que reclutar a personas expertas para determinados puestos en mi propia empresa y me han llegado currículums de hombres que no cumplían ni uno solo de los requisitos, pero, oye, ellos lo mandan. Ya les dirán que no. Pues eso es lo que tenemos que hacer nosotras; dejar que nos digan que no», subrayó Ana Aldea, fundadora de DataSocial.

«Otro tanto ocurre cuando nos invitan a una mesa redonda de expertos y sólo hay hombres. A mí alguna vez me han invitado como moderadora y he sido consciente de que me llamaban porque tenían que cubrir la 'cuota tetas'. Pero, como dicen los americanos: 'si no estás a la mesa es porque estás en el menú'. Así que ahora me niego a ir a no ser que me inviten también como experta. Y si es así, voy. Voy aunque sea la única mujer, para que el año que viene se animen a invitar a más. Así que si os invitan, id», continuó vehemente.

«También deberíamos erradicar esa idea absolutamente falsa de que no hay nada peor para una mujer que otra mujer. Tenemos que permitirnos fallar, que es muy liberador, y tenemos que ser permisivas con los fallos de los demás, que también lo es. No tener que lapidar a nadie por un error es muy sano», añadió Maitane Valdecantos, Maitane, socia del despacho jurídico AUDENS, jefa de estudios de la Escuela de Práctica Jurídica de Bizkaia y profesora del Máster universitario de acceso a la abogacía de la Universidad de Deusto. «No se puede ser perfecta. Ni la madre perfecta, ni la trabajadora perfecta. Y cuando se asume eso se tienen mucho más claras las prioridades», corroboró María Lázaro, directora de desarrollo corporativo del Real Instituto Elcano.

Hombres con jornada reducida

«En mi anterior trabajo era jefe de cuentas en una empresa. Era una empresa fundada y dirigida por una mujer y de los cinco responsables de área, cuatro éramos mujeres. Algunas tenían hijos, pero ninguna había solicitado la reducción de jornada hasta que lo hice yo. Lo primero que me dijo todo el mundo es cómo se me ocurría pedirlo ocupando un alto cargo, que no había tradición. Y, efectivamente, no la había… Hasta que empezó a haberla. En este caso la ley nos daba ese derecho, pero éramos las propias mujeres de la compañía las que estábamos renunciando a él», contó.

«Las mujeres… y los hombres», matizó Marta Fernández, miembro de la asociación nacional de informadores sobre salud y responsable de comunicación de GaituzSport. «La maternidad nos afecta aunque no tengamos hijos, porque llegadas a una edad, la empresa asume que podrías querer tenerlos en cualquier momento. Ya no eres una persona más de la plantilla, eres una amenaza de maternidad, y eso puede hacer que se nos discrimine para acceder a algunos puestos. Pero si hubiera tantos hombres como mujeres solicitando esa reducción de jornada, esa 'amenaza' sería generalizada y no valdría para justificar ninguna decisión», señaló.

Esa reafirmación personal también ha de tener su reflejo en el uso de las redes sociales, donde «hay que empezar a plantearse en que se basa la influencia y recuperar la autoridad del conocimiento», coincidieron. «Si eres especialista en algo, dilo, para que los demás cuenten contigo, pero también has de ser muy consciente de que debes mantener ese estatus de especialista. A veces empiezas a seguir a alguien en las redes porque sabe mucho de un tema y después si empieza a hablar de otras cosas o recomendar productos que no tienen nada que ver cae un poco en el descrédito», advirtió Iruri Knörr, directora de área digital del Grupo Baskonia-Alavés.

La mesa de expertas, moderada por Ana Santos, se completaba con Cristina Juesas, presidenta de la asociación Somos Mujeres y Empresarias en Álava y autora de la guía de redes sociales del Gobierno Vasco y la Universidad del País Vasco; Maider Tomasera, fundadora de la primera escuela de 'copywriting' en el mercado hispano, Mercedes Gallego, fundadora de la marca de bolsos Mércules; y Nerea Ariztoy, consultora especializada en turismo gastronómico y creadora de la web Turista gastronómico, Eat, Travel & Fun.

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