Los problemas económicos de los clubes de fútbol de primera división se acumulan y el riesgo de quiebra generalizada está sobre la mesa. Ahora, ... por si no tuviesen ya malas noticias traducidas en euros, han comenzado a recibir la llamada de algunas empresas para descolgarse de algunos acuerdos de publicidad, esponsorización y, sobre todo, para anunciar que no renovarán los acuerdos que tenían para el alquiler de un palco VIP en los estadios. Es un goteo, apuntan quienes conocen las entretelas de ese negocio, pero puede convertirse en una epidemia. Otra epidemia.
La contratación de palcos en los campos de fútbol ha sido tradicionalmente una acción que entraba dentro del capítulo de acciones de marketing y relaciones públicas de grandes compañías y a veces de algunas medianas. Poder invitar a clientes y proveedores a una cómoda localidad, en una ubicación más o menos privilegiada y con la posibilidad de comer un canapé en el intermedio, forma parte de una estrategia lógica en la forma actual de hacer negocios. Pero si fueron decisiones de marketing las que llevaron a la contratación de esos espacios, ahora son también otras de 'marketing interno' las que, aseguran algunas fuentes, les están llevando a dar marcha atrás.
No parece una estrategia muy adecuada en la comunicación interna que empresas que han anunciado medidas de ajuste o están a punto de anunciarlas –ya sean despidos o reducciones de jornada-, mantengan gastos que pueden calificarse como «prescindibles» en estos momentos de vacas flacas y apreturas. Un mensaje difícil de tragar por las plantillas a las que se exige sacrificios económicos.
Es sólo una guinda en un complicado pastel, porque los estadios vacíos son sinónimo de caja también vacía, ya que no sólo han desaparecido los ingresos por la venta de entradas, sino que los clubes han tenido que hacer descuentos importantes en los abonos anuales de los socios. Un caos. Alguien pudiera pensar que si la gente no va a los estadios se puede disparar la contratación de las retransmisiones de fútbol a través de las plataformas que ofrecen ese producto de pago. Si fuese así, los clubes tendrían una ventana de oportunidad para renegociar la cesión de derechos de imagen y demandar más dinero por ellos. Pues no parece que haya oportunidad. Lo que transmite el sector de las telecomunicaciones es que lejos de producirse un boom en la contratación del fútbol, hay bastantes bajas. Y sucede porque la crisis económica comienza a hacer mella. Se reproduce el escenario de los palcos. No parece una estrategia familiar adecuada mantener el pago por el fútbol, cuando alguno de los cabezas de familia se ha quedado en paro o va a sufrir un ERTE severo. Y, encima, hay chats en internet cargados de trucos para contratar la retransmisión de la liga española con operadores extranjeros, por menos de la cuarta parte del precio que cuesta en España.
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