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Dejar un bien como prenda: otra forma de garantizar la devolución de un préstamo sin recurrir a hipotecas

La pignoración consiste en ofrecer un activo, físico o financiero, como garantía de pago, del que no se podrá disponer mientras dure el crédito

Jorge Murcia

Sábado, 19 de julio 2025, 00:11

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Para asegurar la devolución de los préstamos, normalmente se conceden a cambio de una garantía personal. Es decir, el prestatario responde con todo su patrimonio, presente o futuro. Pero hay ocasiones en las que la entidad financiera exige una garantía adicional, la pignoración de un bien.

Consiste en dejar uno o más bienes como prenda. Se trata de activos físicos o financieros que cubren el valor del préstamo. Los más comunes son los coches, los inmuebles (tanto locales como viviendas), las joyas y otros objetos valiosos, así como acciones, fondos de inversión o bonos.

La pignoración es una fórmula empleada en banca para asegurar operaciones financieras -la más común de ellas, los préstamos- en casos en los que la persona solicitante no ofrece la garantías necesarias de que será capaz de devolver el dinero prestado.

Es, por tanto, un sistema parecido a la garantía ofrecida en los préstamos hipotecarios (el banco se queda con la casa si hay impago de cuotas), aunque con algunas diferencias relevantes.

La más importante es que el bien pignorado pasa a manos del prestamista durante el tiempo que dure el préstamo. Por lo tanto, no puede ser disfrutado por la persona prestataria.

Eso sí, en el caso de los activos financieros, estos pueden seguir generándole rentabilidades. De manera que, si el tipo de interés que recibe es más elevado que el del préstamo, puede incluso reducir o equilibrar el coste de financiación.

Otra diferencia con el préstamo hipotecario es que se pueden pignorar varios bienes físicos o financieros, siempre que alcancen el valor del crédito concedido.

Una de las ventajas de esta fórmula de préstamo es que la contratación resulta más barata, ya que no hay que abonar gastos como los de tasación, gestoría. Únicamente habrá que acudir al notario para documentar la operación en escritura pública o en póliza intervenida. Y el proceso de aprobación también es más rápido, al estar respaldado el préstamo por un activo.

Es bastante probable además que a través de la pignoración el prestatario obtenga condiciones más interesantes de financiación (tipos de interés más bajos). Eso sí, también tendrá menores plazos de amortización: normalmente no supera los 10 años.

Es una de las principales desventajas de esta herramienta financiera. Otra es que, en caso de no poder devolver el préstamo, el banco puede ejecutar su derecho a quedarse con el bien pignorado.

Si se trata de uno físico, lo saca a subasta pública. Respecto a los activos financieros, pueden ejecutarlos para recuperar el dinero prestado (vender acciones o liquidar participaciones en un fondo de inversión).

Obtener dinero rápido

¿Cuándo interesa pignorar un préstamo? Sobre todo cuando el prestatario no cuenta con un suficiente volumen de ingresos exigidos por la entidad financiera. En este caso puede pignorar, por ejemplo, un inmueble que no utilice o un fondo de inversión que no necesite convertir en líquido inmediatamente.

También son una buena elección si se busca dinero rápido sin tener que deshacerse de inversiones y el objetivo del préstamo es a corto o medio plazo.

Si lo que se pretende es comprar propiedades o financiar proyectos a largo plazo (como una profunda reforma del hogar), la mejor opción será el préstamo hipotecario, puesto que da acceso a mayores cantidades de dinero con plazos más amplios.

La pignoración puede constituir la única manera de conseguir un préstamo, sobre todo cuando la cantidad solicitada no es demasiado elevada y se puede devolver en un corto espacio de tiempo. Pero lo habitual es que las entidades financieras lo utilicen como garantía adicional a los créditos hipotecarios.

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