Un cuenco gigante de dientes para que el ratoncito deje mucha pasta
El dúo neozelandés Flight Of The Conchords compuso en 2012 una canción benéfica basada en las propuestas de los niños para recaudar dinero: «Pediremos prestado a la gente y les devolveremos de menos»
CARLOS BENITO
Domingo, 31 de mayo 2020, 17:44
Flight Of The Conchords se definen como «el cuarto dúo de folk más popular que casi gana premios» de Nueva Zelanda, así que nadie podía esperar que afrontasen de manera convencional la tarea de escribir una canción solidaria. Y, aun así, el proyecto cómico-musical de Bret McKenzie y Jemaine Clement supo llevar a buen puerto el desafío con 'Feel Inside (And Stuff Like That)', el tema que compusieron en 2012 en favor de Cure Kids, una ONG que trabaja en favor de la salud infantil. No solo entraron directamente al número uno de las listas de su país, sino que lograron el siempre difícil hermanamiento de las buenas intenciones y el buen humor, ya que su obra también funciona como una amable parodia de los himnos benéficos y sus rebaños de estrellas conmovidas.
Flight Of The Conchords (cuyo nombre viene de un sueño sobre guitarras que volaban como Concordes, de ahí lo de 'chords', acordes) no tiraron de la poética habitual del buen rollo, en plan 'We Are The World' o 'Do They Know It's Christmas?'. Con su lógica particular, llegaron a la conclusión de que una canción que recaudaba dinero para los niños podía basarse precisamente en lo que piensan los más pequeños sobre ese asunto de recaudar. Así que reunieron a unos cuantos alumnos de 5 y 6 años de dos escuelas de Wellington y Auckland y se pusieron a hablar con ellos sobre economía. Les preguntaron, por ejemplo, de dónde salía el dinero: «De los bancos», respondió uno. ¿Y de dónde lo sacan los bancos? «Del primer ministro». ¿Y él? «De la reina». ¿Y dónde lo consigue la reina? «En los bancos». Esa explicación que se muerde la cola acabó literalmente en la letra de 'Feel Inside'.
La cartera de mi padre
También les pidieron que propusieran ideas para recaudar fondos destinados a los niños enfermos, y ahí los peques lo dieron todo: entre sus sugerencias destaca, por ejemplo, la de sacar el dinero de los bolsillos a los ladrones, aunque tampoco está nada mal lo de ir acumulando dientes caídos en un cuenco gigante para que el Ratoncito Pérez (bueno, su equivalente anglosajona, el Hada de los Dientes) no tenga más remedio que dejar un montón de pasta. La canción, interpretada por figuras de la música neozelandesa, se basa directamente en esas propuestas, con un resultado que puede desconcertar si no se conoce su fuente de inspiración. «Necesitamos un millón ciento diez y veintiún dólares. / Necesitamos construir una trampa / para atrapar a todos los ladrones. / Les quitaremos el dinero, robaremos a los ladrones. / Así podemos llenar una casa, / llenar una casa de dólares. / Iremos a la gente y les pediremos que nos presten algo de dinero. / Probablemente todos nos darán algo. / Les devolveremos de menos / y causaremos confusión. / Esa es la solución, sí, ese es el complot (...). / Tenemos que excavar en busca de algo de petróleo, cristales y oro. / Reunir dientes para el hada de los dientes y ponerlos en un bol. / ¡En un bol! ¡Un bol gigante! (...). / Nos deslizamos en la habitación donde roncan mis padres, / mi padre deja los vaqueros tirados en el suelo, / en el bolsillo de atrás hay una cartera que podemos pillar / y coger cincuenta dólares o quizá más. / Si tu padre te pilla cartera en mano / di que es para los niños, lo entenderá».
Más allá del efecto hilarante de ver cómo los cantantes, en el tradicional vídeo colectivo, se aplican a entonar versos tan chocantes, 'Feel Inside' ha acabado como referencia en libros sobre finanzas. En 'La psicología del dinero', la autora británica Claudia Hammond hace referencia a esa cadena que enlaza a la reina, el primer ministro y los bancos. «Dada la compleja circularidad de la economía moderna, se trata de una respuesta que no está nada mal. El dinero, en cierto modo, comienza y termina con los bancos. Y hasta que uno no se pone a trabajar, es difícil entender que la riqueza que el dinero representa tiene que crearse de algún modo», argumenta.
Las aportaciones de los niños permiten, además, acceder al misterioso mundo de las ideas infantiles acerca del dinero: «En la década de los ochenta -apunta Hammond-, dos psicólogas italianas muy influyentes, Anna Berti y Anna Bombi, realizaron estudios con un grupo de niños de entre tres y ocho años para observar cómo sus ideas acerca del dinero iban cambiando a medida que se hacían mayores. Lo que descubrieron en sus investigaciones fue que, en general, los niños de cuatro o cinco años no sabían de dónde salía el dinero. No tenían ni idea de lo que era el trabajo remunerado y solían asumir que a todo el mundo le daban dinero y, en muchos casos, que era el banco el que lo hacía».